11 De junio, merece más que un diez.

Un mensaje que llegó, una carta que fue leída,

El corazón de un muchacho se entregó a su pretendida.

Fue en ese barrio del centro, patio trasero de la alcaldía,

Donde se fraguo el encuentro, donde el amor triunfaría.


Dos corazones pequeños, practicantes de hipertensión,

Se juntaron como imanes, cual tambores al mismo son,

Los temblores se notaron, después de aquella conmoción,

Las golondrinas volaron, liberadas, por el uso de razón.


Enchiladas y refrescos, era el menú, Henecán la cafetería,

Era día del estudiante hondureño y a celebrar buscaría,

La niña estaba nerviosa, el muchacho lleno de alegría,

San Lorenzo quedo chiquito, de la ciudad se saldrían.


De aquella escapada amorosa, este año, encontramos al testigo,

Subjetivos, nos declaramos culpables, ni cuenta se dio el amigo,

hace 42 años, siguen libres lo hechores, del suceso que les digo,

fueron a cadena perpetua los testigos, en mazmorras del olvido.


En esta historia de amor sureño, hay rocolas, zapatos y musas,

Correos, cafeterías, San Antonios, cadenitas y direcciones confusas,

Deysi recuerda y sonríe, de inventos y mentiras ella me acusa

Cuatro niñas son mi coartada, cuarenta y dos años son mi excusa.


Hernac 11 de junio 2020.

 

Pues, en pocas palabras, y con no... demasiados versos, el poeta
toda una bella historia complementó. Y testigos son las cuatro bellas ninfas.
Un placer saludarte y disfrutar de tan personal e íntimo poema.
Felicitaciones por tan buen trabajo, y un gusto conocerte.
Cordialmente.