La niña que fue mi madre

La niña que fue mi madre
yo la quisiera adoptar
pues no quiero que al llorar
con su pena me taladre.

Será por eso, Dios padre,
que quiero volver atrás
no se si consentirás
con esto que yo te ruego
que no es capricho ni juego,
es desconsuelo, no más.​

 

Estimada Isabel,
no acostumbro a citar los poemas que comento, salvo cuando hago míos los sentimientos que transmiten sus versos al leerlos. Gracias por ellos.

Te dejo un gran y fuerte abrazo con respeto y cariño

 

Saludos bella Isabel!

¡Ay si mi madre me faltara
no tendría pena mayor!
Gracias doy a la Providencia
por tenerla a mi lado hoy.
Le suplico a la Gracia Santa
que mitigue vuestro dolor...

un abrazo fuerte mi querida Isabel, siempre cautivadora tu poesía aún cuando las melancolías se adueñan de tu pluma. Siempre un lujo leerte, cariños,

ligiA

 

Hola Vicente, pues si, la noche parece traer todas las musas, no debiera transitarla no es bueno para mi salud el insomnio, pero extraño a mis musas nocturnas que tanto me han dado.
Me alegra mucho que te haya detenido a leer y que este poema, y que, aunque triste, te de paz.
Un abrazo grande, para un Poeta grande.
Isabel

 

Manuel, gracias por tu atenta lectura, por toda esa empatía que muestras como poeta y lector en tus palabras..
Gracias, Manuel, un abrazo.
Isabel

 

Esto me gusta, siempre de tus comentario, Sergio, dices lo mínimo, pero ese mínimo es lo esencial.
Un beso, Sergio.
Isabel

 

Hola, querida Romi. Si, entiendo lo que dices, ese sentimiento que nos une, Gracias a ti porque hace mucho que compartimos emociones.
Un abrazo enorme, mi niña.
Isabel

 

Gracias Ligia, es una suerte que conserves a tu madre. Creo que a más años pasan, más la echo de menos, y más la comprendo y casi termino diciendo lo que ella.
El lujo para mi, es tenerte al otro lado, leyendo. Gracias.
Un abrazo grande, grande.
Isabel

 

Gracias Miguel, por acercarte leer, es de esos días en que de pronto recuerdas instantes de su vida y desearías que volviera como una niña para llenarla de ternura. o todas las madres despiertan eso, la mía si.
Un abrazo
Isabel

 

Si, tienes razón, estoy desconsolada, y la echo de menos, cada vez más, su infancia robada, le dejo huella.
Gracias como siempre, por tu presencia, Eratalia.
Un abrazo igual de grande.
Isabel

 

Gracia Ángel, porla fuerza que tienen tu palabras, grandes, e intensas.
Un abrazo.
Isabel

 

Gracias Miguel, aprecio mucho tu mirada poética sobre este entrañable poema, una lujo tu huella en este rincón.
Un abrazo, grande.
Isabel

 

Gracias Miguel, qué hermoso lo que dices, gracias por tu empatía.
Un abrazo para ti también.
Isabel

 

Gracias, Anamer, cuanto más años pasan de su ausencia más grande se hace su imagen y, paradójicamente, más quisiera proteger a esa niña que fue, una niña valiente y demasiado responsable para su edad. Qué extraña es la mente, querida Anamer.
Un abrazo, con cariño.
Isabel

 

Hola, Jorge, nuestras madres ¡que sombra tan alargada dejan en nosotros!.
Por esa niña con necesidad de mimos maternos, por ese amor a su madre, que ella guardaba en cada objeto suyo, me hubiera gustado ser su madre y llenarla de cuidados, mimos y caricias.
Hay días que uno se despierta con esa extraña sensación de tierno desconsuelo de esa niña que fue mi madre.

que no es capricho ni juego,
es desconsuelo, no más

Gracias, Jorge.
Un abrazo
Isabel

 

Querida Eva, gracias por dejar tu delicada huella, por eso tan hermoso que dices, quizás ese permanecer en silencio ante el poema, es lo más hermoso y emotivo que pueden decirme. Este poema nació de es instante de silencio y esa nostalgia que ya no puede más y gime un poema desconsolado.
Un abrazo.
Isabel

 

¡¡Elba!! gracias por tu amable y cálido comentario. Si, las madres tienen esa huella tierna que deja un gran desconsuelo, no importa la edad ni el tiempo transcurrido, permanece ahí con su luz .
Un abrazo.
Isabel