el ermitaño -2

El ya no desea más. No ha buscado
sino la seca soledad umbrosa
del ermitaño, siéndole una fosa
la que encierre su cuerpo desgastado.

Una escondida vereda le ha dado
el secreto que guarda cada cosa.
Un silencio solo, una ardorosa
voz del interior dentro le ha llamado.

Este Retiro le dará el sustento.
El gozo de venir a él le ha alegrado,
apartado del rudoso cemento.

También le viene, le abruma el pasado,
le pesa el recuerdo de otro momento
nunca jamás por él olvidado.


Tiene un bello Retiro de armonía,
una rosa, un despertar de estío,
una ermita clara, jardín umbrío,
donde nace la flor de cada día;

tiene color, brillo, algarabía
de las aves cantoras, desvarío
de la corriente de abundoso río:
ese río por donde el agua ría;

tiene rosas al borde de la fuente;
tiene el oliente aroma de las flores;
tiene un brillante arcoiris de colores.

Grato placer sentirá en la silente
paz del hondo valle, con ruiseñores,
con luna llena, clara, refulgente.

 

¡Qué envidia!, cómo quisiera ser yo ese ermitaño, que con una ermita así ¿para qué quiero mundo?.
Mis aplausos y estrellas, me ha gustado un mundo este poema ¿será porque soy eremita y solitario?, tal vez hablabas de mí, pero no, yo vivo en la jungla de cemento y asfalto,...