Equidistancia entre ser y no ser.

Hace ya muchas horas que no insulto
ni tan siquiera a un triste podemita
a uno de esos de sol y de camita
que para trabajar escurre el bulto,

pero para gritar forma tumulto
al tiempo que su conciencia adormita;
y ejercitando esa lengua anamita
no tiene parangón, nadie es más culto.

Ni un puño belicista amenazante
ni los abrazos a los terroristas
ni la violencia más recalcitrante:

no me motivan hoy los comunistas;
estoy en stand-by , equidistante
de esos odios y amores altruistas.

 

¿ No te gustan tus congéneres ?
¿ Prefieres verlos trabajando, en el campo ?
¿ Por qué no te apuntas a un curso de agricultura, Manuelo ?
O de cinematografía. O de pintura al óleo.
O de baile flamenco, etc.


Ser es hacer, según Sócrates.
Y si puedes soñarlo, puedes hacerlo. Según Walt Disney.

 

Ay, ay, ay... ¡Que soy de campo, Nommo! Me crié en el campo, trabajando desde muy pequeño en todo tipo de labores agrícolas... Nadie sabe más de campo que yo. Un abrazo. Manuelo.

 

¡ Vaya ! Me he topado con la horma de mi zapato.
Recibiré con orgullo, la patada de la iluminación. En el trasero.
Y es que no dejamos de aprender cosas nuevas, a lo largo de la semana.
Yo estoy empezando a amar a nuestra Madre Tierra.
Literalmente. Echo de menos los campos, bajo mis pies. Y caminar sobre la acera de asfalto y losetas, me parece muy artificioso.
Es como si fuera una hormiga, lejos de su hogar.

 

En la soledad del campo, en su frio, su nieve, en su calor, su quietud o su salvaje viento, se puede uno sentir el rey de la creación. En la ciudad eres uno más y, la mayor parte del tiempo, invisible para los demás. Un abrazo, Nommo!