“Caminiños”

Parece el caminiño de la aldea
el hogar que tuvieron tus infancias,
y ahora se iluminan con la tea
del recuerdo colores y fragancias.

El alma en los parajes, que pasea,
no verá viejas casas como rancias,
cubiertas con el musgo que verdea
aun si el tiempo pasó por las estancias.

Bosteza el horno intacto con la lumbre
que hierve el buen cocido de costumbre
desprendiendo perfumes hogareños.

Solo cambia el tamaño del zapato,
pues de niño correr es lo sensato
con sus dos pies descalzos y pequeños.

 

Ayyy la tea del recuerdo ilumina de nuevo esos momentos entrañables que de niños vivimos en nuestro hogar y en los caminos ilusionantes que recorrimos, olores, sabores, sensaciones vuelven a revivir y a dejar en nosotros ese halo de nostalgia que de alguna manera nos rejuvenece.
Un placer leerte querido amigo, miles y diezmiles de besos a tu alma de poeta y tu entraña buena....muáááckssssss

 

Miles de gracias, Isabel, por esta presencia intangible. Ya quisiera que no fuera así. Un beso enorme.

sismpre tuyo,
Salva.

 

Mil gracias, Manuel, por dejar aquí la huella valiosa de tu compañía. Con un fuerte abrazo muy, muy afectuoso.
Salva.

 

"Solo cambia el tamaño del zapato". ¡Qué grande!

Soneto personal e intransferible.

Abrazos.

 

Dos dedadas de miel que me das en esas dos oraciones que conforman un delicioso comentario. Has de saber que esos “caminiños” están a poco tiempo de aquí donde me encuentro.

Mil gracias, querido. Abrazo extensivo enorme.

Salva.