Antropofobia

A veces me dan asco de veras
las calles abarrotadas
de transeúntes
de todas las clases,
a todas horas,
calles que discurren
cual canales pestíferos
entre detritos,
plástico y colillas.

Algunas veces
detesto la condición
del mono urbanita,
los millones de zapatos
moviéndose sobre el cemento
como una inundación
incontrolable, apocalíptica;
hordas incongruentes
de esclavos infelices
engrilletados en la sumisión
de pantallitas brillantes,
entre selfies y oled.

A veces me dan asco de veras
el bullicio
y los millones de murmullos,
el estruendo de las urbes,
asco de sentir los sudorosos entes
en los buses, en el metro,
en el fast food center…
los carteles brillantes
y el smog.

A veces me dan asco de veras
las aceras sin árboles,
las fachadas ennegrecidas,
el ruido y el humo…
y entonces es cuando
deseo escapar
para no mirar
los rostros del miedo
y de la muerte
en las ciudades
de nuestra raza decadente.

 

Efectivamente, el ser humano, lleva en sus propios genes , el "demonio" de su
propia destrucciòn. Pareciera ser que, el exceso de confort y tanta tecnologìa
aceleraran su propia decadencia; y eso es tambièn, por la irremediable pèrdida
de los valores más bàsicos, incluyendo a la religiòn. Su poema es muy ilustrati-
vo y tiene una transparencia muy original encada una de sus lìneas vèrsicas.


Lo saluda... El Gitano

 

En efecto, a diario se ve la decadencia, Gitano, y ahora parece no haber un punto de retorno o cambio.

Gracias por la lectura y el atinado comentario.

Pax

Giovanni

 

Estoy de acuerdo con el comentario del Señor gitano,
y yo personalmente pienso que la decadencia humana es tanta que que ahora no parecen humanos sino un rió de sombis presurosos a envenenarse con la tecnología, esto está acabando con las familias con el respeto y de religión ya casi no queda sino el nombre, ya no hay valores y en los colegios ya no enseñan el temor de Dios, de ahí dependió que abunde la falta de amor, comprensión y todos los valores,
"Esto con el fin de no ofender a nadie"
Un saludo cordial.

 

Myriam, alguna veces hago el ejercicio de taparme los oidos, cuando espero en la parada del autobus, por ejemplo, y ya en silencio observo a las personas pasar, los gestos, el lenguaje del cuerpo, sus interacciones... pueden ser sorprendentes. Vivimos en una sociedad enferma, y como bien dices, como zombis y sin valores.

Esta era posmoderna parece más luminosa de lo que en realidad es, una caída para la humanidad que no sabemos cuando irá a terminar.

saludos