Caperucita Roja.

Por fin nos encontramos, y somos combatientes,
a veces, contertulios resplandecientes.
Contemplativos, ante el Big Crunch final del Universo.
Dicha beatitud nos inactiva y purifica. Debemos ponernos, algún día, manos a la obra.


La santidad está en el verbo; en el Servicio, que es Amor en acción. La convivencia


con los congéneres, aldeanos y vecinos. Decrepitud que arreglamos con pericia y paciencia.
Perversiones que transmutamos en conocimiento. Violencia que convertimos en erotismo...
La sanación del autismo y de la esquizofrenia, mediante los sonidos mentales,
que son sonidos, mezclados con colores. La limpieza del ecosistema o medio-ambiente,


que actualmente, sufre, porque está siendo contaminado.


La Alquimia, que es transformación del plomo, en oro; y del viejo, en joven.
La consecución de los fines sagrados. La comunión con el Ormus o Manná egipcio:
Oro, rodio e iridio monoatómicos. Las proposiciones herméticas del Antiguo Egipto:
Como es arriba, es abajo.


Como es adentro, es afuera. Como es lo macro, es lo micro. Y al principio,





era la Nada y era el Todo.
¿ Música, o Poesía ?
Me encanta la grandeza, y no me frustro.
No padezco gigantismo, sin embargo. Ni soy Nefilim de los tiempos de Henoc, el patriarca.


Te quiero, como un oso bondadoso, a Caperucita Roja.