La montaña

Tras una enorme montaña

que nadie habitó antes,

enterré un pequeño cofre,

portador de verdad latente.​

Recité unas palabras puntales,

repasé los puntos cardinales

y emprendí mi viaje sin retorno,

abandonando aquel monte.​

Estaba irrebatible a lo decidido,

pero mi alma escrupulosa,

me decía que retornase,

yo le silenciaba apretando los puños.​

Llegue a casa ingenua,

pues vaya viaje en vano,

mi alma petulante resonaba,

la verdad tras aquella montaña.


No tengo ahora más reparo,​

que aceptar su insistencia,

pues no se puede enterrar cosa alguna,

si en el alma aún mora.​

 

Grecia ha sido todo un lujo leer su maravilloso poema.
abrazos en la distancia,

 

imagen apasionante...un sentido aventurero y sagaz¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡


un abrazo literario

 

Feliz de que te guste, le suma motivo. Un saludo cálido en la distancia.

 

Un abrazo literario!!! Agradezco tu visita.

 

No es posible omitir tu deber, si quieres sostener tus derechos.
Eso es honradez. De acuerdo a una ley inexorable, que dice así:


<< En el Universo, todo aquello que tiene vida, necesita espíritu. >>





¡ Espíritu !

 

Muy Bello. Gracias por leer!

 

Gracias por su lectura, me alegra que sea de su agrado. Un saludo hasta Colombia!

 

felicidades


saludos desde Santander

 

Que bonito, muchas gracias!

 

Te agradezco, un saludo desde El Salvador!

 

Oí montaña y vine. Mis viajes y sus presencias son de ida y vuelta y, a partir de ahora, de permanencia hasta septiembre.
Leo una llamada en tus versos; la de los montes y su naturaleza, que puede ser la nuestra.
Encantado de leerte, Grecia. Un saludo.