El deseo

Como huracán que libre azota al pecho
y alborota la sangre, miel caliente,
así nace el deseo de impaciente
por saciar su vacío insatisfecho.

Palpando con sus dedos las entrañas
va filtrando la savia de su palma;
sin aire deja a este pulmón de calma,
y la respiración se agota y daña.

Como un fuego sediento de su brasa,
de lo que no ha ocurrido es el misterio;
pretende paz, mas lucha y se propasa,
rozando el límite del buen criterio.

Mientras tanto escondido en su prisión
para nunca enseñar su tez al mundo,
su condena es continua defunción
para resucitar cada segundo.

 

Muy buena combinación de cuartetos y serventesios. He visto también que has optado por los endecasílabos sáficos en algunos versos, variando el esquema general de los propios. ¿Por qué razón?

Gran poema dedicado al deseo.

Bueno.

 

Gracias Ernesto, me alegro de que te guste.

Tienes razón, hay dos versos endecasílabos sáficos. Hay dos razones para ello, primero porque después de darles muchas vueltas a esos versos no conseguía endecasílabos propios que dijeran lo que yo quería, entonces probé con los sáficos, y bueno, expresaba mejor la idea.

Por otro lado, siempre he utilizado endecasílabos propios en el poco tiempo que llevo escribiendo poesía medida y rimada, y la verdad es que quería probar con otro tipo de acentuación.

Un saludo y gracias por leer.