El caballo

Una vez tuve un caballo salvaje
encerrado en el pecho, podías oír
su galopar desenfrenado acercándose
como un tronante y desbocado ejercito de tambores furiosos.

Loco como una cometa sin dueño,
como una rumbita sin rumbo.

Ahora el caballo está cansado,
las cartas andan marcadas
y su galopar es sólo ya un triste trote.
Como un solemne y torpe réquiem de silencios decapitados.

Demente cometa atrapada en esta tela de araña.

 

De Nuevo Me Dejas Una Buena Hitoria, Me Da Gusto Verte Por Aqui...

Felicidades, Me Ha Gustado Mucho Tu Poema.

 

jauuuuuuuuuuu lobito....como te he extrañado...vuelves como siempre dejando huellas preciosas...besos de la India.María.​

 

Tu originalidad es valiosa!
Precioso y triste poema...
Un abrazo!

 

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Galope intenso, con su toque de ternura y originalidad:

"Loco como una cometa sin dueño,
como una rumbita sin rumbo"

Una entrega como para hacerse amazona o jinete de tus versos.

Estrellas y un abrazo, pometeo.

Felices Días Nuevos, amigo.


PD: Fijáte que al transcribirte añadí dos acentos pa que este "pingo" no pierda brillo.

 

Muy origial tu poema, me gusta.Un abrazo

 

El gusto es mio Francisco como siempre.


Saludos sheriff.

 

Hermoso poema, pero si aún los caballos sueñan con seguir su galope, aunque no tan fuertes, ni desbocados, pero más seguros y acertados, pueden limpiar el polvo y las telarañas de los sueños olvidados.

 

¡¡Felicitaciones por el logro!!
Eduardo Morguenstern

 

Buen poema, pero nunca hay que perder el galope y eso no es cuestión de edad.

 

me encantan lo caballos, y ese salvaje sin frenos un poco más, mi corazón estuvo asi,pero hoy es un triste trote.besos