El traje que traje que te traje

Himno de sastres -universo-,
qué tengo que decirte, ¿firmamento?
Hay un pulpo de nueve brazos agarrado a una roca como si fuera a construir un rascacielos.
Y una ballena desnuda y malparida que lleva sus bártulos en dirección a una coral.
¿Habrá puticlubs en las estrellas, o eres tú la estrella de este puticlub?
Se pregunta una nube borracha porqué a su grupito le llaman borrasca.
El amor de un tiburón por los surfistas, o la envidia de sortear las olas, o el gordo de la lotería que es un buzo.
Tirabuzones -macarras del carajo-.
Mi carta no ha llegado a su destino, pero el próximo volcán que entre en erupción escupirá mi lava, o me lavará en escupitajos.
El hombre, cuanto más inmundo, más sabe del mundo, más siente el mundo.
Así, cuando un huracán llegue a mi casa, y le tenga ojo con ojo, le diré: Ándate con ojo.
O simplemente esperaré a que empiecen las clases de tropiezos, digo de... bailes y protocolos, para hacer gimnasia por compromiso.
Pero lo que de verdad da plenitud a los leones marinos es espaturrarse.
Pastores de paja, ¿alfileres?
¿Mundo?¿Costurero?
Se cose la boca una medusa.
Calambres como calamares sin tinta.
Hay un mundo dentro de este mundo llamado surrealismo.
Y al mismo tiempo que se dobla un mantel, previsible y empírico.
¿Hay que experimentar acaso el fin del mundo para poder comer a gusto?
A mayores inquietudes, mayor ansiedad.
Los gambones deben haber salido ya de la iglesia.
¿Qué misa que va a misa les habrán dicho?
¿Dios, o un muerto -alguien flotando boca abajo-?
¿Cuánto Dios hay en este trozo de papel, o en las flores de un nicho de todo un árbol genealógico?
De aquí salimos todos vivos, hasta que se tire la primera piedra -Sí. Ésa a la que estaba agarrado el pulpo.-
El hombre sin nada es más feliz que un ángel.
Se permite el lujo hasta de parecer bobo y lelo.
El universo se la sopla, porque sabe que dentro de él no hay nada que no haya buscado ya.
Esto es, el hombre se encuentra a sí mismo.
Ni cree en éste, ni en otro mundo.
Ni en el devenir, ni en la suerte.
No cree en nada.
Es por ello que nacen los atolones.
O que un cura se atraganta con una aceituna.
O que a él no se le atraganta el mundo.
Si existiera otro mundo... dócil, inhóspito...
Imagina - el hombre-.
Con eso le basta.
Como cuando pasa todo al mismo tiempo.
Crea imágenes.
El hombre se nutre de la absoluta nada.
Es por ello que dejaría toda una mansión de libretas en blanco.
O el blanco de la mansión cubierto con libretas.
Hay un sheriff moribundo en la televisión.
Con visión a lo lejos... ¿Quién coño puede salvarlo?
¿Inocencia?
No. Una sombra sin mí ha viajado hoy al sol.
El mundo, a mi medida.
Cuando me encuentre con mi sombra por la calle, me abrocharé los botones, y me anudaré la corbata.
¿El mundo de qué nudo...?
Nada de nada.
Tanta elegancia lo parte en dos.

 

Bonito comentario.
Gracias por tu dedicación a mis poemas.