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EL RESTO DE SU VIDA

Tema en 'Poemas Melancólicos (Tristes)' comenzado por Jose Martínez, 19 de Enero de 2006. Respuestas: 0 | Visitas: 835

  1. Jose Martínez

    Jose Martínez Poeta recién llegado

    Se incorporó:
    4 de Junio de 2005
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    Esas tardes en las que lo decía todo con la mirada, siempre hablando entre el humo de un cigarro.

    Era una persona que había sufrido por amor, como todos alguna vez lo hemos sufrido en nuestra vida.

    Yo solía escuchar mientras me tomaba un carajillo suave a pequeños sorbos.

    Volví a imaginar un mundo en el que los corazones rotos reciban el afecto que merecen.

    En ese mundo me sentiría muy a gusto, pues también necesito cariño.

    Los sueños, valen la pena.

    A menudo me he quedado dormido y he soñado con el amor ideal.

    Luego, cuando despierto, escucho una canción muy triste, una balada que quedó sonando repetidas veces en la cadena de música.

    Muchas veces, cuando he intentado llamar la atención del amor, me he vuelto de una manera que no soy y prefiero ser idealista que superficial.

    Uno se puede fascinar por una persona que ha visto en un bar o en una discoteca y luego (la mayoría de las veces) ya no la vuelve a ver más.

    Muchas veces, el desaliento que nos produce vivir sin el amor, hace que nos planteemos que la vida no vale la pena.

    A veces hasta creemos que el problema somos nosotros, que no podemos gustar a nadie, que no valemos para nada y de esta manera, nos enterramos en vida.

    No hago otra cosa en mi vida que esperar.

    Aguardar a que alguien saque dentro de mi esa parte que tengo que sólo quiere querer.

    No hago otra cosa que ver escenas bohemias, leer párrafos tristes o escuchar canciones lentas.

    No se debería sufrir por amor...

    ¿Qué hay de la gente que no tiene comida o que muere a cada segundo en los países más pobres?

    Porque cuando no hay agonía, la buscamos.

    Cojo el bolígrafo y me voy al lavabo de este mismísimo bar, para escribir en cualquier pared que daría mi vida por ti.

    Que por cierto, en este bar tampoco te encuentro.

    Estas conclusiones las saco escuchando corazones frágiles, entre ellos, el mío.

    Seguí observando:

    Se encendió otro cigarro y seguimos hablando.

    Se le veía con tantas ganas de esperar, que decidió esperar allí mismo, a ver si con suerte el resto de su vida pasaba por la calle.

    Visítame:)
    http://usuarios.lycos.es/diaadiapoetico
     
    #1

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