Réquiem para un poeta

Oh planta maldita de singular
asiento
mi ojo no atormenta a ninguna abeja
de mi sudor ni una gota quema
ni uno de mis huesos tiene dientes de lince
el verso cae con su torpe carga
Oh malévolo espíritu
libera mis pies para que el plato
naufrague en alguba boca
A mi Reino se le acabó el color
de las cosas hermosas
hay ataúdes y frutos sangrando su propia sombra
mi traje no tiene ya ningún secreto
y las excrecencias brotan como bandadas de lluvia
Oh miserable balcón que ni el aire canta
tu aliento es un tesoro negro
el velo de la muerte crepita en mi sus notas babilónicas
su magia arde
Oh desgraciado de mi
la horca es una nota de lira
Mi cabeza aparenta un saludo
de recogimiento
el papel es un cadalso
la hora llega con una lentitud de veneno
Oh miserable de mi
el verso pide perdón!

 

Me gustó el requiem, Marquelo.
No estés enojado con los signos
Un abrazo.

 

Siempre pide perdón el verso, pues hay algo en él de mutilado ser viviente, una carencia que respira desde lejos. Gran poema, muchas gracias y saludos.

 

Muy amable Azal. Saludos cordiales

 

Muy amable Chema. Saludos cordiales

 

Muy logradas líneas las de su miserere Marquelo. Saludos poeta.

 

Muy amable Daniel. Saludos cordiales.