El botijo.

Conozco bien esos capuchones de ganchillo, aunque en el campo les ponemos un corcho y un palito para que no beben los bichos, je je je... y al que se amorre colleja.
Molt bon día Onice i un plaer les teus lletres i comentari.

 

Aunque parezca raro, Alonso amigo,
no había leído este poema.
Qué curioso hace nada hablaba con un amigo
de los diferentes nombres que tiene y olvidé el más conocido.
Nuestro querido botijo, en Andalucía búcaro y en ciertas localidades extremeñas barril.
Genial el homenaje ¡ me encanta !

 

¡Anda!, ¿era al botijo a lo que llamabas búcaro? Yo creía que era a la vasija que sostenía a algunas de las plantas del patio, je je je. No sabía que lo llamaran búcaro o barril en otras partes de tan acostumbrado que estoy a su nombre... pero ya lo sé.
Un abrazote amiga y un finde estupendo.

 

Me ha encantado. Le sobra gracia y donaire. Muy bueno. Gracias por compartir.

 

Gracias a ti, Luz, por pasar y tomar un trago aquí con los amigos.
Un saludo y muy feliz fin de semana.

 

Jajaja, que requetebien explicado el dificil arte de beber en botijo sin empaparte de arriba abajo y sin morir en el intento...me ha gustado mucho, un abrazo, Alonso.

 

El trabajar en el campo tiene sus ventajas; aprendes a no amorrarte, ja ja ja... y está fresquísima.
Un abrazote amiga Esther, con gracias y lo que se tercie.