Cien poemas para el alma XII

El peor error habría sido
no haberlo intentado,
si, luché por tu cariño
estando el mío desgarrado.

Te ofrecí lo inimaginable
poniendo todo a tus pies,
sabiendo que no eras fiable
por tí, todo lo aposté.

Pero no hay mal eterno
ni idiota que siga amando,
cuando todo es infierno
el amor se va volando.

Tus golpes no eran físicos
me maltratabas el alma,
las promesa hechas añicos
abrieron cadenas en calma.

Fue un milagro tu partida
cuando sin dudar me dejaste,
me sentí morir con la herida
pero a una fiera liberaste.

Con el consuelo de mis hijos
no me permito arrepentimientos,
ellos son frutos de los acertijos
que me hicieron mis sentimientos.

El tiempo ha restaurado mi alma
y la soledad me ha descubierto,
mis pasos me guían con calma
a un cielo completamente abierto.

Los sueños cada noche florecen
y he rescatado a los marchitados,
mis libres deseos me embellecen
y los días se han engalanado.







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Poeta yo soy de la creencia, que no deseo vivir con remordimientos,
mis respetos en un abrazo en el azul,