Amazona (Soneto)

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Enfrente del océano cabalgas
y a lomos de un corcel vas desfilando
en medio de una playa galopando
al trote por su arena y por sus algas.

Tus bellas cualidades son hidalgas
y el mismo Poseidón las va observando
erguido en su oleaje murmurando
que dejes tu caballo y con él salgas.

Respondes, inmediata, con bravura
negándole tu ajuar al pretendiente
que busca destronarte de amazona.

Intrépida relincha tu montura
y gozas de un reinado independiente
asiendo, por las bridas, tu corona.


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