Liviana.

Desde siempre mis voces
me han tratado amablemente
y me hacen levantarme
en mi estupor.
Estuve sola con ellas
y nada me importaba
si reían o lloraban,
ni me importaban los rostros
que en mi mente se habían dispersado cómo simple polvareda,
tuvieron esos rostros mil líneas
y formas y ninguna recuerdo,
ninguna causó en mí
un verdadero impacto.

Observo todo
desde la posición más liviana,
reduciendo a un mínimo
el momento del recuerdo,
me apago y enciendo,
doblo los episodios y los guardo
en archivos obsoletos.
No me apuren, no esperen,
abundan en el mundo los incautos,
somos parte de un todo,
que no puede abarcarse.​

 

Es un poema de un transcurrir muy tranquilo, voy a disfrutar esta noche de sentirme parte de todo. Me gusta esa parte de apagarse y prenderse para guardar las cosas en archivos obsoletos. Cariños Oona, hermosa entrega.

 

Por supuesto que formamos parte de un todo inabarcable que constantemente se renueva y queda obsoleto, líneas que se dibujan y se borran, tiempo que pasa sin merecer la pena ir con mucha prisa.
Gracias por tu poema, excelente. Saludos.

 

Las mil caras que observan, ya no forman parte de un todo, solo sus voces forman un complejo eco en el que me pierdo y ya no entiendo