¡Roberto es guay! (Imagen 1/ mayo 2024)

Ha llegado a nuestro cole
un formidable maestro,
se presentó una mañana
en la que estábamos serios:
Siempre sumando y sumando,
y las tablas, ¡vaya infierno!,
las manzanas nos tenían
hasta el cogote, lo menos.
Si nos contaban historias
eran todas del Medievo,
recuerdo que, una vez, Laura
cayó en un trance de sueño.
No te digo de escribir,
por cada línea, un bostezo...
Bueno, que me voy del tema,
¡al principio, que me pierdo!
...
El caso es que apareció
muy sonriente y contento
y nos dijo: "¿Sabéis, niños,
para qué sirve el colegio?
Cruzaremos aquí el mundo
sin coger, si quiera, un vuelo,
calcularemos las chuches
que comprar con nuestros euros,
bailaremos cual tiktokers
los más divertidos éxitos,
y con las amigas letras
formularemos deseos".

Fue, entonces, que Laura y yo,
sin pensarlo, en el cuaderno,
pusimos: "Queremos profes
igualitos a Roberto".
Y Roberto con su risa,
redondota como un queso,
respondió con desparpajo:
¡Sí, señor!!..Y ahora, ¡al recreo!

-Eva-

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Muy bueno. Reflejando con belleza lo que se ve en la imagen. Un abrazo con la pluma del alma

 

¡Gracias por acompañar a Roberto, José, con tu lectura y huella!
Un abrazo y buen día,
Eva

 

Con gracia y simpatía responde tu poema a la realidad, a la imagen y a la versificación del romance que destaca acertadamente la bonita anécdota que cuentas. Saludos, Eva Alfonsina.

 

Las cosas de niños son cosas muy serias, ¿a que sí? Lo mismo que su poesía. Así que, me haces especialmente feliz con tu comentario. Muchas gracias, Iguazú.
Un abrazo,
Eva

 

Mil gracias, May, me alegra que te haya gustado.
Un abrazo,
Eva

 

Así es, hay educadores a los que les debemos el gusto por querer saber, que te dan la llave maestra (¿por eso se les llamará maestr@s?? ) para que todo lo que vayamos encontrando lo vivamos y veamos con otros ojos. ¿Quién no ha tenido a alguno así y que aún no perdure en su recuerdo?
Gracias, Alde.
Un abrazo,
Eva

 

Es cierto, hay educadores que tienen verdadera vocación y te llevan en volandas.... pero es una especie de lotería que te toque alguno de ellos en el colegio.
En mi caso no tuve suerte, bastante tenía con evitar algún tortazo que no sabía por dónde iba a venir ni por qué.
Años más tarde, estudiando armonía, contrapunto y composición conocí a una profesora como Roberto, y esas materias pasaron de ser áridas, llenas de normas inquebrantables que se asemejaban a una celda en un convento de clausura, a un paseo por la ribera de un río, con sus pajarillos y todo.
Muy buen homenaje a esos maestros, Eva.... poniéndote de maravilla en la piel del alumn@ con gran sentido del humor.....

recuerdo que, una vez, Laura
cayó en un trance de sueño.
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Roberto es guay y Eva también, hala... un enorme abrazo a los dos.
Javier

 

Igual me pasó a mí con el profe de filosofía, allá por COU, hasta Kant me
caía bien
Así que, no te digo si te pilla de niñ@.

Me alegra enormemente lo que me cuentas...Si ya sabía yo, eres música por los cuatro costados. Y creo que en eso, tú también llevas, por ti mismo, tu parte

Un enorme abrazo, Javier, multiplicado por dos,
Roberto y Eva

 

¡Ay, la escuela, cuánto de nosotros ha habido en ella! Y luego están esos compañer@s de fatigas, cómplices, que un@ nunca olvida; y, entre medias, algún profesor-ra que nos trasmitió el gusto por saber, haciendo volar nuestras inquietudes y reconociéndonos como las personas de valor que somos.
¡Ponga un Roberto en su vida!

Un abrazo, amigo, y mil gracias a ti por haber acudido a este rencuentro,
Eva