Dolernos

Cómo nos dolemos,
a través de nuestras pequeñas circunstancias,
se crean quemaduras de hasta tercer grado.
que te llevan a un instante
éste mismo, pisando el suelo,
pasando el duelo, impreciso
en cualquier estación
a cualquier hora del día.
Y nos repetimos,
pero brillas,
cuando el vino
no te fue infiel,
cuando la carne aún no se pudre,
aunque no puedas subir ya
por el cordón umbilical
para acoger
el temor de la madre ausente,
o el presente fuera Edith Piaf
inmortal en el salón
levitando los muebles
con su lírica perenne.

Nos dolemos pronunciando palabras cálidas
presintiendo que encriptado está el desengaño,
y que un día el volcán despertará
preñandonos del adiós
y del principio,
cómo cuando te quiero cuando me dueles,
y huyes, en la alucinación de un amor
que fue muerte súbita
y sabes,
en el lenguaje de Dios
nunca se encontró alguna descripción
acerca de lo que es saberse lleno
de otro
y vacío de todo.