Perspectivas (img 4 sep.)

Con los pies colgando del vacío
inventamos vistas y, en el fondo,
somos mar y olas en la mente.

El vértigo teme a las alturas,
la profundidad al que se arrima
sin sombra, sin árbol ni cobijo.

El riesgo es perder la perspectiva,
querer desafiar el equilibrio,
quedarse colgado sin caerse.

Son los horizontes de ida y vuelta,
los peligros justos y asumibles,
el vacío un mal menor, sin duda,
cuando la atracción es un amparo
y el propio rescate es el alivio.

 

Cuántas veces, sin saberlo estaremos con los pies colgando en el vacío. Riesgos, que se asumen en el día a día, pero cada uno sabe el premio que le espera. Me ha gustado mucho tu composición, así como tu interpretación de la imagen. Un abrazo.

 

Me atrajo esta imagen que, salvando las vistas y la profundidad, se parece al avatar que me identifica. Lo que los hace parecidos es que si te caes te matas... seguro.
...Y tienes razón, se siguen corriendo riesgos, día a día, aunque no tengan tan buenas vistas.
Un abrazo, Luis, y muchas gracias por asomarte.

 

Pero si es tu avatar, eso es trampa!
Jajajajjaja.
Saludos cordiales, Alonso.

 

Bonita composición, Alonso, para esta imagen que por cierto, me encanta. Los versos finales me han parecido especialmente espléndidos, gracias por compartir.
Saludos cordiales,
Eva

 

Me parece magnífica esta perspectiva desde cualquier altura, siempre habrá un peligro que propulse la cautela para mantener un equilibrio entre lo exterior y lo interior, entre lo que vemos y nos vemos e inclusive ante lo que ya hemos vivido y estamos por vivir. La palabra equilibrio es la clave y la mejor postura para el constante movimiento y también para mantenernos al borde de cualquier vacío o circunstancia. Me ha encantado tu poema, poeta Alonso, ya sabes que admiro el arte que tan bellamente expresas. Un saludo y gran abrazo para estos días.

 

vivir al borde
y sentir el vértigo, saltar al vacío
por aquello que merezca la pena.
aunque cueste recuperarse
y volver al precipicio...
La vida sin aventurarse
es un poema muy simple...
Qué fácil es sentarse aquí y tomar un café
sin prisas...
Qué buena lectura, amigo entero,un abrazo.

 

Muchas gracias, señor Maramin, por este mensaje que agradezco desde la seguridad de esta silla, que no es de oficina pero que me sirve cuando vuelvo a casa para asomarme a estas sugestivas vistas.
No podría yo tampoco andar por ningún cable (me aterra esa idea)... pero si toco suelo es diferente, aunque sea sentado.
Un abrazo desde La Terreta y moltes gracies.

 

Je je je... Si es que me lo han puesto fácil.
Un abrazo, Sergio, y gracias por asomarte.

 

Gracias, Eva, por asomarte al precipicio; uno de esos tantos que te llaman por su atractivo pero en los que tienes que asegurarte una vía de escape... o salvación.
Un abrazo junto al agradecimiento.

 

Muchas gracias, Luz, por echar una mirada a estos horizontes.
Seguimos arriesgando aunque sea por amor al arte de arriesgar.
Un abrazo poeta.

 

Existen los peligros hasta dentro de casa… y se intenta guardar los equilibrios ante cualquier postura. Incluso en las más arriesgadas, frente al acantilado o las circunstancias.

“Y si caigo,
¿qué es la vida?
Por perdida
ya la di,
cuando el yugo
del esclavo,
como un bravo,
sacudí.”

…decía José Espronceda. Al fin y al cabo formamos parte de nuestras vistas.
Un abrazote, querida compañera de versos, y un abrazo con los naranjos de fondo.

 

Siempre que puedo vuelvo a los precipicios; recompensan los rescates propios y las vistas son espectaculares… aunque después me tumbe en el sofá para saborear uno y mil cafés en buena compañía.
Un abrazote, amiga entera, en esta tarde con Calorcito.

 

Precioso poema para esa imagen Alonso. Los vértigos en las alturas nos mantienen vivos, peores son otros vértigos al ras del suelo.
Un abrazo. José I.

 

Gracias a ti por haberte asomado de nuevo a estas perspectivas.

 

Caray, no me gusta esa pesadilla tuya... !Qué miedo! A mí el sueño que se me repite es que estoy en algún sitio alto, me asomo y echo a volar. Pero, je je, despierto sé que eso es imposible, así que solo me asomo y contemplo el paisaje. Es una suerte no tener vértigo, aunque ya te digo que se corre más de un riesgo (innecesario) aunque sea con gusto (los de casa suelen amonestarme a menudo).
Tomaremos precauciones si vienes, que allá en la montaña tenemos precipicios de diferentes tamaños y profundidades, y no es necesario sentarse al borde, que desde unos metros atrás también se aprecian, je je.
Invitada estás.
Muchas gracias, Ligia, por asomarte y por la simpatía.
Un abrazote.

 

Uyyy, los vértigos a ras de suelo sí que dan miedo. Yo me suelo marear en las colas de los hipermercados... Y sin embargo ya ves.
Muchas gracias, José Ignacio, y un abrazo compañero.

 

Mirar al abismo puede resultar tan adictivo como atemorizante, saludos.

 

Atraen los abismos, pero quedan tantos paisajes y horizontes a los que asomarse que los temores se disuelven.
Gracias por asomarte, M. M... y un saludote.

 

Amigo
la vida es muy sabia sabe ponernos donde nuestros conocimientos y percepciones no nos fallan
que lo escribes bien sabiendo lo que es estar contemplando un paisaje similar.
Yo por ejemplo se bien esos temas según mis experiencias que para muchos serian raros, jeje,
y aun creo que lo asimile bien sin tanto trauma, eso creo, jeje.
Un placer contemplar con tu versar ese paisaje desde las alturas.
Saludos con afecto, poeta, Alonso Vincent.

 

Muy buenos estos versos hermanaso, es un placer poder leer de nuevo en tu espacio pendiendo en el espacio. Un abraso estimado Alonso.

 

Me tiemblan las piernas de solo ver la fotografía Felicitaciones por tu bella y talentosa interpretación de la imagen!! Un abrazo, amigo poeta.

 

Hola Roman y muchas gracias por asomarte a estas vistas.
Yo no puedo dejar pasar ningún precipicio sin asomarme o sentarme un rato a contemplar. La verdad es que voy haciéndome mayor y cada vez tomo más precauciones, pero este año aún seguí subiendo sin arneses a los enormes pinos que necesitaban un recorte de copa.
Un gran abrazo amigo desde los campos.

 

Ya sabes, querido amigo, que me gusta sentir la profundidad de los precipicios, aunque volar, como a ti te he visto alguna vez, nunca lo he conseguido, je je.
Muchas gracias, Selenschek, por asomarte y un abrazote hermano.

 

Todo es acostumbrarse y cuestión de garras y de tendones donde aferrarse, je je.
Muchas gracias, Miguel por asomarte a esta perspectiva.
Un abrazo a la vuelta de los mini árboles de naranjos.