el tiempo de las brujas sabias

En los viejos tiempos, cuando las bebidas de cualquier hierba, que particularmente eran amargas, se tomaban con la simple fe de que toda una virtud saludable residía en ellas, y que en proporción a su indeseable sabor, el liquido de estas raíces que Dios mismo nos había proporcionado en forma de té, pues la creencia que tenían, si no el mismo valor que cualquier jarabe de farmacia, si la seguridad, plena, que eran la cura para casi cualquier enfermedad, las cuales incluían; ulceras, crudas ( el guayabo) inflamaciones, dolores de todos tipos, cosas de la flojera, y hasta del disminuido apetito sexual.

Mi abuela era una sabia, vivía pegada a su jardín, rodeada de tantas plantas que solo ella conocía. Yo no conocía, ni de flores, ni de ninguna planta – ahora conozco a una - porque siempre del edén me sacaba. Pero oí decir que ciertas hierbas no se tocaban, que otras encantaban, que daban viajes a otros tiempos de la memoria, que te conectaban, exclusivamente, con alguien de al otro lado de la realidad por una resplandeciente suma monetaria.

Yo era todabia un Guerrion muy chico, pero fui el nieto designado para su cuidado, o el indicado, por orden de ella, para hacerle los mandados que ella quisiera. Usualmente eran las tortillas, el pan, huevos, leches, etc...pero otros días, inesperadamente, eran para llevar o traer hierbas medicinales – creo yo – también mazorcas, o nomas sus pelos, un monton de esos hilos de oro suave que nacen del maíz.

Otros días eran plumas de especifico color, y de cierto lugar del cuerpo de las gallinas, y si gritaban más, pues mejor. Ademas de los regulares huevos de estas, también veía otros tipos de huevos que nunca pude averiguar de que culo habrían salido. Quizas pensé así porque nunca los había visto, ni en el monte ni en el supermercado, y hasta hoy, nunca los he visto por ningun lado.

Todo este tesoro medicinal de la abuela tenia su traqueteo de clientes, de consultas que nunca pude escuchar, pero sí miré salir a la gente masticando hierbas, como las vacas, y haciendo unos gestos que me hacían, sin que fuera un acto de magia, desaparecer, y simplemente por lo asustado que estaba de sus apariencias.

Mi abuela era bella, valiente, y muy extraña. Un día la atropellaron por andar mandando mensajes de texto – perdón, todabia no había teléfonos por aquella época – el asunto es que andaba leyendo algo y la arrolló un carro, pero se levanto, y lo hizo para darle de golpes al conductor. Si, le quedaron moretones, marcas en su arrugada piel, pero no quiso ir al doctor porque el medico estaba en casa, en su jardín.

Yo pienso mucho en mi abuela, en sus abrazos, su dulce sonrisa, sin dientes, y en su repentina risa, absolutamente divina que brotaba cada vez que le platicaba de mis ocurrencias.

Hoy, despues de tanto tiempo miré una foto de ella, y la verdad, no pude si no ponerme a recordar de mi humilde, pero bella infancia al lado de mi abuela, en aquella superficie del suelo, siempre caliente por el sol, por donde por tanto tiempo descalzo caminé.

Si, yo tomé mucho té, remedios de mi abuela-sabia y bruja, pero nunca miré una escoba especial, estacionada por allí...si hubiese sido así, a lo mejor nunca la habrían atropellado.

Para doña Fernanda de la Cerda, mi abuela jardinera.

Fidel Guerra Cuevas,
Springfield, Oregon,
8/27/2019.

 

Fidel, las brujas reales no somos feas, ni malvadas, ni satánicas, nada de eso. Ese es un estereotipo que los verdaderos malvados de la historia se encargaron de expandir para ocultar la verdadera sabiduría y la bondad en estado puro, de luz.
Una bruja real es una mujer sabia que se conecta con la divinidad de la naturaleza, que agradece cada despertar y que no deja que nadie invada su existencia de manera negativa.
La tierra, sus frutos son fuentes de sanación, es creación superior y merece ser honrada así como los otros tres elementos.
La verdadera magia es el amor puesto en práctica.
Es un orgullo que le digas bruja a tu abuelita y que la honres, es el mejor elogio que una dama puede recibir.
La magia del amor jamás muere.
Me encantó pasar por esta prosa, amigo.
Hugs from my south.

 

Cecy, happy Wednesday.!

Mi abuela fue, es y sigue siendo una presencia de afectos, largos y muy bellos hasta este día. Ella tuvo varios hijos/as, pero de entre todos ellos, un día decidió a venirse a vivir con nosotros, y bien recuerdo fueron gratos días por esas cosas de la mudanza. En aquel entonces los días empezaban besándole las manos, dándole besos en la frente, y afectuosos abrazos, pero no muy fuertes.

Mi abuela era la prestamista del barrio, tenia plata, pero era por los altos intereses que cargaba. Yo siempre la miraba con sus llaves del viejo, pero bien cuidado ropero, y del cual ningún otro nieto, o nieta, pero yo, solo tenía acceso. Dentro de ese ropero miré cosas bellas, joyas, dinero, y claro, muchas hierbas, pero tambien, del mismo mueble salía un olor único, como si la ausencia de mis otros seres queridos que nunca había conocido, por esas aromas de otra vivencia, se hacían presente, posiblemente, para hacerme saber del preciso rol del que hoy me estés leyendo.

Tristemente un día mi abuela se mudó para otra colonia cerca de la mía, compró su propia casa, era color café, no muy grande, pero dentro de las cuatro paredes se vivía una elegante paz, o calma que casi siempre me curaba de los enamoradísimos golpes del amor. La vaina fue que ninguno de mis tíos, tías, ni mi apa pudieron convencerla que no se mudara, pero como era de armas tomar, pues lo hizo y se llevo a muchas de sus plantas, gallinas, y hasta a un chivo que se llamaba Filemón.

La otra forma de pagarle por sus consultas curativas era que la gente le traía animalitos, por eso es por lo que yo crecí rodeado de chivas, patos, gallinas, guajolotes, perros, cerdos, excepto de vacas ya que eran mas grandes, y por supuesto, comían más, pero las ofertas no le faltaban.

Una explicación de la mudanza…bueno, fue porque mi papa se volvió religioso, tuvo un llamamiento espiritual de Dios, y pues, las actividades curativas y astrologas de la abuela, en el hogar, no concordaban con los mandamientos de la biblia, y pues como mi papa era el que mandaba en el hogar…lo que el jefe decía eso era,..y punto cerrado.

Yo creo y aprecio mucho a las personas que saben de todo tipo de hierbas, y pues como ya lo dije, yo ingerí cantidad de jugos de raíces, y los residuos al fondo de tantas tazas que me ayudaron de muchas formas, como lo de ser hoy guapo ya que antes no lo era, y tal vez, aunque no estoy al cien seguro, resistencia a la electricidad ya que un día me quede pegado a un poste, por un buen rato… por eso a veces me dicen por acá, “sparky”

Saludos y Hugs to you from the northwest,

Fidel guerra

 

Un relato muy bellamente plasmado, los bellos recuerdos que has compartido me han llenado de embrujo...un abrazo

 

Oh anie,
mi abuela se reía mucho de mi cuando me miraba escuchando esas canciones románticas del ayer….me decía, “ ay mijo, guerra tenias que ser, andale ven, tomate el atole de arroz a ver si se te endulza la cara”

una interesante mujer, nunca fue a la escuela, y lo único que aprendió fue firmar su nombre, pero muchos de los maestros de la escuela eran sus alumnos en la materia de la vida...para mi siempre fue un orgullo, muy grande, llevarla del brazo.

Gracias que te haya gustado,

un abrazo,
fidel guerra.