Razón versus Amor.

El fuego es el único alimento del amor. Fuera de él se quema.


Razón y Amor, conflicto permanente.
¿Cómo el Amor razona?
¿Puede amar la Razón a la persona
o aspira solo a iluminar su frente?

El loco Amor le increpa impertinente
que ostenta la corona
del reino apasionado que destrona
la luz del raciocinio concluyente.

¡Renuncia ya al gobierno que te niego!
-zanjó la Inteligencia-
¡Abdica en mi criterio y calla luego!

Pero el Amor, ajeno a la advertencia,
se compromete a fuego,
¡ciega locura que a la ley silencia!

 

¡Menudo soneto nos compartes, querido Vicente! ¡Qué discurso y cómo fluye! Vamos que me he quedado impresionado. Ese hábil diálogo de la Razón con la pasión del Don Amor aderezado con los quebrados heptasílabos, me ha parecido extraordinario. Eso además de otras bondades. Un ejemplo desde luego.
Con un afectuoso abrazo.
Salvador.

 

Celebro, Salvador, que estos versos de zozobra hayan sido de tu agrado. En un mundo tan deshumanizado tal parece que el Amor no es ya nada más que una entelequia romántica fuera de lugar. La poderosa Razón se ha hecho cargo de organizar nuestras vidas. Por mi parte, yo seguiré siendo un sentimental irredento.
Perdona la tristeza.


Un abrazo, poeta.

 

El amor viene del alma
que está en el corazón,
ésta nunca se equivoca,
aunque no tenga razón.
Buen soneto.
Castro.

 

Magnífico este soneto alirado, Vicente (¡ay!, siempre poniendo nombres y etiquetas)
Me ha encantado esa cadencia de heptasílabos que se van sucediendo tras el primer verso de cada estrofa y que dan como resultado un recitado tan armónico.
El tema lo has llevado con mano maestra estableciendo un debate Razón/Amor.
Aunque sé que eres un romántico irredento y por tanto no estarás de acuerdo con lo que diré, lo diré en cualquier caso: yo me pongo de parte de la Razón porque por mucho que se diga que el corazón tiene razones que la razón no comprende (magnífica frase oxímoron por cierto), yo creo que el corazón se equivoca con muchísima frecuencia y a los hechos me remito (a mis hechos, me refiero), Yo, Vicente, te haré una declaración de principios que es muy poco poética: como no soy masoquista y el amor me ha hecho sufrir ya lo suficiente, lo que hago ya es huir de él como del mismo fuego (¡atención! huyo del enamoramiento, no de los placeres carnales, quede eso claro)

Y por otra parte te diré que una vez que uno se va curando de esa enfermedad, ya con la cabeza más fría, se va dando cuenta que el amor está muy sobrevalorado. Bueno, al menos eso creo yo, seguro que muy en contra de lo que piensan mayoría de los lectores de poemas, sobre todo los lectores de poemas de amor, jjajaaja

Un abrazo, poeta.

 

Tal vez tengas razón, Castro. El sentimiento es un una emoción tan intensa y escurridiza a la vez que en no pocas ocasiones se nos escapa de la noche a la mañana sin apenas darnos cuenta.

Gracias y un abrazo hasta allí.

 

Bueno, poeta, cada cual es cada cual. La razón exige rigor en los intercambios humanos, lo que se hace por amor está más allá del bien y del mal.


Mi abrazo, compañero.

 

Qué bueno este soneto polimétrico, Vicente.

Ya no es que el amor sea ciego, es que ni la Inteligencia puede con él.

Me alegra mucho leer un nuevo poema tuyo.

Un abrazo.
Sergio.

 

Me gustó mucho tu soneto, compañero poeta. Ojalá vayan de la mano la inteligencia y el amor y no por caminos separados.
Saludos,
Azalea Díaz.

 

No sé, Sergio, tal vez al viejo Amor le venga ya bien un GPS y un par de zapatos nuevos.


Otro para ti.

 

El amor es la única respuesta, siempre se sale con la suya, por ello no hay consejo que valga.
Muy grata la lectura de tus versos Vicente.
Saludos hasta tu espacio
Camelia

 

Hermoso, Vicente. Un lujo poder leerte.
Un abrazo.

 

Excelente poema, Saludos.

 

Difícil compromiso, amiga, pero, sí, ojalá fuera posible. Muchas gracias.

Otros tantos para ti.

 

Por el amor uno pierde la razón y hasta la cabeza TENTE

Abrazos.-

 

Me gustaría pensar que sí pero, ya sabes, hay veces que las cosas del corazón se complican y se enturbian.
Muchas gracias por dejar tu huella.

Otros tantos para ti.

 

Muchas gracias, amigo.

Otro fuerte para ti.

 

Y en esos tironeos se despliega la vida sentimental, lo has pintado muy bien, Vicente.
Saludos cordiales

 

Mi agradecimiento, Alondra, por tu lectura y tu grata valoración.

Un cordial saludo.

 

Lo lindo del Amor es cuando está acompañado por la Razón y ambas comulgan en sentimiento. Me pareció interesante este diálogo de opuestos. Chausito Vicente.

 

Un placer la lectura de su espléndido Soneto. Admiro su talento para plasmar versos tan reflexivos y cautivadores.
Amables saludos.
Inés.

 

Una verdad irrefutable.
Gracias. Adoro a Becaud.

Aquí mismo te dejo los míos.

 

Así es, May. Gracias por tu presencia en estos versos.

Otros tantos para ti.

 

Me refería a mis abrazos, claro.

Otro más.

 

Disculpa, Andreas, te he saltado. Sí, La razón y el amor, no suelen llevarse bien. El primero carece de sentimientos y el segundo de razones. Ni falta que le hace.

Muchas gracias, compañera de versos.

 

"No hay razón que el amor no entienda"o "No hay razones para el amor", creo que un poco de ambas, pero si somos razón y corazón...¿acaso se separan?, Yo pienso que No. Un saludo cordial

 

Aquí se ha eliminado el comentario al que respondo. Tal vez el/la poeta que lo publicó se haya arrepentido por algún motivo que se me escapa.

 

Controvertida y reñida dualidad , son. Muy bueno...

 

Creo haberte comprendido pero a mi vez te pregunto: ¿existe alguna razón para amar? ¿Conoces algún algoritmo matemático que nos impulse a un beso? El amor hará pasar un elefante por una cerradura. Pascal decía algo parecido.

Otro para ti.

 

Disculpe que le ponga al amor estos tintes...pero hay razones para enamorarse...mitad se llaman genes de compatibilidad y la otra mitad se refiere a que no podemos permanecer enamorados de una persona que de alguna manera no nos termina complementando..a la que no admiramos o no somos compatibles en cualquier aspecto personal...porque el amor se volvería efímero, una mera ilusión...un pensar al otro imaginario..una proyección que no es real, solo una recreación de quién queremos que sea ese otro, por el que sentimos un enamoramiento, que difiere enormemente de la realidad de vivir con un otro real, tangible..el verdadero amor.