Como el episodio 7 de 12

Llega un momento donde el silencio a medias se hace pesado
y se siente uno como el rudo gentil de una caricatura Japonesa,
solo siendo la mano derecha del protagonista admirado
con una trama bien hecha pero que nunca te adereza.

Siempre dentro de una historia donde tienes tus momentos,
tus heroicas acciones y tus fascinantes interacciones,
pero nunca un punto central que solidifique tus cimientos,
relevado a un plano secundo de escazas reacciones.

Tal vez en algún momento un episodio trate sobre tu ser
y muestre los ángulos de tu vida por veinte minutos,
pero luego todo sigue adelante y vuelves a retroceder
a tu espacio grande, pero a la vez diminuto.

Tal vez hagas algo más al final del largo calendario
y quién sabe si logres al menos aplacar algunas penas,
pero aun así seguirás siendo aquel “fuerte, pero solitario”
personaje tenaz de balance para historias ajenas