Espíritu Navideño

Cuando era niña mi abuelita me dijo que el espíritu navideño fluye más fácilmente entre las personas de corazones buenos. Me contó una historia que sucedió en un lugar muy lejano y tranquilo, con poquitas casas rodeadas por un bosque, cuando yo aún no había nacido...
Cerca de un arroyo de aguas claras , había una cabaña pequeña. Allí vivía una anciana llamada Sarita.
_ Buen dia Sarita, le traje leña, ya llega el invierno.
_ Gracias Carlos toma llévale a los niños este budincito de vainilla
_ Siempre tan dulce Sarita.
_ No mas que ustedes que siempre se preocupan por esta vieja.
Todos eran buenos vecinos, vivían felices en ese lugar tan alejado de la ciudad, donde había más ardillas que personas.
Alicia, la esposa de Carlos criaba gallinas ponedoras y tenía una vaca que ordeñaba todas las mañanas y hacia su propia manteca.
Una mañana muy temprano estaba alistando a sus hijos para ir a la única escuela rural que había en el área y los niños vieron que la mamá tenía preparada una canasta con huevos y manteca.
_ ¿ Mamá vas a visitar a la señora Sarita ?
_ Si Sebastián voy a ver como se encuentra y a llevarle algunos huevos.
_ ¿ Mami, podemos ir a visitarla después de la escuela?
_ Bueno Anita, pero solo un ratito que deben hacer las tareas.
_ Gracias mami, la señora Sarita cuenta cuentos muy bonitos.
- Es verdad chiquitos, yo le avisaré que hoy irán a verla.
Así fue que Alicia fue a lo de Sarita con sus obsequios y le avisó de la visita de los niños.
A Sarita se le iluminó la cara y comenzó a preparar sus famosas galletitas.
Ese día los chicos corrieron hasta la pequeña cabaña y escucharon sus bellos cuentos mientras comían sus sabrosas masitas.
Así pasaron los días con las chimeneas humeantes anunciando las navidades.
Una tarde Carlos y Sebastián llevaron más leña a la casa de Sarita y esta les contó que su hijo y la esposa pasarán Nochebuena y Navidad junto a ella.
El hijo de Sarita vivía muy lejos pero varias veces al año pasaba algunos días con su mamá.
Feliz Sarita preparó ricos manjares para agasajarlos.
Así fue que los niños y sus padres festejaron la Nochebuena y al otro día bien temprano los pequeños abrieron sus regalos.
Grande fue la sorpresa que recibieron al ver dos hermosos libros de cuentos.
Querían mostrárselo a Sarita, pero sabían que estaría ocupada con la visita de su hijo Damián y su esposa.
Anita miró por la ventana y vió una ardilla asomada detrás de un montículo de nieve con una nuez.
Corrió a llamar a Sebastián y salieron a buscar más nueces para la ardilla.
Jugando y corriendo de pronto ven una luz muy brillante en el cielo,; cruzaron la pradera que los separa de la cabaña de Sarita y ven que la luz flotaba sobre la casa. Les pareció muy extraño que esa luz esté allí flotando y se acercaron aún más para ver qué sucedía. Entonces ven a la viejita sola, mirando por la ventana.
_ ¿ Señora Sarita, dónde está su hijo?
_ No ha llegado, la cena se enfrió, y me quede dormida en el sillón.
_ Lo siento Sarita, venga con nosotros que mami cocinó muy rico y además verá que lindos obsequios nos dejó San Nicolás.
_ Me hacen muy feliz mis pequeños, aqui tengo unos paquetitos que tienen sus nombres.
Los niños abrieron los paquetes y se encontraron con un gorrito de lana y guantes que sin perder tiempo estrenaron.
Al llegar a casa la mamá puso un plato más en la mesa, contenta por la acción bondadosa de sus hijos. Todos disfrutaron del almuerzo navideño.
Al rato escuchan que alguien golpea la puerta y Carlos abre, Sarita ve que era Damián con su esposa. Emocionada Sarita le preguntó cómo la había hallado.
Damian les cuenta que una luz brillante se había posado sobre esta casa, era tan grande el esplendor que la pudo ver desde la casa de su mamá. Preocupado al no hallarla decidió acercarse hasta allí, a la cabaña que tenía una estrella propia.
Los niños le mostraron los obsequios que Santa dejó en lo de Sarita y el hijo en un susurro le dice:
_ Mami vas a tener que tejer otro gorrito y otro par de guantes, vas a ser abuela.
Sarita estaba tan emocionada que empezó a saltar de alegría y cantar ,voy a ser abuela.
Todos aplaudieron y brindaron con leche chocolatada caliente mientras la abuela Sarita contaba sus bellas historias.
El espíritu Navideño estuvo con esta familia y mi abuela Sarita, que rápidamente se puso a tejer otro gorrito y otros guantes esta vez para mi, que hoy atesoro en esta cajita especial , tan especial como es la dulzura de ella.

 

Me alegra que te guste Bristy, todo mi agradecimiento por tu visita a mis letras. Un gran abrazo y Feliz 2021.

 

Me gustan estas historias que tratan de gentes sencillas, que obran el bien. Es hermoso que los buenos tengan alguna recompensa, especialmente cuando se trata del cariño de quienes los rodean. Bello relato, bien narrado y dejando un gusto, como de sueño, en los labios.
Un cordial saludo.

 

Muchas gracias Luis me alegra que te guste. Esta historia esta dedicada a mi tia Sarita que cumplio en diciembre 98 años y es una dulzura. Mis saludos mas cordiales.