Dedicatoria

Dedicatoria​

Al imborrable
recuerdo de mis padres
razón de mi existencia
en la memoria del tiempo.​

A los que ante
la adversidad no se rinden,
y vencedores ascienden
a las cumbres.

A los que
con la calidez de sus afectos
levantan al caído.

A los niños,
rocío de inocencia,
capullos por abrirse,
sustitutos
en este milagro
que es la vida,
traviesos portadores
de la
luz infinita.

A los mimos,
que con sus
rostros de cal,
su silencio de espejos
y sus
manos gestuales
nos atrapan
en el espejismo
de la nada.

A los payasos,
fabricantes de la risa
de
nuestra niñez,
tatuada en el recuerdo,
hasta el más allá
de nuestra existencia.

A los magos,
incredentes manejadores
de la fantasía,
cósmicos hacedores
del asombro.

A los cuenta cuentos,
que con la palabra
sagrada
de la
fascinación,
construyen castillos
en el
bosque azul
de la imaginación,
y nos hacen
habitantes alados
de reinos lejanos
que
no conocen el olvido.

A los titiriteros,
que con sus
voces escondidas
y sus manos,
cobran vida personajes
de trapo
cuyas almas
son nuestras almas.

A los poetas
todos,
verdaderos alfareros
de los sueños,
que con el
barro de la palabra
convocan
la reconciliación
del hombre.

A los pájaros,
que libando
el néctar de las flores,
nos anuncian al amanecer
con sus perfumados trinos,
que la vida
comienza
hoy.

A las mariposas,
que del polvo
de sus alas
surge el color
de las ilusiones,
es decir
la felicidad,
y
de sus aleteos
la brisa mañanera
que nos hace
sentirnos dioses.

A los
siete enanitos,
porque
nunca crecieron.

Al caballo bien bonito
que comía
flores.

Al fabricante
de
estrellas
amolador del Universo,
que con la melodía mágica
de su sinfonía
raptó al
caballo bien bonito
que
comía flores,
en la pradera encantada
de
Flora,
Reina de la primavera,
que con sus pasos leves
casi aéreos derramaba
la belleza sobre los campos
estallando de colores
y
perfumes
al mundo de los hombres,
y
poniéndole alas
se lo llevó
volviéndolo
un unicornio azul,
y
solo podemos verlo
cuando somos
buenos, justos y dignos.

A Chaplin,
que
buscando oro
en su quimera
tuvo que conformarse
con comer suelas,
y
comprendió
que
la verdadera riqueza
de la vida,
está entre candilejas
es decir,
en la luz
que brota de nosotros mismos,
y
no en el querer poseerlo todo.

A Sancho Panza,
leal seguidor
de
insomnes locuras
que en
famélica cabalgadura,
Don Quijote
alentado por la pasión
en la ensoñación
de
Dulcinea,
y los molinos
en el
imaginario
de su
realidad,
en
estelares aventuras
nos
pone a dudar
si
la razón,
es cosa cierta
o
momentánea verdad.

A Néruda,
poeta medular,
roca volcánica
de la
palabra,
Trashumante espíritu
de nuestra
AMÉRICA
toda,
labriego sembrador
en los surcos
de la conciencia,
ser vertical
que
apunta al infinito.

A Einstein,
que con relativa
facilidad nos demostró,
que
una cosa es estar
aquí adentro,
y
otra es estar
allá afuera
y
que a pesar
de estar
muy apurados
y
en la
plenitud vital
de
nuestra energía,
la luz
siempre llega primero.

A mis entrañables amigos,
a los que han partido
y a los que aún con sus voces
son aliento y esperanza,
hermanos de la vida
que con la luz de los afectos
iluminan los caminos
de la existencia.
MALCO

​

 

Gracias POETA

 

AGRADECIDO

 

Gracias