De cara, o de perfil. Ojos y oídos.

Conozco a ciencia cierta,
y lo puedo relatar,
el avatar del presente siglo,
o muestra humana más eminente,
que no fue elegido gobernador
ni presidente, sino que opera
bajo el auspicio de las jerarquías
planetaria y solar, cuya naturaleza
es el espíritu, el cuál conserva
verdadera vida, como un magno río,
su caudal. Del Amazonas al Orinoco,
fluimos, por el Mississippi,
Duero, Tajo, Ebro y Guadiana.
Hasta el río Amarillo, el Volga,
Tigris, Éufrates ( paradisíacos ),
Nilo en Egipto, o Danubio azul,
que tanto nos recuerda al Ballet.





Y con Billy Elliot, bailamos,
a veces, por sevillanas.
Emulando a Antonio Canales,
o a Joaquín Cortés. Siguiendo la estela
de la Niña Pastori, Diego el Cigala,
Ketama o Pastora Soler.
Hasta convertirnos en héroes,





al estilo de Mariah Carey, y de otras divas,
como lo son Celine Dion,
Tina Turner o Cher.
Cosas veredes, Sancho, que no crederes.
Cosas habrás de oír.





Hasta que cese tu existencia,
por tamaña elocuencia y locuacidad,
como muestra Astérix el Galo,
que no tiembla ante Julio César,
o el séquito de centuriones, en la Roma imperial.
Luego por tanto, en pro
de la convivencia, nos concierne
la paciencia, que es madre de la ciencia,
y además, sin soberbia ni prepotencia.





Simplemente, aceptación
de que somos superados,
en talento, muchas veces,
y el reproche obedece
al espaldarazo o bofetón con mano abierta
en la espalda. A ver si Quino,
dibuja tan bien a Mafalda,
como cualquiera de nosotros.
Pobres potros de Carlos Gardel.
Por una cabeza...

 

Porqué no considerar al Po si es caudaloso y fuerte y danza casi igual o mejor que el Danubio.

 

Los ríos están vivos, Jesús.
No hace falta ponerles medallas al mérito civil.
Ya sabes que las aguas son un elemento de la Madre Naturaleza, tanto como el metal, el fuego, el aire, la tierra o la madera.
Si tuviéramos que homenajear a cada río del mundo, nos percataríamos de que no hay suficiente dinero.
Porque el Taj Mahal es pequeño, en comparación con muchos ríos caudalosos.
Y también, la Alhambra de Granada, o el muro de las Lamentaciones, en Jerusalem.
Y nos difuminamos, en el ecosistema o medioambiente.
Con lo cuál, acabaremos desplazados adentro de la pantalla de cine.





No se vive mal, ahí dentro.
Te lo puedo asegurar.
Aplastados como hostias consagradas, de la Primera Comunión.
¡ Hey, Aldonza ! ¿ Cómo está mi granjera favorita ?