El mensajero

Caminó las veinte cuadras, meditando en silencio sobre la mala noticia. Había dilatado el momento todo lo posible, pero el destino tiene un calendario poco propenso al olvido. Hay cosas que no debieran decirse. La frase le golpeaba en las sienes, una y otra vez.
Llegó a la puerta del edificio, pulsó el botón del portero eléctrico, esperó la voz del amigo y respondió a ella con su mejor: "Soy Luis".
Caminó por el largo pasillo, ensayando con lentitud el paso decidido de algún personaje heroico. A quién se le puede pedir ayuda en los momentos tristes. ¿Cómo hablaría el abuelo sobre la muerte a la persona mas buena que conociera?.
El timbre sonó y vió su mano tocándolo. Escuchó la cerradura abriéndose y se largó a llorar.

 

en las propias... parece que no se venden ni compran. Hace tiempo me apliqué un dicho: "en la orilla de la playa canta una loca, cada uno se j... No sé si hago bien diciendo estas palabras, fue lo que llegó. Me encantó, Luis Elissamburu. Gracias. Saludos.

 

Estupendo microrrelato Luis Elissamburu. Difícil trance el del mensajero portador de tan malas noticias, se siente su angustia pero a pesar de ella lo resuelve muy bien.
Saludos

 

la fragilidad en realidad, nos da algo más de humanidad.
Me ha gustado.
saludos.