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EL AMOR. Una versión poco romántica

Tema en 'Debates, pensamientos...' comenzado por christop18, 17 de Diciembre de 2006. Respuestas: 0 | Visitas: 2144

  1. christop18

    christop18 Poeta recién llegado

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    1 de Diciembre de 2006
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    ¿Qué es el amor? es una cuestión difícil de responder.
    Hay quienes piensan que el amor no existe, y otros más creen que no se puede definir, pero ellos a diferencia de los otros sí creen en su existencia. Yo creo que entre unos y otros no hay mayor diferencia, los primeros no creen en su existencia, y para los otros no hay una definición del amor; pero ¿cómo podemos creer en algo que no podemos ni siquiera definir?, por ende si algo no se puede definir con certeza, luego entonces no existe. ¿cómo puedo decir que tengo amor por tal o cual cosa o persona, si ni siquiera sé qué es el amor?, es como decir que tengo dolor de muelas sin saber qué es el dolor, o qué es una muela. Una cosa es la dificultad en definir o entender las cosas, y otra que no haya una definición de esas cosas, por tanto podemos concluir que el amor sí se puede definir, aunque sea muy difícil de hacerlo, puesto que el amor existe, y el amor existe porque, a la manera de Descartes, radica en el entendimiento, en la razón, y la razón es lo único verdadero.
    Qué es pues el amor. ¿Es un sentimiento?, no. El amor no se coloca en el plano de los sentimientos. El amor no se siente, se tiene. Las experiencias entran por los sentidos, el amor nunca a entrado a nosotros por ningún lado, él ha estado ahí, en nosotros, es algo innato, es inherente al hombre.
    El amor tampoco se busca, lo que se busca es a quién amar. Si decimos que el amor es innato, que ya está con nosotros, entonces sería un tremendo desperdicio de esfuerzo buscar algo que ya tenemos en nosotros mismos.
    Entonces, ¿qué es el amor?
    Platón escribió el Banquete, libro del cual me voy a apoyar para definir y hablar del amor, donde Sócrates define al amor como la búsqueda de la belleza, la apetencia por lo bello.
    Por eso el amor no es un sentimiento, es una búsqueda, es un apetito; por eso el amor no se busca, pues el amor es en sí una búsqueda, la búsqueda de lo bello, con el amor se busca a quién o a qué amar por ser bello. Si pudiéramos decirlo así, el amor es una fuerza que nos impulsa a buscar, a procurar lo bello, es decir, no podemos andar buscando el amor, o no podemos andar buscando la búsqueda de lo bello.
    Entonces, ¿es el amor bello?, no. Si alguna vez has dicho que el amor es el sentimiento más hermoso que hay, quiero decirte que estás en un error, porque, como ya dijimos, el amor no es un sentimiento, y tampoco puede ser bello…
    Si decimos que el amor es la búsqueda de la belleza, ¿por qué el amor, si fuera bello, andaría buscando la belleza? El que busca algo, es porque no lo tiene. El que es bello ya no busca la belleza puesto que ya la posee, el amor como busca la belleza, no es bello en sí mismo.
    Entonces, el amor es feo…¡nooooo!. Algo que no es bello, no quiere decir que por deducción sea feo; lo feo es contrario a lo bello, es decir, que si la belleza va en dirección al sur, la fealdad va hacia el norte. Lo feo aborrece lo bello, y el amor apetece lo bello, por lo que el amor tampoco es feo, se pone en un punto central entre los dos extremos. El amor se parece a lo feo en cuanto que no son bellos, pero varia en que éste apetece lo bello y aquél no. Por eso el amor no puede ser bello ni feo, el amor es una búsqueda de lo bello.
    Entonces, ¿en dónde podremos encontrar la belleza? Éste es el dilema más grande que muy probablemente no podamos resolver, vamos a ver por qué.
    El amor existe, el amor es inherente a cada uno de nosotros, cada uno tiene impreso en su naturaleza el amor, es decir la búsqueda de la belleza, si nosotros buscamos la belleza, quiere decir que no la tenemos, por eso la andamos buscando. Entonces quiere decir que, como la humanidad ama, busca la belleza, y la humanidad no puede encontrarla en la humanidad misma, puesto que ésta no es bella.
    Quiere decir que cuando le decimos a alguien que lo amamos, en realidad no lo podemos amar, puesto que como ese alguien es humano, no es bello, y si no es bello, ¿cómo podemos amarlo, cómo podemos creer que encontraremos la belleza en alguien que es humano, y por tanto no es bello?
    Efectivamente, el hombre no puede ser bello, así como el filósofo no puede ser sabio, puesto que si fuera sabio ya no amaría a la sabiduría (“filos”: amor, “sofía”: sabiduría), porque ya la encontró, ya es sabio, por tanto ya no la busca. El “cruel” destino del filósofo es precisamente su más grande tesoro: nunca encontrar la perfecta sabiduría, puesto que dejaría de ser filósofo, así como un amante nunca encontrará la belleza perfecta, a la cual aspira el amor, puesto que también dejaría de ser amante.
    Es decir, que la principal sinrazón del amor es, nunca encontrar la belleza, puesto que si la encontrara, el amor, la apetencia por lo bello, desaparecería.
    Pero entonces cómo podemos amar a alguien. Así como el filósofo, en su búsqueda de la sabiduría, va adquiriendo cierto grado de sabiduría, sin alcanzar la perfección, y al adquirir algún nuevo conocimiento, eso lo impulsa a querer saber más, puesto que ha descubierto que lo que él sabía no es todo lo que se debe saber, y sólo atina en decir que “sólo sabe que no sabe nada”, así el amante va adquiriendo en su andar, algún ápice mas de belleza que le enseña que la belleza que el conocía como perfecta, no lo es, y lo excita a seguir buscando, por tanto su amor se hace más grande, su apetencia por lo bello se hace más grande. Por lo que las personas, que en verdad aman, que en verdad buscan la belleza, han logrado ser un tanto “bellas” y pueden ser amadas, pero como no son totalmente bellas, también aman.
    ¿En dónde debe empezarse a buscar la belleza? El oráculo de Delfos tenía grabada una frase en la entrada del templo, la cual decía: “conócete a ti mismo”; frase que Sócrates tomó como uno de los axiomas básicos de su filosofía. El conocerse a uno mismo implica vigilar cada gesto y acción que realizamos, para descubrir en qué estamos actuando conforme a nuestra propia naturaleza, y en qué otras no.
    El actuar conforme a nuestra naturaleza es bueno, y el actuar contrario a nuestra naturaleza es malo. No hay nada más bello que lo bueno, y nada mas feo que lo malo, es decir, entre más buenos seamos, más cerca estaremos de la belleza, y entre más malos más cerca de la fealdad.
    No hace falta aclarar que el amor no es bueno ni malo.
    Para amar a otros es necesario amarnos, conocernos a nosotros mismos, para descubrir ese algo de bello que hemos adquirido en nuestro andar por la vida, ese algo de buenos que Dios nos ha dado.
    La bondad radica en el alma, ese ente que da vida al hombre, la cual, Platón ha descrito, en el libro de “Fedro”, como sigue:
    Cada alma es como un coche tirado por dos caballos (uno blanco y otro negro), y conducido por un auriga (cochero). El coche vuela en el espacio, y el auriga representa la parte racional del alma; el caballo blanco es dócil y tira hacia arriba, y representa el apetito irrascible, o tendencia buena, de lucha y progreso. El caballo negro es rebelde, tira hacia abajo y representa el apetito concupiscible, o tendencia mala hacia el placer.
    Cada parte tiene su virtud con la cual se perfecciona. El aspecto racional se perfecciona con la virtud de la prudencia o sabiduría; con ella se logra una correcta conducción del carro. El aspecto o parte irrascible cumple mejor sus funciones con la virtud de la fortaleza, que da ánimos en la lucha. La parte concupiscible mejora con la virtud de la templanza, o moderación en los placeres. La justicia es una cuarta virtud, que consiste en la armonización o equilibrio de las otras tres.
    ¿A qué viene todo esto?, la virtud ha sido por excelencia, la cualidad que nos ayuda a conseguir lo bueno (según Platón), la felicidad (según Aristóteles); tómalo como quieras, bondad o felicidad, nos hacen ser bellos, de ser posible eso. Debemos cultivar la virtud, si en verdad apetecemos la belleza, como solemos decir. La virtud es el único camino seguro hacia la belleza.
    La belleza debemos encontrarla primero en nosotros mismo (conócete a ti mismo) cultivando las virtudes del alma. El amor hacia otras personas viene como una consecuencia de haber encontrado nuestra propia belleza, es decir, si nosotros somos “bellos” los otros también pueden serlo.
    ¿Qué pasa con el hombre ambicioso de riquezas materiales? Entre más tiene más desea. Eso mismo pasa con el amante, entre más belleza descubre más desea descubrir. Es decir, el hombre desea adueñarse de la belleza de los demás hombres para poder estar mas y mas cerca de la perfecta belleza.
    El amor es un largo camino con un principio, pero sin un final.
    Pero ese camino no se anda a solas, debemos estar acompañados, es decir, el hombre por sí solo no puede encontrar la belleza, su belleza interior es la pieza de un rompecabezas que complementa las piezas de otras personas.
    ¿Por qué digo de otras personas y no de una sola? Porque el amor no es distinto como suelen decir algunos, es decir, el amor hacia los padres, hermanos, amigos, pareja, etc…es uno mismo, no son diferentes entre sí.
    El lazo que nos une a cada uno de ellos puede tener diferente nombre: respeto con los padres, hermandad con los hermanos, amistad con los amigos, noviazgo con la pareja, y cada lazo es bello, por lo cual lo deseamos, el amor es la fuerza que anuda cada lazo, es sólo que el orden natural de cada unión nos hace pensar que la intensidad de amor es distinta entre cada relación.
    Le debemos más a los padres que a los hermanos; más a los hermanos que a la pareja, más a la pareja que a los amigos, más a los amigos que al común de la gente. Al hacerlo así estamos amando de verdad y los que nos aman, si en verdad lo hacen, deben comprenderlo y llevarlo acabo de la misma forma. No es discriminación, es un deber, y al cumplir nuestros deberes somos virtuosos, y al ser virtuosos procuramos la belleza, es decir, amamos.
    El amor pues, no es un cuento de hadas, un flechazo de cupido, el amor es la única razón de la existencia, si hubiera una, es la entretención de los humanos, aunque, como ya vimos, la principal vitalidad del amor es una búsqueda sin resultados, el hombre nace y muere buscando la belleza, nace y muere sin encontrarla.
    El amante no puede entretenerse en deliberar si el amor que él siente por alguien es de la misma magnitud que la que ése alguien siente por él. El amor debe ser, de preferencia al 100 y 100,pero si no es así no importa, no debemos de pensar que nosotros haremos la mitad del trabajo y el otro la otra mitad. Debemos de buscar con todas las fuerzas que tengamos la belleza, pues entre mas grande sea nuestro empeño en la búsqueda, más loable y bello será, y a final de cuentas es precisamente eso lo que busca el amor: “la belleza”
    También recuerde que no sólo es buscar, sino cuidar también ese cachito de belleza que hemos encontrado, pues si lo descuidamos, quiere decir que nos hemos conformado con ese grado de belleza y ya no aspiramos a más, es decir, ya no amamos, y moriremos peor que si amaramos, pues es preferible buscar y nunca encontrar que buscar y creer que encontramos…
     
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