Al viejo botijo

Me acompaño del viejo recipiente
al que dio forma un alfarero, en barro,
y con mis manos, fuerte, el asa agarro
cuando quiero paliar mi sed ardiente.

Por el pitorro cotidianamente
bebo a caliche el agua del cacharro,
y no existe instrumento más bizarro
al que el sediento acuda diligente.

Botijo, búcaro, pitorro y pipo
se denominan. Mi ansiedad disipo
en su pozo que guarda la frescura.

Y después que su chorro me ha saciado
lo relleno y, con máximo cuidado
a la sombra devuelvo con ternura.
​

 

Muy bueno, esa palabra búcaro es muy antigua, la encontré en poemas de Sor Juana Inés de la Cruz. Un gusto leerte.

 

Jeje. Sano hábito.

 

Todo un soneto para el entrañable botijo.
Un placer refrescante leerlo.
Saludote.

 

Esto me trae recuerdos de cuando trabajaba en la construcción, siempre había un botijo por ahí, bajo una sombra, y que bien mantenía el agua fresca el artefacto , un saludo, Amadís.

 

Hola Sergio, bueno, acudo cuando la salud me lo permite. Muchas gracias por dejarme tu grato comentario.
Un abrazo.
Miguel

 

Hola Luciana, cuánto tiempo. Muchas gracias por tus gratas palabras que te agradezco enormemente. Los nombres son variantes según las regiones. En Granada, mi tierra, se llama pipo y búcaro en Sevilla. Ahora los frigoríficos los desterraron, pero el frescor del agua y el sabor no lo superan y por mucho. Un abrazo.
Miguel

 

Sí Señor. Un abrazo. Amigo.
Miguel

 

Muchas gracias Alonso, por tu paso y por tu grato comentario. Igualmente te saludo.
Miguel

 

Hola Maroc, muchas gracias por tu comentario. Yo también me acuerdo que tanto en las obras como en los talleres era muy socorrido y en los hogares. Un abrazo.
Miguel

 

Me gustó tu soneto, Miguel. Abrazo.