El rostro que lloró por la permanencia de una imagen en la lisura inmóvil de su tez. Y el candil de plata desdoblándose en lámina para que...
Subyuga la pálida tez del blancor. Mírame como a una sombra no como al cuerpo que compartió contigo la luz de todos los veranos. Aquí no hay...
Gracias, Javier, por leer y comentar. Un abrazo.
Gracias por dejar constancia de tu paso. Un saludo cordial.