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Destilando nuestra esencia

Tema en 'Salón de Poetas y Prosistas' comenzado por Rho, 6 de Mayo de 2005. Respuestas: 0 | Visitas: 1314

  1. Rho

    Rho Poeta recién llegado

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    9 de Abril de 2005
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    Mis últimos textos están girando en torno a un conjunto de ideas que se repiten: el arte, qué es ser un artista, la escritura, alcanzar la voz propia, etc. En éste nuevo texto, pretendo hacer lo que he tratado de hacer en los anteriores, una síntesis que integre todo este pensamiento.

    Una idea que no me canso de de destacar, es que no todo el mundo es artista, sin embargo, debido a que en el mundo del arte, se puede ver cualquier cosa que es llamado arte, la gente se confunde, qué criterios emplear para determinar si algo es arte. Si alguien tira tarros de pintura sobre un lienzo, lo firma, y le pagan una fortuna por éste, ¡qué pensar! Bueno, mi opinión personal es que eso es arte sólo si la calidad de la obra lo declara. Lo que ocurre es que grandes artistas emplean esa técnica, y logran grandes obras, pero si alguien que no es artista lo pretende hacer, no sale una obra de arte. Claro, aquí me pueden decir que esto no es tan cierto. Si observan una obra de arte, verán que toda la obra está coordinada, que apunta hacia lo mismo, que cada trazo o gota de tinta, que cada palabra, provienen del mismo pincel, del mismo escritor. Aquí es donde un ejemplo puede ser de gran utilidad.

    Veamos el proceso de la adquisición de la escritura manuscrita. El niño aprende las letras, luego a unirlas, luego a escribir palabras, lo hace -generalmente- en cuadernos especiales con un rayado que facilita la escritura. Las primeras letras son muy desprolijas, el esfuerzo es desordenado y sucio. Poco a poco la letra va mejorando, ya no hay esfuerzo innecesario, aumenta la coordinación, el trazo comienza a mostrarse firme y seguro, la personalidad del calígrafo se manifiesta a través de la escritura. Al final, la escritura no demanda esfuerzo, es inconsciente, se ha convertido en un medio de expresión. Llegado a cierto punto, todos los que la vean alcanzarán el acuerdo de que alcanzó el rango de una caligrafía artística. Se expresa sólo lo que se quiere expresar, sin que se manifiesten elementos espúreos. El calígrafo alcanzó el dominio del arte de la caligrafía. Nadie lo duda. Supongamos que ahora este calígrafo quisiera escribir como si fuera alguien que no supiera hacerlo bien, es probable que lo haga muy bien y todos viéramos lo que quiere expresar, sin embargo, no nos engañamos, apreciamos su arte, pero no nos confundimos. Cuando Picasso pintó la famosa paloma, lo hizo como si fuera un niño, pero nadie piensa que lo hay hecho un niño. Ahí está la diferencia, un interprete puede representar cualquier papel, pero nadie cree verdaderamente que sea quien representa. No se puede ocultar el talento alcanzado.

    Si falta esa destreza que se manifiesta en cada trazo, no estamos frente a una obra artística. No se puede fingir ser artista.

    Este ejemplo me permite aclarar algo más, al comienzo del aprendizaje, existía una gran cantidad de movimiento innecesario, poco a poco a medida que se adquiría la destreza, todo el movimiento innecesario desapareció, quedando sólo lo estrictamente necesario, lo esencial, la esencia. Un caricaturista capta en cuatro o cinco trazos una personalidad.

    Así como en esa escritura, o pintura, o música, fue quedando lo esencial, con la personalidad ocurre lo mismo. La personalidad es una obra de arte -como lo es la ejecución de un ballet-. La función de la educación consiste en destilar nuestra personalidad, nuestra esencia, viviendo lo vamos haciendo, mientras por más situaciones diversas pasemos, más logramos diferenciar nuestra esencia, alcanzando una impresionante economía de movimientos. Basta un simple gesto para expresarnos acabadamente. Cuando esto se logra, es cuando se alcanza el encanto, el magnetismo personal, es lo que tienen los políticos, los grandes médicos, las grandes personas que admiramos.

    Destilar nuestra esencia, en esto consiste vivir. Ensayamos y ensayamos hasta alcanzar aquello que somos. Al comienzo no lo hacemos bien, pero al final lo alcanzamos. Bueno, tal vez no, conozco personas que a medida que pasa el tiempo no muestran ningún logro, siguen ensuciando papeles con borrones una y otra vez, cada situación sólo muestra cosas peores, la esencia no se destila, se ahoga en la confusión.
     
    #1

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