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Brindis de Lurigancho

Tema en 'Poemas Generales' comenzado por rafael tato, 11 de Mayo de 2020. Respuestas: 1 | Visitas: 231

  1. rafael tato

    rafael tato Poeta fiel al portal

    Se incorporó:
    22 de Mayo de 2011
    Mensajes:
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    En la vertical y ahuecada soledad de las rejas
    bajo la umbría nefasta de la noche,
    tres presidiarios sin sentir odios ni reproches
    bebían el agrio vino fermentado por sus penas.

    Sobre sus ojos empañados de sudor y lágrimas
    entristecido el firmamento arrullaba sus quejas,
    quejas que parecían más penas lánguidas
    agonizando sin posibilidad en el averno de sus ideas.

    Hacía frío...Un frío intenso casi helado a esa hora,
    ese frío propio de los abandonados cementerios,
    ellos bebían y no sabían si querer desear la aurora
    o embriagar sus cuerpos y almas para sentirse muertos.

    Hubo un momento que se rompió el silencio
    por una voz melancólica, suave...Pero muy segura,
    era la voz de Enrique que queriendo imponer su ejemplo,
    alzó su copa de vino y brindó de buena forma y cultura:

    ¡Brindo! – exclamó -
    Por todo hombre que se encuentra entre rejas.
    por el más humilde...Olvidado...Y acéfalo ser,
    por esas lágrimas que en ristre sustentan su pena,
    por sus sueños muertos...¡Que nunca habrán de florecer!

    ¡Brindo!
    Por los delincuentes y criminales que se tragan solos
    las repetidas huellas de sus soledades y desprecios,
    por sus hijos sorprendidos ahogados en dolores y abrojos,
    por sus nazarenas madres deportadas de los sueños.

    ¡Bebo este vino...!
    Por las esposas que se prostituyen sin ninguna oportunidad,
    las que sienten hambre de amor comprensión y misericordia,
    por sus miradas muertas a la luz,a la vida, a la realidad...
    Por el fantasmal y oscuro argumentos de sus historias.

    En fin compañeros...
    Ojalá este brindis como el sol se haga eterno en el cielo
    para que ilumine la conciencia de todos los seres humanos,
    para que al fin reine sobre la injusticia el derecho
    ¡Y nunca en los estrados judiciales existan jueces tiranos!

    ¡Bravo! ¡Bravo! amigo...
    -Irrumpió emocionado Fernando-
    reflejándose en sus mejillas
    las perlas nacaradas de su tragedia..
    Yo también quisiera con sentimiento de ironía y llanto
    expresar en un brindis lo que a mi corazón tanto le aqueja:

    ¡Brindo!
    Por aquellos policías que golpean torturan y matan,
    por los que nunca emanan una palabra de esperanza,
    por esos que se olvidan que son hijos y tienen mamá,
    por ellos que aún no entienden que son ¡De cuerpo y alma!

    ¡Brindo! Por mis amigos que decían quererme tanto,
    por su actitud ingrata que evoca falsos acuerdos,
    por los que se deleitan digiriendo mi propio quebranto,
    por todos esos amigos que con cariño ¡Aún los recuerdo!

    Y en especial ¡Brindo por ti Enrique...Y por ti Maximiliano!
    por esta honda pena que nos está matando,
    por mis sueños truncos persiguiendo las estrellas
    en este pávido rostro ¡De mi cielo raso!

    Terminó Fernando su brindis y reinó un silencio santo
    acompañado de reflexión...De pesar...De impotencia...
    Y fue la voz de Maximiliano que con sublime encanto
    inspiraba en un brindis el más hermoso de los poemas:

    Brindar – dijo -
    Es desenvainar la espada que llevamos guardada en el alma
    para hacerla vencer en la batalla de los deseos,
    es acogerse al inmensurable mundo de las palabras,
    es rezar con alegría y llanto nuestro propio credo.

    Brindar,
    es inmolarse en versos de amor y sentimiento
    bajo una tierna bandada de ilusiones blancas,
    es buscar acallar con un grito de dolor el sufrimiento,
    es poder disfrutar la anisada esencia de la esperanza.

    Por eso – continuó -
    Quiero brindar con el debido respeto y el permiso de ustedes,
    cuyos brindis de justicia abren las ágiles puertas de la razón,
    para expresar después de tantos años si aquí se puede
    el más sincero y justo brindis que escondo en mi corazón:

    ¡Oh! madre mía, yo no soy digno de alzar esta copa
    ni de pronunciar siquiera tu dulce nombre santo,
    yo sepulté tu alegría y sembré en ti la maligna roya
    de esta pena mía que poco a poco...¡Nos está matando!

    Aún así,
    brindo por ti y por todos aquellos que tienen que ver conmigo,
    por los que llevan mi sangre por los que por mí han sufrido,
    por el dolor de sus entrañas y de sus dientes el rasguido
    de sentir la triste agonía de ver sufrir a un ser querido...

    ¡Brindo!
    por las prematuras ilusiones que me causan alegría
    y me hacen olvidar la fosa hambrienta que me espera,
    por los sueños gravitantes de mi diaria fantasía
    que refrescan sutilmente el jardín de mis quimeras.

    ¡Brindo! - Inspiró -
    Por esta noche testigo de nuestra lealtad,
    por su sereno rico en acordes de violines y acordeones,
    porque nuestros sueños inspiren versos de amor y libertad
    y nuestras lágrimas sean esquirlas refrescantes de ilusiones.

    Así mismo...
    He de brindar por los años que me esperan en esta celda,
    por sus horas silenciosas vigilantes de mi tristeza,
    por el arrullo incondicional de mi tranquila conciencia
    y el recuerdo imborrable amada mía ¡De tu inefable belleza!

    Para terminar queridos amigos...
    Quisiera brindar por el grito más íntimo de nuestro sentimiento
    para que nos fortalezca como el hierro de nuestras rejas,
    y para que este brindis alcance la dimensión del universo
    junto a la eterna paz y belleza del sol, la luna y las ¡Estrellas!

    ¡Salud amigo!
    ¡Salud compañeros!
    ¡Salud carajo!

    La noche cerraba sus ojos,
    Ya el sol despuntaba con su divino encanto...
    Su luz como un sueño real y luminoso,
    cubría con rayos de esperanza y vida...
    Al hacinado penal de ¡Lurigancho!

    Tato Ospina
    DRA
    Colombia
     
    #1
    Última modificación: 21 de Mayo de 2020
    A marquelo y Sinedie les gusta esto.
  2. marquelo

    marquelo Negrito villero

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    Felicitaciones. Toda una historia. En Perú también hay una cárcel llamada Lurigancho.
     
    #2

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