Detesto estas cuatro paredes, que hieren mi audaz valor. Detesto estas gentes como aquel que nunca rozó el amor. Como aquel que acuchilla mi...
Apenas mi luz parpadeaba. Sólo su presencia despampanante lograba debilitar hasta el más fiero león hambriento de amor. Un suspiro, dos....
Las rosas marchitan, al compás de la ausencia, cadáveres invisibles ante mis pupilas heridas. Cuánto dolor en el alma, y al unísono suena,...