De famas y señores

—Añoranzas dispuestas en señores
siempre alcanzan en mármoles tardíos;
que rezan bien el ¡ay!, y el no,
y hacen del sí, «de sí». ¡Sois presa, ríos!
¡Las tierras, cerca...! ¡Y oro sus valores!

En vida el hambre; en muerte, los honores;
¡que apetece el poeta solo hastíos!
Y nada el arte mereció
distinto al justo. ¡Rompan griteríos...!
Que él, sin premio (¡en silencio!), pinta amores...

De nada servirá pedir. ¡Ni al cielo!
—¡Señor! ¿Y cómo no...? ¿Quién es cubierta?
—Caras vemos... —¿Y fama? —¿Es menester?
(Paréceme que no).

—Merece el nombre. —¡Basta, cruel desvelo!
¿Pues, Pluma; habrá quien de esta era incierta,
sin ser mezquino se haga conocer?
(¡Paréceme que no...!)

 

Una entrega poderosa.
Ha sido un gusto pasar.
Mis saludos más cordiales.

 

Muy, muy bueno tu poema, tanto en la forma como en el fondo, un alarde de buena lírica lo tuyo, un inmenso placer leerte.

Saludos cordiales.

Alberto.

 

Muchas gracias a ambos por leer.

 

¡Muchísimas gracias!