En la guarida

Sale en la alborada,
en la noche se refleja,
dulce y doloroso rayo,
que en mi mente no cesa.

Conocí lo tórrido y a ello dirigí,
ennublado en una cortina de humo,
entre nieblas me entendí.
En compañía obligué al gallo,
que forzado cantó para mí.
Lo que parecía niebla,
la mañana tornó a carmesí.

Mi voluntad estremecida,
mi pundonor desdeñado,
perdido en la zona frígida:
no era una pasajera sensación,
era en mi corazón una guarida.

A sabiendas de los errores,
la cobardía de no mostrar sentido,
ni otros asuntos mayores,
puramente lúbrico, sin cumplidos.
Ahora, echasen en falta expresiones.

 

muy buen cierre, complementa mucho el contexto,
pero todo es falta de expresiones,
a veces es la confianza

saludes

 

Gracias por tus palabras, estoy de acuerdo contigo, a veces es la confianza. Un cordial saludo. Spassit