Amigos

Con esas agujas finas
no siento dolor apenas:
A su corona de espinas
me recuerdan en las venas.




AMIGOS

Amigos, compañeros en la senda
del oculto dolor, todos valientes,
gregarios de una tropa hospitalaria,
de esperas silenciosas casi siempre.
Amigos somos ambos que anduvimos
caminos similares diferentes,
mirando al sol, que sale de mañana
temprano, valerosos, frente a frente.
Amigos, como hermanos de la Madre
que nos diera el Señor ante la muerte,
igual que permitía el sufrimiento
que padecemos sólo suavemente.
Las venas perforadas por agujas
son espinas de rosas que desprenden
perfumes de un jardín mudo, callado,
solo con el murmullo de una fuente.
Amigos, desde luego, muy amigos,
de un abrazo sin término tan fuerte
que apretándonos, duras, las heridas
más nos une lo mismo que nos duele.

Salva Glez. Moles
6, octubre 2025.

 

Extraordinario es este comentario que capta la esencia del poema. Resulta que hace más de un año me encuentro con un precario estado de salud coincidiendo también con el de dos muy buenos amigos con padecimientos distintos al mío pero similares en sus consecuencias con visitas frecuentes a centros hospitalarios. Este es el origen de los versos.
Miles de gracias por la compañía que trae su visita a este espacio.
Con un saludo también va mi afecto, estimado Alde.

Salvador.

 

Qué sería de nosotros sin los amigos, cuando cada vez nos volvemos más invisibles y se nos conceden más licencias y menos permisos;
y cuánto se echa en falta el que no está, el que dejamos ir, o el que siempre rellenaba los vacíos, tan solo con su presencia.
Cada caso es un mundo pero todos los mundos son más llevaderos si te tienden la mano los que ni siquiera hace falta que le pidas ayuda.

Gracias, Salva, por la parte que me toca.

 

Pues sí, querido, en ese abrazo que aprieta hasta doler estáis. No digo más. Estos momentos de conversación me dan la vida.
Sigo abrazándoos.

Salva.

 

¿Desde La Habana? Cuántos lazos de unión hay entre esa ciudad y Galicia, donde resido. A veces voy a la playa en los ocasos que aquí son un espectáculo grandioso y extiendo mi brazo como queriendo tocar la mano de los hermanos del otro lado del Atlántico. Otras veces recito para mis adentros el soneto “Hermanos” de nuestro Dámaso Alonso. Si le apetece se lo puedo facilitar pero creo que no es complejo de encontrar.
Muchas gracias por sus buenos deseos y un saludo con todos mis afectos, también para Cuba.

Salvador.