Un amplio abanico de posibilidades.

Bocata de queso añejo,
con trozos de pimiento rojo,
en media barra de pan,
más un cuenco lleno de yogur
natural, mezclado con
yogur
de macedonia.
Y de postre, napolitana
de crema, en su mínima
expresión, en cuanto a
anchura se refiere;





alargándose
sin embargo, al doble de
su longitud.
Sospechoso, sospechoso.
¡ Tomo nota !

<< Hicimos el Amor. >>

​

¡ Lo sabía ! Las doncellas,
embarazadas de cinco meses...
Tu manera de tocar el piano,
con una sonrisa franca,
y los ojos vueltos del revés...

<< ¿ Me expulsarán del Paraíso ? >>​

Con tu permiso,
voy a tirarte de la oreja:


¡ No respetaste ni a las viejas !

 

Bocata de queso añejo. Qué bien habías empezado.

 

Sí, todo lo demás, sobra.
Evidentemente, ¡ Es fantasía !
A la hora de la verdad, ¿ Cómo va un hombre a conquistar a una mujer ?
Es del todo imposible.
Eso sólo sucede en las películas.
Y claro, el Universo es una película de cine.
Pero eso, que quede entre tú y yo. La gente se toma muy a pecho, cada pequeño escalón que les toca subir. Es, por así decirlo, como un jardín de infantes, en el cuál, cada pequeño bebé, cree estar a los mandos del mundo entero, cuando en realidad, un bocata de queso añejo, no es tan fácil de masticar, de asimilar o de digerir. Los bebés suelen preferir el biberón, la papilla y quizá, gusanitos de maíz.

 

¡ Claro, Bristy, claro !
Hemos de respetar a los lindos niños de pecho.
Ellos no deben ver la desnudez de los cuerpos humanos.
Es por ello que sí, a los bebés les estará vedado el Paraíso.
Con lo cuál, ¡ No existe ! Al menos, trataremos de que los pequeñines, no traspasen la verja.