A una guitarra

¿Quién ha de tocarte cuando se apague el fogón que arde en mi pecho?
Cuando se acalle mi voz,
y deba tomar el repecho.
¿Quién te aflojará el clavijero,
para que tensa,
no te arquees de recuerdos?

Tal vez manos más expertas que las mías.
Te sacaran un largo punteo.
Manos que no veré y que se lo llevarán todo.
Incluso una guitarra tan cascada.

Pero si que suena cuando suena.
Aún con sus cuerdas gastadas.
Como el corazón de quien la toca.
Mi corazón,
sordo bombo de una sóla nota.

Tal vez manos más expertas que las mías.
Te arrancarán mejores melodías.
Pero no sé si te acariciaran con tanto cariño esas yemas,
como las que se encuentran al final de estos dedos torcidos
con que escribo cosas que leer no puedes aún al lado mío.

Tal vez de tan sorda,
nunca escuches que te he querido
desde el centro de tu madera.
Espero que el tiempo me de tiempo en la bajada
de regalarte,
criolla,
a alguien que te quiera.

 

Cuantas cosas sabe la guitarra que nadie más sabe...buena amiga la guitarra.

 

ESa guitarra, quien sabe quien la tocará>? Le contamos tantas cosas entre acordes...
Me encantó tu poema.

 

Hubo una vez un roble que cantaba con el viento, y su melodía de alma consistía en cantar. Cantaba orgulloso entre praderas, con los acordes de los ríos porque sabía que tenía madera de cantor. Y en sus oraciones le pidió a Dios un día que si acaso moría sus restos siguieran cantando de la mano de un poeta. Así nació una guitarra reencarnada de un roble soñador a las manos de un poeta canta-autor. ¡Ay que no quede huérfana mi musa encordada! Que trine su canto desde el diapasón cuando yo en los cielos cante una tonada, que vibren sus cuerdas desde el corazón.

 

¡Qué hermosa poesía! Pocos saben lo que es el sentimiento de amar tanto a la guitarra. ¡Te felicito!

 

Buena poesía. Me ha encantado.
Un poco triste, seguro que tu guitarra te quiere mucho, de tocarla con tanto sentimiento como inspiran tus letras.
Mis humildes estrellas y un saludo fraterno poeta.