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El borracho errante

Tema en 'Poesía Surrealista' comenzado por licprof, 30 de Abril de 2024. Respuestas: 1 | Visitas: 50

  1. licprof

    licprof Poeta fiel al portal

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    Hombre
    El borracho perfecto

    Por las noches se emborracha
    en el cafè de la esquina
    mientras las parejas enamoradas
    hacen sus arrumacos màs o menos violentos

    al atardecer, duerme impunemente la siesta
    mientras todos los demàs hacen sus labores implacables
    dueños de lo inesperado, saborean sus dulces espasmos

    mientras escucha a Stravinsky, alucina con insolentes damiselas eròticas
    quienes lo defraudan habitualmente
    mediante sutiles estratagemas amorosas
    y otros ardides vagamente romànticos: besos acaramelados
    òsculos furiosos
    convulsivos orgasmos medianamente bellos
    embarazosos

    no conforme con ello, sale por las noches absolutamente borracho
    de amor
    a pasearse por las calles màs o menos solitarias
    o sino, en tren de gira, irrumpe en los salones de baile,
    en las austeras milongas
    con el objeto de bailar unos buenos tangos
    a pesar de su penetrante olor a alcohol
    y a tabaco
    o incluso marihuana (es marihuanero ademàs de alcohòlico)

    sin rumbo fijo, vaga por las calles por la madrugada
    recordando obstinadamente las ladies que anduvieron
    por sus brazos y abrazos
    sus brasas
    sus cenizas

    por momentos se pone violento
    con amigos y enemigos: entablan toda clase de charlas totalmente
    absurdas, incoherentes a màs no poder, pero
    no puede dejar ese vicio maldito
    que lo convierte en un balde
    en un recipiente agujereado

    borracho insolente, no puede con su falta de genio
    y derrama improperios a diestra y siniestra
    vomita en un tacho de basura
    en una direcciòn de escuela
    frente a atònitos directora profesores preceptores
    y demàs autoridades y pùblicos empleados
    pùblicos y privados funcionarios:

    lo llevan al hospital en una ambulancia mientras lo conducen a la sala de guardia
    llama por telèfono a su novia ausente, su inmòvil amada
    a quien entre sollozos le comenta lo sucedido recientemente, le dan
    asimismo alguna pastilla para que se deje de una vez por todas
    de romper las pelotas con pelotudeces ojo lo burdo està prohibido
    pero al borracho consuetudinario no le importa nada
    o demasiado poco

    esta es la vida entonces del perdido boracho:
    lo echan de las librerìas
    no consigue laburo por ninguna parte
    hediondo a alcohol y tabaco
    (cuando no marihuana)
    lo expulsan de los sitios màs obscenos y abstractos
    los hoteles para pasajeros
    las pensiones màs sòrdidas no lo quieren ver
    ni en figurita

    increiblemente, en el Correo Viejo (un salòn de rock devenido
    tanguerìa) se levanta una mina
    pero en cuanto estàn por subir al auto de la piba
    el muy pelotudo se pone a vomitar
    vomita durante un rato
    y luego en zigzag llega al Parque Rivadavia
    donde se duerme en un banco de la dicha plaza
    mientras emergen las primeras luces
    del amanecer ...

    despierta
    se dirige a la mansiòn que habita (heredada de sus padres)
    duerme hasta el mediodìa
    vuelve a despertarse
    desayuna un gin con hielo una ginebra
    recordando viejos tiempos nocturnos
    cuando se paraba en la barra a contemplar a las bellas
    mientras bailaban entre los brazos de los turros
    que bailaban como los dioses
    Nietzsche mediante

    nada de gags, nada de bromas pesadas o livianas:
    parado en la barra, no era raro
    que una lady se parara al lado y lo mirara fijamente o de reojo
    como invitàndolo a bailar

    ya medio ebrio
    de alcohol y de amor por la hermosa
    se posicionaba en el centro del ring danzante
    y de pronto besaba apasionadamente
    esos labios ardientes
    que lo volvìan loco de dicha

    lamentable o afortunadamente, la mujer era casada
    con un elegante filòsofo o sociòlogo màs o menos famoso en
    esos campos intelectuales, ella por su parte
    tambièn era conocida en el ambiente tanguero y literario, publicaba
    toda suerte de novelas, ensayos, poemas de amor incluso

    èl recordaba lejanamente haber leido algo suyo en algùn tiempo
    ahora sonaba Stravinsky, la primavera,
    en una mesa se tomaba champàn y otras burbujeantes delicias
    en la calle, habìa personas durmiendo a
    pesar del frìo, la lluvia, el gigante africano por ejemplo:
    seguramente hablaba francès, el loco que hablaba solo ya no estaba
    nunca en la ochava de Beauchef y Rosario, frente al Parque Rivadavia: segura
    mente habìa muerto, le habìa pasado algo, en esa ochava se sentìa esa ausencia
    brillaba por eso

    no vio màs a esa mujer pero siguiò escuchando que hablaban sobre ella
    en algunos lados, algunos escombros, y a su dorima incluso lo vio
    en el aparato televisivo, despotricando contra el actual Presidente de la Naciòn,
    el anarcolibertario
    o anarcocapitalista
    (con què se come eso?)

    continuaba tomando continuamente
    su mente se iba deteriorando al tiempo que envejecìa, le
    gustaba el poeta salteño Manuel Castilla, aunque uno se pregunta
    què diablos le verìa o què demonios leerìa allì mismo, en ese libro
    del CEAL

    so pretexto de ordenar la barrial biblioteca
    se afanaba mientras tanto, cada dìa, cada noche, toda
    clase de libros, en lo posible, primeras ediciones, libros raros y
    antiguos, a

    veces lo descubrìan, entonces, obviamente, lo echaban a patadas
    entreveradas con oscuras amenazas màs o menos jurìdicas:
    volvìa a las andadas, pedìa prestado o fiado, vendìa libros

    en puestos de chapa en ferias de libros donde en el verano
    te recontracagabas de calor (no hay otra manera de decirlo): era el
    infierno libresco, enciclopèdico, que le dicen, el infierno
    escolar:

    en sus ratos de ocio (que eran demasiados) se encamaba
    con desdentadas prostitutas
    en casas tabicadas en habitaciones
    estancos compartimentos negros
    y gordas hetairas que procuraban hacerlo
    acabar lo màs ràpido posible
    o se lo pasaban de una a otra
    mientras le iban sacando todo su dinero
    y evitando en lo posible
    se quedara dormido
    en un sillòn o futòn
    mientras sonaba Mahler

    mientras sonaba Mahler: borracho de dolor y angustia por sus
    malditos vicios, como un Erdosain exacerbado y redivivo, no
    obstante, se acostaba a veces, con pendejas bellìsimas
    que lo despreciaban cordial y
    francamente

    ùltimamente dormìa en los parques pùblicos
    o en hogares del Estado por las noches
    afanandose en que no le afanaran
    las pocas pertenencias
    que aùn empero le quedaban

    otra costumbre suya era caminar durante horas
    con el objeto de eliminar de una vez por todas
    esa maldita busarda
    Mahler o Stravinsky
    mediante
     
    #1
  2. Melementos

    Melementos Poeta adicto al portal

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    Me embriagué al leer este poema.

    Un saludo cordial ​
     
    #2
    A licprof le gusta esto.

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