Me quedé con la duda

Caminaba cuesta arriba por una de aquellas espaciosas avenidas de amplias aceras del centro de la ciudad. Sol de primavera, pero los edificios aún no lo habían dejado pasar. Día laboral, pero por algún motivo por esa calle a penas transitaban personas ni vehículos.

En algún momento alcé la vista y vi que bajaban tres monjitas (o aspirantes a ello) poco más jóvenes que yo, que por entonces recién pasaba la veintena. Inevitablemente la vista se me fue a la del centro, que irradiaba belleza hasta bajo tan poco favorecedora indumentaria como lo era aquel hábito gris y negro.
Las de los lados, por sus alegres caras, pareciera que llevaran una animada conversación y que quisieran hacer participar en ella a la rubia del centro, la cual, desde el momento que la vi tenía la mirada fija en el suelo, como absorta en sus pensamientos y ajena a lo que decían sus compañeras. Al llegar a mí altura pareció que no se percataran de mí presencia excepto por una mirada de soslayo de la que pasó más próxima a mí. La del centro no movió su cabeza, ni varió la expresión de su bello rostro. Tampoco un ápice en el ángulo de aquellos despiertos ojos en los que yo buscaba algún tipo de respuesta.
Pensé que debía estar preguntándose si realmente tenía vocación religiosa, y que al llegar al convento, quizá, colgaría el hábito. Me quedé con la duda.

 

Gracias por leerlo y por tu comentario. Sí, muchos tonos de gris. Saludos

 

Que dedicada descripción realizas mi Apreciado Amigo y Poeta @Jack82 , uno puede sentirse realmente en la escena, estar ahí presente, "d3spiertos ojos" esta imagen se queda clavada, porque cuantos no deambulan dormidos con los ojos abiertos, sin darse apenas cuenta de tanta inmensidad que transmite, una sola mirada, una atracción fuerte, aunada a cuanto detalle pueda absorberse del entorno. Tremenda interrogante que compraste al engancharte. Me hiciste pensar en estás líneas* por la temática religiosa. Muchas Gracias por compartir. Te saludo con gran afecto, admiración y deseándote siempre lo mejor ☘

* Te comparto :

Gallardo y airoso, flexible y esbelto
él solo, a hurtadillas
y con el recelo de que sus miradas observen los clérigos
desde que en la calle vislumbra

A lo lejos a la salmantina de rubio cabello
La mira muy fijo con mirar intenso
Y siempre que pasa le deja el recuerdo
De aquella mirada de sus ojos negros

 

Grace, siempre feliz por cada respuesta de tu mano. Gracias por leer, y por tu comentario. Son recuerdos que por algún motivo quedaron en el subconsciente. Por cierto, no tengo ni idea de quién sean esos versos de la salmantina. No sé inventar sucesos, en todo caso maquillarlos. Esto fue real, aunque no sé si tenga importancia. Un honor recibir un poco de tu tiempo en tus palabras. Me alegro que te haga reflexionar. Yo me acordé de Viridiana después de escribirlo. Saludos y admiración de mi parte también.

 

No es la importancia ni la trascendencia de la anécdota que se cuenta, el todo es la manera de contarla.
Un saludo cordial.

 

Gracias por tus palabras y dejar aquí tu huella también. Buen Sábado pases. Un saludo