Café Extravagante Ville Valo.

En lo profundo…
dos gotas de fuego
fundiéndose,
la mente volando.
En el abismo de las almas
beso tus cicatrices,
sumergida en ti,
suspiros ahogados
en el murmullo de las aguas,
el calor arañando la piel
humedad insolente entre las piernas.
Encendidas teas envueltas
en gemidos de agua.
Explorando impaciente los antojos
vuelo en tu cuerpo
tejiendo caminos intensos.
Un cardumen de peces
en lucha de sombras,
aldabas abriéndose,
embriagados laberintos
donde te sumerges.
Uno solo en lo profundo,
una sinfonía de estallidos
llenando el espacio,
dulzuras de lenguas
mezclándose en éxtasis,
caderas floreciendo,
devorando torrentes
de agua viva…
Besos esculpidos
en fuego
tatuados los cuerpos
de susurros y ruegos.
Olas de llamas
extinguiéndose con fulgor.
Brillos de pasión,
hoguera de sueños.
Latiendo en los pechos
un te quiero
envuelto en llamas.
El aire exhalando
aromas de lujuria.
Labios humedeciendo
las arenas encendidas.
El tiempo en silencio detenido
inmortalizando el momento.

 

El sonido de un gemido es un susurro hecho fuego, un aliento que se quiebra en el aire como una confesión involuntaria. Es la voz del cuerpo hablando en su idioma más puro, una nota breve que vibra entre el deseo y la entrega.

No es solo un sonido, es el eco de lo inevitable, la melodía que se filtra entre el roce de dos pieles. Es la pausa del mundo, el temblor que dice lo que las palabras no alcanzan. Un gemido es el instante en que el silencio se vuelve música.

 

Podríamos seguir escribiendo hasta no se cuando, pero que nos queda para el martes?
quizás nos clausuran el café por ser incendiarios
Así que mejor cantamos

 

A Luna Roja le gustó a quien escribe el mensaje

 

Te faltarán palabras? Si no tienes para Martes , siempre habrá un Miércoles. Ten dulces sueños debajo de la sabana y despierta martes con una sonrisa

 

Gatito

 

EL GATO negro superó las 9 vidas o eran 7 bue, las superó y se murió y ya no vuelve... pero en fin, tú tienes una obseción con los gatos XD HAHAHAHA digo nomás...

 

Hola Danie
miauuu
jajajaja
el contó que le dicen gato
otros se llaman como un león o son tigres son felinos, otros son mimosos y libres como gatos y otros tienen un gato de avatar entonces son gatos chiquitos o grandes
que queres que haga?

 

a bailar

feliz martes

 

cual gato sos vos Dani?
porque también tengo unos gatitos castrados

 

ah también tenía unas gatitas hermosas pero ya me abandonaron creo que las mataron

 

para vos por tu abandono

 

bueno sigamos bailando para alegrar este martes ardiente

 

y me voy a seguir cocinando

 

Yo soy un gato manso, de andar callado,
reino entre las sombras, guardián del misterio;
mi cuerpo es un verso, mi salto, un imperio,
y en mi andar furtivo, el mundo he trazado.

No temo a la noche, mi ojo encantado
rompe en lo profundo un aire etéreo;
mi vida es un juego, mi instinto es serio,
y en cada silencio un dios he encontrado.

Soy dueño del tiempo, de luces y azares,
vigilo la casa, los sueños, los mares,
sin peso, sin prisa, sin dueño, sin amo.

Mi lengua es un filo, mis uñas, cantares,
mi alma es un eco de antiguos lugares,
soy todo y soy nada: un manso que es amo.

 

El martes llega con sus manos vacías, porque todos los orgasmos se quedaron enredados en la piel del lunes. La luz del día es un bostezo largo, una pausa de café que no sabe a nada, porque en los cuerpos ya no hay fuego, sólo cenizas tibias de lo que ardió en otra jornada.

El martes camina lento, como si supiera que no le pertenece el clímax de las cosas. Se sienta a mirar el reloj y escucha el eco de los gemidos pasados, esos que el lunes robó y escondió entre sus horas veloces.

En las calles, los cuerpos se mueven en una coreografía rota, buscando sin querer lo que ya no está. Las manos ya no tiemblan, los labios no buscan, y las camas son solo un eco frío.

Pero el martes espera. En su tristeza de segundo acto, sabe que algún orgasmo rebelde se negará a morir con el lunes y, tal vez, despierte escondido entre las grietas de una tarde cualquiera. Porque los días también tienen memoria, y el martes, aunque huérfano, guarda secretos en sus sombras.

 

Odio el calor, prefiero morir congelada

 

Aquí está siempre caliente

 

En el siglo III D.C., un rey envió a su hijo al templo para estudiar con el gran maestro, quien debería enseñarle los principios fundamentales para ser un buen gobernante. Apenas llegado el príncipe, el maestro lo mandó solo al bosque; al término de un año debería volver al templo y describir el sonido del bosque. Cuando el muchacho regresó, dijo así:

– Maestro, pude oír el ruido de las hojas, el zumbido de los colibríes, el cantar de los cuclillos, el chirrido de los grillos, el rumor de la hierba, el zumbido de las abejas, el susurro y el grito del viento.

El maestro entonces le pidió regresar al bosque y esforzarse por escuchar algo más. El príncipe se quedó perplejo; ¿no había discernido ya todos los sonidos? Durante días y noches sin fin el joven lo intentó, pero no oyó más sonidos nuevos. Hasta que una mañana empezó a distinguir algo no escuchado hasta entonces. Cuanta más atención ponía, más claro lo percibía. Una sensación envolvió al muchacho: estos eran los sonidos que el maestro deseaba que distinguiera.

Al cabo de un año, el maestro le preguntó si había oído algo más.

– Maestro, pude oír lo que no se oye; el sonido de las flores al abrirse, el del sol calentando la tierra y el de la tierra bebiendo el rocío de la mañana.

El maestro asintió con la cabeza:

– Oír lo que no se oye es una disciplina necesaria para ser un buen gobernante, pues sólo cuando ha aprendido a escuchar atentamente los corazones de las personas, sus sentimientos no comunicados, las penas no expresadas y las quejas no proferidas, puede inspirar confianza en su pueblo, comprender cuando algo está mal y satisfacer las verdaderas necesidades de sus conciudadanos. La muerte de un grupo llega cuando el líder sólo escucha las palabras superficiales y no entra en el alma de las personas.

 

ups pobrecito

 

ojalá siempre haya alguien que mantenga viva la llama de la libertad...

Algunos vienen aquí y no se atreven a entrar , ni participar.
un millón de gracias para los que siempre están aunque no esten , no mordemos ... todavía
y para quién está
mmm gracias gatito por la compañía, la inspiración y el cariño

 

Reposa un gato en la cornisa
la luna es un carrusel
ríen las paredes en silencio
hormigas rojas
devoran las ventanas
caen los cerrojos blancos
las arañas tejen intrigas
un sol muere en mi regazo
nieva amor
por todos lados

 

Mañana, que es miércoles, y también un eco hueco entre el principio y el fin, podríamos dedicarnos a descifrar los intersticios del tiempo, como si fuera un reloj roto que sigue funcionando. Tú, buscando lo que no se encuentra, y yo, pretendiendo que no me importa. Si no quieres mi calor, entonces seré brisa, un soplo breve que acaricia sin quedarse, porque quedarse sería admitir demasiado.

Podríamos caminar calles que no existen, esas que inventan las noches entre libros abiertos, dejando que los faroles murmuren lo que callamos. Yo llevaría en el bolsillo una piedra, tú, una palabra que nunca se pronuncia. Podríamos jugar a perdernos entre los espejos, atrapados en la duda de si somos reflejo o reflejados.

Y si todo falla, siempre quedará el silencio, ese miércoles eterno donde ni tú ni yo sabemos qué hacer, pero seguimos intentándolo, como quien persigue un tren que nunca partió.

 

Soy el pecado de la Luna

Soy el secreto oscuro de la Luna,
la sombra que acaricia su costado,
el beso que en silencio le he robado,
la culpa que en su luz jamás se acuna.

Soy la fiebre que incendia su fortuna,
el eco de un gemido sofocado,
el fuego en su blancor enamorado,
la noche que en su piel queda desnuda.

Soy su rumor de viento entre los mares, la llama que al cristal rompe y destruye, el grito de un amor que no se nombra.

Soy el rincón perdido en sus altares,
la sangre que en sus noches se diluye,
el pecado que alumbra su penumbra.

 

Los gatos en miércoles se esconden de la Luna

En las noches de miércoles,
cuando el cielo se despereza en seda oscura,
los gatos, en un pacto milenario con la sombra,
se esconden de la Luna.

Ella, altiva reina de las mareas,
baja la mirada de plata líquida
y los busca entre las esquinas cansadas,
entre las ramas del árbol que aún recuerda
las canciones del viento.

Pero ellos,
dueños de un secreto que nadie osa preguntar,
se disuelven en el aire,
se mezclan con los ladrillos de la calle,
con los gritos olvidados de las ventanas.

La Luna,
perpleja en su infinita sabiduría,
se sienta sola en su trono celeste.
Y en su luz,
donde el misterio y la nostalgia se abrazan,
nacen los poemas que nunca escribimos,
las palabras que los gatos susurraron
antes de desaparecer.

Así,
cada miércoles,
se repite el ritual:
la Luna busca,
los gatos huyen,
y nosotros,
simplemente miramos,
sin comprender.

 

Sin gatos en la cornisa,
sigo sola, bailando sola.
Gira la luna y gira y gira.
No se cansa de tanto girar?
Mirá para aquí,
mirá para allá
y nada, hasta las estrellas
se escondieron.
Las paredes ya no ríen,
ahora cuchichean,
como viejas chismosas.
Las hormigas las llevó la lluvia
o el calor ? o será el frío?
Quién sabe?
Las ventanas tienen insomnio
caminan por la casa
haciendo ruido,
como ratas hambrientas,
roen el óxido y el moho
de los candados.
Las arañas crecen y tejen escondrijos.
Siempre es de noche,
en la laguna, antes azul.
Hoy los sapos
hacen fiesta,
bajo la luna roja.
Dónde está mi sol?
Dónde mis mariposas?
Y las luciérnagas?
Encerradas,
con el último orejón del tarro,
yo.