Del Crucero a San Marcos a 30 de octubre.

Ella quiso
y yo detuve el tiempo,
una lapida fría junto al dintel herido de una puerta:
aquí nació Durruti.

Un poco más allá , junto al parque desnudo de este otoño,
una terca bandada de pardales
me devuelven de pronto la anarquía:
bandera roja y negra
Ágora ilustre de eternos perdedores.

Los pardales y yo
emprendemos el camino de regreso,
algarabía
junto el Río domado,
el viejo Puente,
el paseo bordado de choperas…

San Marcos
se eleva fastuoso, filigrana de piedra,
ventanas prepotentes,
un canto a la belleza decadente
el contrapunto justo a nuestra historia.
Los pardales y yo,
cansados de cimborrios y oropeles,
de cantos descarados de campanas,
de blancos alza cuellos y sotanas,
de mantillas de blonda embravecidas,
decididos, por fin,
damos el vuelco
y nos vamos de un salto hasta el Crucero
a vivir de recuerdos y de trenes,
de estaciones perdidas y de sueños
con carriles oxidados por aceras.
Con Durruti,
junto el dintel herido de una puerta
a contratiempo izamos la bandera:
negra y roja,
roja y negra.​

 

Señor Azul Dean, habla usted de Buenaventura Durruti Dumange, muerto al principios de la guerra civil; un anarquista y militante de la CNT; y describe magníficamente esa ciudad de León que visito cada año porque paso en un pueblo de los montes la mitad de él (hasta ahora, mañana ya veremos). Entiendo el agridulce de su poema al saber que San Marcos fue cárcel falangista donde torturaron y asesinaron a muchos republicanos. Magnífica poesía, señor Azul Dean, y más para el que ha paseado por los paisajes que describe y versa. Un placer haber pasado y saludarle afectuosamente. (Si hubiera sabido antes que es de León podríamos haber tomado un café. Ahora ya estoy en Barcelona).

 

Gratificante su lectura, ya que conoce el paisaje y además ha comprendido perfectamente la intencionalidad de estas letras. Agradecido y lo del Café puede ser en cualquier momento. Un abrazo.

 

Le avisaré cuando vuelva a Omaña. La fotografía es bellísima, y antigua, ya que ahora no se ve tanta agua ni con gafas de mil aumentos jajaja... Pero no sé porque me río porque no es culpa del río (valga la redundancia), sino del hombre que lo trastoca todo.

 

Azul Dean, grato visitarte y felicitarte por tu facilidad de darle realismo a las palabras.

Saludos,
desde Panamá.

 

Un gratificante poema que marca el tiempo del ayer y su historia, una obra con rasgos lúgubres, pero que estremece al lector con cada verso.
Es un placer leerte amigo
Un abrazo grande poeta

 

Muchisimas gracias por su lectura. Un abrazo.