18.44.- Postal de siete inviernos

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Ésta fragante e ilusa primavera
vestía de amores sus colores
intensos entre viejos ruiseñores,
donde relucía el olor a madera;

apelaba el invierno como alera,
enmudecía los tibios rumores
de noches en vela de los deudores
que renuncian a la nube pasajera.

Recibí una postal de siete inviernos
después de perder mi prejuicio,
a costa de los olvidados cuadernos;

donde dejé mi indomable juicio
con los monstruos de mis infiernos
renombrado mi inmutable vicio.


María Anné
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¿Qué habrá en esos viejos cuadernos para figurar en el catálogo de olvidados?

 

Qué crees tú??

 

Humm... un poema no terminado, a causa de esa palabra impronunciable imposible para esa nerviosa muñeca de escribir y nunca entregado

 

No, nada de eso.

 

Ah, bueno, entonces está dentro de las que no se lo guardan. Y seguiría hasta acertar pero eso sería invasión de la intimidad.

 

Un signo de vida luego de tantas muertes y pesadillas, a veces solo para arrasar la rabia de cualquier cuaderno, magníficos versos MARIANNE, cordiales saludos

 

uy esos recuerdos que nos mueven en temporadas, muy bella nostalgia, un placer.
Saludos.

 

Puede ser jiji jiji grato que me leas

 

Gracias Daniel, saludos para vos también

 

Si es cierto, bien dicen que cuando más solos estamos más resurgen los recuerdos, saludos