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34. Los estilos literarios. El soneto de amor

Tema en 'Escuela de poética "Eduardo L. de la Barra"' comenzado por edelabarra, 14 de Octubre de 2009. Respuestas: 11 | Visitas: 13627

  1. edelabarra

    edelabarra Mod. Enseñante. Mod. foro: Una imagen, un poema

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    Los estilos literarios.

    El soneto de amor

    [​IMG]



    (Extractado de bibliografía ya citada y de trabajos de Víctor de Lama-Madrid 1996).

    Durante todo el siglo XV y el primer tercio del XVI la canción trovadoresca, destinada en principio al canto, había sido la forma preferida para expresar con intensidad el sentimiento amoroso.

    A partir del siglo XVI el soneto fue la estrofa preferida para expresar con intensidad una experiencia amorosa.

    El endecasílabo permitía modular los estados de ánimo, con mayor riqueza de registros. el soneto italiano permitía lograba en sus versos un mundo de sentimientos matizados.

    El soneto, desarrolla un tema, un solo asunto y esto le obliga a una intensa concentración que no admite divagaciones.

    El soneto se adapta bien a la temática amorosa y en su brevedad parece radicar la fuerza poética que falta en composiciones más largas.

    En el Siglo de Oro, hay una cierta uniformidad dentro de la gran variedad de formas de encarar el tema del amor.

    Son éstos, el tema del “carpe diem”, del mal de ausencia o del arrepentimiento por los errores cometidos en la juventud.

    García Berrio, un estudioso de las temáticas, selecciona diverso “tipos“ distintos de expresar el amor en el soneto clásico.

    En general, es el poeta el que ama a la dama, aunque hay excepciones, como Luisa de Carvajal, María de Zayas, Leonor de la Cueva, sor Juan Inés de la Cruz, Juana de Ibarbourou, quienes confiesan su amor al varón mediante sonetos.

    La dama puede a su vez amar al amor o al poeta, (correspondencia) o no amarlo (no correspondencia), lo que es más frecuente.
    En otros no sabemos si hay correspondencia o no, como cuando se canta a la belleza de la dama.


    De la brasa de amor que me consume
    se alza la rosa de tu epifanía.
    canto de gozo en la mitad del día,
    sagrada columnita del perfume,

    fuego azul y elevado que me consume,
    tiempo de llanto y hora de alegría,
    cantares en sazón de letanía,
    tórtola fiel y ruiseñor implume.

    La espesa sombra derrotada ha sido
    por la llama feliz, clara memoria
    de tu beso, en mi pecho estremecido,

    sólo leal a la tenaz historia
    de tu amor y mi amor, lirio encendido
    como una ascua de miel sobre la escoria.

    (Juana de Ibarbourou)


    Los hay de canto, queja (acusación), o de sufrimiento (lamento sin acusación). La queja puede ser dirigida a la dama, al Amor, o a sí mismo.
    Los hay de celos, retratos, “carpe diem” (toma hoy lo que te depara la suerte), desesperación, etc.

    Fernando de Herrera (1534-1597) ya decía:

    “Es el soneto la más hermosa composición y de mayor artificio y gracia de cuantas tiene la poesía italiana y española.”

    Si bien el soneto ese utilizó para obras de tipo moral, sagrado, lo ocasional, lo satírico, lo burlesco y lo mitológico, también se ocupó principalmente de lo amoroso, con innumerables ejemplos y estilos.

    Los sonetos de Góngora, son arquitectónicamente irreprochables, pero se muestran fríos, como si dieran cuenta de sentimientos ajenos:


    De pura honestidad templo sagrado,
    cuyo bello cimiento y gentil muro
    de blanco nácar y alabastro duro
    fue por divina mano fabricado;

    pequeña puerta de coral preciado,
    claras lumbreras de mirar seguro,
    que a la esmeralda fina el verde puro
    habéis para viriles usurpado;

    soberbio techo, cuyas cimbrias de oro
    al claro sol, en cuanto en torno gira,
    ornan de luz, coronan de belleza;

    ídolo bello, a quien humilde adoro,
    oye piadoso al que por ti suspira,
    tus himnos canta, y tus virtudes reza.

    (Luis de Góngora).


    En Quevedo se revela como una forma magnífica para exprimir las posibilidades de la lengua. En sonetos escribió sus más intensos poemas amorosos, llevando a la cúspide las posibilidades expresivas de la lengua, inusitadas para la poesía de su tiempo.
    Él sabe mezclar con la pasión, la burla y la ironía, como ninguno lo ha hecho.

    [​IMG]

    MUJER PUNTIAGUDA CON ENAGUAS

    Si eres campana ¿dónde está el badajo?
    Si Pirámide andante vete a Egito,
    Si Peonza al revés trae sobrescrito,
    Si Pan de azúcar en Motril te encajo.

    Si Capitel ¿qué haces acá abajo?
    Si de disciplinante mal contrito
    Eres el cucurucho y el delito,
    Llámente los Cipreses arrendajo.

    Si eres punzón, ¿por qué el estuche dejas?
    Si cubilete saca el testimonio,
    Si eres coroza encájate en las viejas.
    Si büida visión de San Antonio,
    Llámate Doña Embudo con guedejas,
    Si mujer da esas faldas al demonio.

    (Quevedo)
    El paso del tiempo y la ausencia, no causan el olvido en el amante, antes más bien, acrecientan su pasión.

    Quien dice que la ausencia causa olvido
    merece ser de todos olvidado.
    El verdadero y firme enamorado
    está, cuando está ausente, más perdido.

    Aviva la memoria su sentido;
    la soledad levanta su cuidado;
    hallarse de su bien tan apartado
    hace su desear más encendido.

    No sanan las heridas en él dadas,
    aunque cese de mirar qué las causó,
    si quedan en el alma confirmadas,

    que si uno está con muchas cuchilladas,
    porque huya de quien lo acuchilló
    no por eso serán mejor curadas.
    (Boscán)

    y este otro de Francisco de Medrano, un siglo después

    Quien te dice que ausencia causa olvido
    mal supo amar, porque si amar supiera,
    ¿qué, la ausencia?: la muerte nunca hubiera
    las mientes de su amor adormecido.

    ¿Podrá olvidar su llaga un corzo herido
    del acertado hierro, cuando quiera
    huir medroso, con veloz carrera,
    las manos que la flecha han despedido?

    Herida es el amor tan penetrante
    que llega al alma; y tuya fue la flecha
    de quien la mía dichosa fue herida.

    No temas pues en verme así distante,
    que la herida, Amarili, una vez hecha,
    siempre, siempre y doquiera, será herida.
    (Francisco de Medrano)


    También lo son la firmeza y la constancia, en los sonetos de amor de García de la Huerta y de Cadalso:

    Antes al cielo faltarán estrellas,
    al mar peligros, pájaros al viento,
    al sol su resplandor y movimiento,
    y al fuego abrasador vivas centellas;

    antes al campo producciones bellas,
    al monte horror, al llano esparcimiento,
    torpes envidias al merecimiento,
    y al no admitido amor, tristes querellas;

    antes sus flores a la primavera,
    ardores inclementes al estío,
    al otoño abundancia lisonjera,

    y al aterido invierno hielo y frío;
    que ceda un punto de su fe primera,
    cuanto menos que falte, el amor mío.
    (García de la Huerta)


    Todo lo muda el tiempo Filis mía,
    todo cede al rigor de sus guadañas;
    ya transforma los valles en montañas,
    ya pone un campo donde un mar había.

    Él muda en noche opaca el claro día,
    en fábulas pueriles las hazañas,
    alcázares soberbios en cabañas,
    y el juvenil ardor en vejez fría.

    Doma el tiempo al caballo desbocado,
    detiene el mar y viento enfurecido,
    postra al león y rinde al bravo toro.

    Sola una cosa al tiempo denodado
    ni cederá, ni cede, ni ha cedido,
    y es el constante amor con que te adoro.
    (José Cadalso).


    Contrariamente, Bocángel se cuestiona la constancia en el amante como vemos en estos dos tercetos:

    …………………………

    Verá que ni en amar alguno alcanza
    firmeza, aunque la tenga en el tormento
    de idolatrar un mármol con belleza.

    Porque si todo amor es esperanza,
    y la esperanza es vínculo del viento
    ¿quién puede amar seguro en su firmeza?
    (Bocángel)


    Y José María Heredia, desconfía de la firmeza de su amada:

    ………………………

    Sigue a las tempestades la bonanza:
    siguen al gozo el tedio y la tristeza…
    Perdóname si tengo desconfianza

    de que dure tu amor y tu terneza:
    cuando hay en todo el mundo tal mudanza,
    ¿sólo en tu corazón habrá firmeza?
    (Heredia)


    El dolor y el sufrimiento, está en múltiples formulaciones.

    en algunos sonetos de Garcilaso y Hurtado de Mendoza, la única salida es la muerte.


    ¡Oh dulces prendas por mi mal halladas,
    dulces y alegres cuando Dios quería,
    juntas estáis en la memoria mía
    y con ella en mi muerte conjuradas!

    ¿Quén me dijera, cuando las pasadas
    horas que en tanto bien por vos me vía,
    que me habíades de ser en algun día
    con tan grave dolor representadas?

    Pues en una hora junto me llevastes
    todo el bien que por términos me distes,
    llévame junto el mal que me dejastes;

    si no, sospecharé que me pusistes
    en tantos bienes porque deseastes
    verme morir entre memorias tristes.
    (Garcilaso)


    Pero en Quevedo, ni siquiera la muerte cambiará la pasión :
    …………………….

    Alma a quien todo un dios prisión han sido,
    venas que humor a tanto fuego han dado,
    medulas que han gloriosamente ardido,

    su cuerpo dejará, no su cuidado;
    serán ceniza, mas tendrá sentido;
    polvo serán, mas polvo enamorado.
    (Quevedo)


    Una postura extrema, es la de Bocángel, en que el amante está tan acostumbrado a su mal, “que se halla bien con él” :

    Ya de puro dolor, dolor no siento
    que es ya naturaleza mi cuidado,
    y a los males estoy tan enseñado
    que temo más la dicha que el tormento.
    (Bocángel)

    …………………….A veces el despecho, de un poeta no correspondido, puede llegar a extremos como éste:

    No nació la mujer para querida,
    por esquiva, por falsa y por mudable;
    y porque es bella, débil, miserable,
    no nació para ser aborrecida.

    No nació para verse sometida,
    porque tiene carácter indomable;
    y pues prudencia en ella nunca es dable,
    no nació para ser obedecida.

    Porque es flaca no puede ser soltera,
    porque es infiel no puede ser casada,
    por mudable no es fácil que bien quiera.

    Si no es, pues, para amar o ser amada,
    sola o casada, súbdita o primera,
    la mujer no ha nacido para nada.
    (Mariano Melgar)

    El tema del “carpe diem”, con raíces en Horacio y Ausonio, está en Garcilaso y en Góngora donde exalta la belleza de la amada, para disfrutar su juventud antes de que sea tarde:

    ………………………………….

    coged de vuestra alegre primavera
    el dulce fruto, antes que el tiempo airado
    cubra de nieve la hermosa cumbre.

    Marchitará la rosa el viento helado,
    todo lo mudará la edad ligera
    por no hacer mudanza en su costumbre.
    (Garcilaso)

    y en Góngora

    ………………………………..

    goza cuello, cabello, labio y frente,
    antes que lo que fue en tu edad dorada
    oro, lilio, clavel, cristal luciente,

    no sólo en plata o vïola troncada
    se vuelva, mas tú y ello juntamente
    en tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada.
    (Góngora)


    En el siglo XIX, con Rubén Darío, la mujer adquiere un carácter sacro profano, donde se mezcla el lenguaje religioso para referirse al amor erótico:

    “Ite misa est”

    Yo adoro a una sonámbula con alma de Eloísa,
    virgen como la nieve y honda como la mar;
    su espíritu es la hostia de mi amorosa misa,
    y alzo al son de una dulce lira crepuscular.

    Ojos de evocadora, gesto de profetisa,
    en ella hay la sagrada frecuencia del altar;
    su risa es la sonrisa suave de Monna Lisa,
    sus labios son los únicos labios para besar.

    Y he de besarla un día con rojo beso ardiente,
    apoyada en mi brazo como convaleciente,
    me mirará asombrada con íntimo pavor;

    la enamorada esfinge quedará estupefacta,
    apagaré la llama de la vestal intacta,
    ¡y la faunesa antigua me rugirá de amor!
    (Rubén Darío)


    En el Siglo XX, la amada se va desprendiendo de las metáforas del Siglo de Oro y va ganando en sencillez y ternura:

    ……………………………..

    Lengua, barro mortal, cincel inepto,
    deja la flor intacta del concepto
    en esta clara noche de mi boda,

    y canta mansamente, humildemente
    la sensación, la sombra, el accidente,
    mientras Ella me llena el alma toda!
    (Dámaso Alonso)


    En general ha sido el dolor y la tristeza, el tormento y la desesperación las experiencias que han dictado los versos más apasionados y numerosos.
    Pero en algunos casos, ha habido correspondencia en el amor, como en los siguientes:

    A mi querida

    Ven dulce amiga, que tu amor imploro:
    luzca en tus ojos esplendor sereno,
    y baje en ondas al ebúrneo seno
    de tus cabellos fúlgidos el oro.

    ¡Oh mi único placer! ¡Oh mi tesoro!
    ¡Cómo de gloria y de ternura lleno,
    extático te escucho, y me enajeno
    en la argentada voz de la que adoro!

    Recíbate mi pecho apasionado.
    ven, hija celestial de los amores,
    descansa aquí, donde tu amor se anida.

    ¡Oh! nunca te separes de mi lado;
    y ante mis pasos, de inocentes flores
    riega la senda fácil de la vida.

    (Heredia)

    o éste de gran ternura:

    Si a veces silencioso y pensativo
    a tu lado me ves, querida mía,
    es porque hallo en tus ojos la armonía
    de un lenguaje tan dulce y expresivo.

    Y eres tan mía entonces que me privo
    hasta de oír tu voz, porque creería
    que rompiendo el silencio, desunía
    mi ser del tuyo, cuando en tu alma vivo.

    ¡Y estás tan bella; mi placer es tanto,
    es tan completo cuando así te miro;
    siento en mi corazón tan dulce encanto,

    que me parece, a veces, que en ti admiro
    una visión celeste, un sueño santo
    que va a desvanecerse si respiro!
    (Guillermo Blest Gana)


    Algunas mujeres, como María de Zayas y Leonor de la Cueva, nada tienen que envidiar a los poetas cuando expresan su amor en el soneto; y los de Sor Juana Inés de la Cruz, en su clarividente inteligencia, son obras maestras de la literatura.

    Muchos sonetos del Siglo de Oro, tratan el tema del amor con tintes eróticos o pornográficos. A menudo denotan correspondencia amorosa, otras veces se presentan bajo la apariencia de sueño.

    De Diego Hurtado de Mendoza, se han editado recientemente quince sonetos eróticos y una treintena con esta temática se puede leer en la antología de Alzieu, Jammes y Lissorgues ”Poesía erótica del Siglo de Oro”. La culminación del Siglo de Oro, no volvió a ser superada durante la etapa que va desde el final del Siglo XVI hasta comienzos del XIX, lapso que fue de decadencia, en manos del Neoclasicismo, que no dio ningún genio a la poesía española. La mayoría de sus sonetos, carece de brillo y de la fuerza reconocibles de los dos siglos anteriores.

    En el Siglo XIX, los románticos, Espronceda, el Duque de Rivas, Bermúdez de castro y la Avellaneda, Zorrilla y Núñez de Arce, poco partidarios del soneto, escribieron varios;
    No así Esteban Echeverría y José Mármol, dos argentinos fundamentales en el Romanticismo hispanoamericano, como tampoco en España, Arolas, Bécquer y Rosalía de Castro.

    Con el Modernismo el soneto resurge, como en sus mejores tiempos; con Baudelaire y Verlaine, adquiere su independencia métrica, temática y retórica, en comparación con el soneto clásico.

    Pero su mayor aportación, ha sido la riqueza de su lenguaje y su gusto por lo exótico y lo sensual.

    García Lorca, en su serie “Sonetos del amor oscuro”, descubiertos tardíamente, brinda una colección de gran belleza. Él mezcla la herencia clásica con los hallazgos de un surrealismo personal para expresar las vivencias de su amor atormentado y ardiente.

    [​IMG]

    Pablo Neruda, ha dejado una de las colecciones más hermosas de sonetos del siglo XX en sus “Cien sonetos de amor” (1959).
    Neruda le escribió a su amada Matilde Urrutia:

    …bien sabía que al costado de cada uno, por afición electiva y elegancia, los poetas de todo tiempo dispusieron rimas que sonaron como platería, cristal o cañonazo. Yo con mucha humildad hice estos sonetos de madera, les dí sonido de esta opaca y pura substancia y así deben llegar a tus oídos. Tú y yo caminando por bosques y arenales, por lagos perdidos, por cenicientas latitudes, recogimos fragmentos de palo puro, de maderos sometidos al vaivén del agua y la intemperie. De tales suavizadísimos vestigios construí con hacha, cuchillo, cortaplumas, estas madererías de amor y edifiqué pequeñas casas de catorce tablas para que en ellas vivan tus ojos que adoro y canto. (Neruda)

    Estos sonetos son de medida fija tendiendo al alejandrino pero con frecuencia endecasílabos y carecen de rima con una excepción:

    No te quiero sino porque te quiero
    y de quererte a no quererte llego
    y de esperarte cuando no te espero
    pasa mi corazón del frío al fuego.

    Te quiero sólo porque a ti te quiero,
    te odio sin fin, y odiándote te ruego,
    y la medida de mi amor viajero
    es no verte y amarte como un ciego.

    Tal vez consumirá la luz de Enero,
    su rayo cruel, mi corazón entero,
    robándome la llave del sosiego.

    En esta historia sólo yo me muero
    y moriré de amor porque te quiero,
    porque te quiero, amor, a sangre y fuego.
    (Neruda)

    Éste es el único soneto de Neruda con rima (monorrimo y asonancias), pero no es un soneto clásico, ya que no hizo ninguno de tal tipo.


    Muchas gracias por su atención;
    edelabarra.
     

    Archivos adjuntos:

    #1
    Última modificación por un moderador: 11 de Mayo de 2015
  2. cesarfco.cd

    cesarfco.cd Corrector Corrector/a

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    Gracias nuevamente Eduardo por compartir parte de tu conocimiento.

    Mientras más aprendemos, más disfrutamos y mas reponsabilidades tenemos para con éste arte.

    Un abrazo fraterno desde México.
     
    #2
  3. edelabarra

    edelabarra Mod. Enseñante. Mod. foro: Una imagen, un poema

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    Muchas gracias , estimado César, por acercarte a mis trabajos,
    espero que les sirva para tener unpantallazo de estos temas;
    un saludo cordial,
    Eduardo.
     
    #3
  4. ROSA

    ROSA Invitado

    Te tendriamos que hacer un "MONUMENTO" CHIQUILLO porque vaya el arte que tienes explicando las cosas, que sigas asi muchos años enseñandonos a todos un poquito de esa maestria que tienen tus letrs.UN ABRAZO BIEN GRANDE MAESTRO
     
    #4
  5. edelabarra

    edelabarra Mod. Enseñante. Mod. foro: Una imagen, un poema

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    Muchas gracias, mi aplicada discípula,
    es un placer verte incursionar por estos textos y saber que te resultan interesantes;
    un abrazo,
    Eduardo.
     
    #5
  6. lore1

    lore1 Poeta que considera el portal su segunda casa

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    #6
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  7. edelabarra

    edelabarra Mod. Enseñante. Mod. foro: Una imagen, un poema

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    El monumento te lo haré a tí querida Rosa, por tener la paciencia de leer estos escritos tan largos que he recopilado,
    eres generosa siempre, tu presencia es un halago para mí;
    un beso,
    Eduardo.
     
    #7
  8. edelabarra

    edelabarra Mod. Enseñante. Mod. foro: Una imagen, un poema

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    Muchas gracias querida Lore1 por pasar por mis escritos.
    ¿De qué valdría que quedaran allí solos, sin que nadie los leyera?
    Gracias a tu paso, cobran sentido;
    un abrazo,
    Eduardo.
     
    #8
  9. edelabarra

    edelabarra Mod. Enseñante. Mod. foro: Una imagen, un poema

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    Muchas gracias querida Lore1, por pasar por este escrito, ustedes le dan sentido a mi trabajo;
    un abrazo,
    Eduardo.
     
    #9
    Última modificación: 17 de Octubre de 2009
  10. edelabarra

    edelabarra Mod. Enseñante. Mod. foro: Una imagen, un poema

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    Muchas gracias querida Margarita por acercarte a leer el comienzo de la charla, me halaga que vengas a este rinconcito;
    un abrazo,
    Eduardo.
     
    #10
  11. SMILEATER

    SMILEATER Poeta que considera el portal su segunda casa

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    Una suerte haber pasado por aquí.
    Es una gran contribución a Mundopoesía
    y de gran ayuda a todo poeta o aspirante,
    gracias por la clase.




     
    #11
  12. edelabarra

    edelabarra Mod. Enseñante. Mod. foro: Una imagen, un poema

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    Muchas gracias por tu paso por mis letras, estimado Smileater,
    eres muy atento;
    un saludo cordial,
    edelabarra
     
    #12
    Última modificación: 7 de Julio de 2016

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