Del diario de Alejandro:

Cuando las jaulas
tienen dientes
y empiezan a masticarnos
es que empezamos a vivir.

Las muñecas
-Bailan-
-Bailan-
tengo miedo
de mover sus cuerdas.

Si detenemos la vida
en pequeños momentos
¿Cómo no percibimos
que caminamos en la muerte?

El trapecista cayó
-la cuerda estaba sujeta
por manos invisibles-

Me miré al espejo,
vi mi rostro
comprendí que todos las caretas
se habían cansado de cuidarme.

Mientras dormía
la piel se desprendió
de la osamenta:
los sueños caminaron libres.

Sara Montaño
Derechos Reservados

 

Amiga, es un poema excelente. Azar o destino... El inicio y el cierre tienen algo de genialidad. Muy buueno. Te dejo reputación.

 

Bello, hermoso, extraordinario poema excelente muy bonito.

 

Es un gran poema mi querida amiga Sara,
muy original y con un léxico muy depurado y rico.
Una manera de escribir entre el surrealismo y lo fantástico.
Me ha encantado. Gracias y un beso.

 

Gran escrito repleto de expresiones e imágenes que azuzan y desperdigan ordenadamente la percepción del lector.
Saludos.

 

Mientras dormía
(bella dama dormida, déjame contemplar tu bello rostro)
la piel se desprendió
de la osamenta:
(o fueron pedacitos de tu alma?)
los sueños caminaron libres.
(siempre fueron libres... los presos somos nosotros)

 

gracias por el comentario....me invitas a la reflexión...saludos!!!