Tristes versos, percibo un gran desasosiego en tu poema. Saludos cordiales.
La talla en el óvalo de la columna, pétrea la luz y el ojo pétreo que mira la fósil tez del granito, de piedra el brocal del pozo, el atrio...
Gracias por tu lectura y palabras. Un abrazo.
Acaricia el frío mi inocencia, el candil de los rótulos brilla en la luna de cristal que me devuelve una imagen nimbada de olvido. Mañana partirá...
Gracias, amiga, por tus palabras. Un abrazo.
Gracias, Ludmila. Un saludo.