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Cuando te creí perdida

Tema en 'Poemas de Amor' comenzado por Halloran, 29 de Mayo de 2006. Respuestas: 4 | Visitas: 764

  1. Halloran

    Halloran Poeta asiduo al portal

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    CUANDO TE CREÍ PERDIDA

    I.

    Y que no estás, y que te siento lejos,
    días después de tan cercana vida,
    después de haber buscado la salida
    a este laberinto vital de espejos.

    Y que no estás, ahora, hoy, a mi lado.
    Y que en tu ausencia, ni tengo vacío,
    que incluso eso, que pensé era mío,
    de algún modo a ti te lo he entregado.

    Y que no estás, porque ahora estoy yo solo,
    con soledad tan grande que me mata,
    enfermo crónico de este mal de amor.

    Y que no estás, y sólo tengo el dolo
    que a tu ausencia de algún modo me ata
    cuando ya, lejos, se enfría tu calor.

    II.

    Quise vivir siempre según mi antojo.
    Quise ser yo, por encima de todo.
    Quise tener oasis, y es lodo
    lo único que de mi siembra recojo.

    Quisiera recoger hoy flores tales
    que aromatizaran estos días
    que lentos van pasando, entre agonías
    causadas por el peor de los males.

    Quise ser yo, y acabé siendo tuyo.
    Quise castillos, y encontré portales
    tras los cuales no hay nada más que nada.

    Quise ser ayer, y no fui. Hoy huyo
    lejos de trampas que sé son mortales
    causadas por mi más feroz amada.

    III.

    El viento va refrescando mi rostro
    con un soplo fresco, vivificante.
    Quizá el viento sea mi solo amante
    con sus caricias leves. Y me postro

    ante él, sin miedo, y le adoro,
    sintiendo que se enreda en mi cabello,
    sintiendo que me abraza y que, con ello,
    me da una vida impagable con oro.

    El viento me acaricia, y son sus manos
    recuerdos de recuerdos ya lejanos,
    de momentos que ayer viví contigo.

    Quizá el viento te esté acariciando,
    y quizá ahora estés recordando
    los momentos que viviste conmigo.

    IV.

    Pagado has con silencio mis desvelos.
    No dices nada de ti. Has callado
    los labios que antes hube besado,
    la boca en la que encontré los cielos.

    Silencio me das por todo presente
    tras días de ausencia y desconsuelo.
    Me dejas solo, sólo con el duelo
    que el no saber de ti siembra en mi mente.

    ¿En qué te ofendí? Dime si lo he hecho,
    pues sólo al saberlo puedo dar
    solución o incluso cura a tus males.

    Pero no me dejes aquí desecho,
    arrojado al silencio del no amar,
    condenado por ti a infiernos tales.

    V.

    ¿Qué ha sido de tus manos? ¿Qué se ha hecho
    de los labios que me hicieron esclavo?
    ¿Qué pasó con los ojos, con el pecho,
    con la cintura a la que estuve atado?

    ¿Qué fue de tan gratos momentos
    como contigo gocé? ¿Sucedió acaso
    que alejada oíste los lamentos
    que daba un corazón enamorado?

    ¿Al oírlos quisiste alejarte?
    Quizá no soportaste aquellos gritos,
    aquella locura del amante,
    ni sus palabras, ni sus escritos.

    ¿Qué queda de todo lo vivido?
    ¿Queda sólo el recuerdo, o ya ni él?
    Quizá tan sólo, de lo que fue miel
    queda el sabor amargo de la hiel...

    O quizá ya ni eso.

    VI.

    De crisantemos se viste hoy el parque
    donde ayer apagaba los fuegos
    que con tu vida encendías en mí.

    De crisantemos, pues ya casi de luto
    me siento ahora
    que nada tengo tuyo.

    Nada. Ni una palabra,
    ni una llamada,
    ni una mirada,
    ni por supuesto una caricia,
    ni un beso,
    ni la mínima expresión
    de aquello que hacíamos
    juntos,
    lentamente,
    bañados de luna,
    empapados de amor.

    VII.

    Desamor, otra vez vuelves,
    otra vez,
    sobre mí,
    extiendes
    tus alas negras de cóndor.

    Desamor, ¿ya de regreso?
    ¿Por qué esta vez? ¿Por qué ahora?
    Dame al menos un segundo,
    un minuto,
    una hora,
    para que busque a mi amada,
    para que le diga adiós.

    Para que pueda matar,
    por una vez en la vida,
    al amor.
    Para que no se muera,
    para que menos me duela
    el dolor.

    Déjame, desamor, que vaya...
    y que con una guadaña
    siegue hoy mi corazón.

    VIII.

    El rumor del agua me invade.
    Es una fuente pequeña,
    rodeada de un vergel artificial.

    Y me llena, y me refresca, y me lanza
    lejos del desierto de mi alma,
    a un oasis fingido
    donde quede dormido
    el dolor que hay en mi pecho.

    Cuando la fuente se calle,
    cuando regrese a la calle,
    al hoy, a la realidad,
    cuando la ciudad cruce...
    sé que volveré a amar.

    IX.

    De pronto, mi cama
    trocose en tu lecho.
    De pronto, de almohada,
    tuve a tu pecho.

    Y en el recosté
    mi frente cansada.
    De lo que soñé...
    no me queda nada.

    Mis sábanas fueron
    tu vientre y tus manos.
    Tu cuerpo y el mío,
    durmientes, juntamos.

    En ti me encontré
    en la alborada.
    De lo que soñé...
    no me queda nada.

    Paseé por tus piernas
    lenta mi mirada.
    Te buscó mi boca
    aquella mañana.

    Aquél día cambié,
    y fui fuego, y fui llama.
    De lo que quemé
    no me queda nada.

    X.

    Mis labios preparaban nuevos besos,
    ansiando los tuyos por contrarios.
    Mis manos creaban caricias nuevas
    de las que fuera tu vientre destinatario.

    Mi piel buscaba nuevos aromas
    que a tu piel impregnasen al juntarlas.
    Mi cuerpo entero, en fin, buscaba formas
    que tu cuerpo quisiera disfrutarlas.

    Mis labios, mis manos, mi piel, mi cuerpo,
    todo lo que soy y lo que he sido,
    han por un momento enloquecido.

    Tu boca, tu vientre, tu piel, tu todo,
    se ha alejado de mí: silencio sólo
    para un corazón enfebrecido.

    Pues que a mi amor tu desdén le tocó en suerte,
    nada más prepararé, crearé ni buscaré...
    sólo la muerte.​
     
    #1
  2. Ana Clavero

    Ana Clavero Poeta que considera el portal su segunda casa

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    24 de Abril de 2006
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    Mujer
    He estado buscando una estrofa de tu poema para destacarla, pero es imposible quedarse con una porque todo él es destacable.

    Me he estremecido ante esta manera de cantarle a la ausencia del ser amado.

    Un beso
     
    #2
  3. Karen Gajda

    Karen Gajda Poeta adicto al portal

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    25 de Enero de 2006
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    Solo puedo decirte wow. Cómo una mujer puede dejar este poeta? Estoy feliz de haber encontrado estos versos.

    Un abrazo
    Karen
     
    #3
  4. palini

    palini BRUJA PIRUJA

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    30 de Octubre de 2005
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    Cuánta melancolía. Que pena entenderte tan bien. Muy buenos, todos.

    Prepara tu boca para otros besos, si es que puedes!!!

    Un besazo Nicholás.
     
    #4
  5. Mariela Marianetti

    Mariela Marianetti Poeta que considera el portal su segunda casa

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    20 de Marzo de 2006
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    Bellos versos , excelente escritura.!!
    Un cordial saludo.

    Mariela.
     
    #5

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