Especial momento

Adrián hizo a un lado sus papeles y vió entrar a la gente. Se enderezó en toda su estatura, consciente de su dignidad. Ellos llegaban con una solicitud, y él era la persona que estaba en posición de decidir si aprobaba o desaprobaba. Dieron sus saludos de paz tal como se usaba en su tierra. Él asintió y señaló el banco de madera. Ellos se sentaron.

Era una familia joven. Los valoraba....gente corriente y tranquila. El joven de barba rizada mostraba seriedad y responsabilidad. La mujer era hermosa, dulce y muy devota del niño que tenía en su regazo. El niño era un bebé regordete de menos de un año. Un caso de rutina, pensó Adrián.

"Tu nombre"?
"Joseph"dijo el hombre. "Y mi esposa aquí se llama Mirjam y nuestro hijo Joshua".
"Tienes papeles"?
En respuesta, se le entregó un documento de inscripción de B.
"Por qué quieres cruzar la frontera"?
"No nos sentimos seguros allí! Hubo una redada en B...."
"Escuché eso", dijo Adrián. "pasate por eso ? "
"No", dijo el hombre. "Simplemente nos habíamos ido. Fuimos advertidos."
"Advertidos? Sucedió inesperadamente, no?"
Joseph pensó un momento antes de responder. "Dios nos hizo advertir...."dijo
Adrián apenas pudo reprimir una sonrisa. Esta gente piadosa, pensó. Pero en cualquier caso se han escapado del baile....eso fué extraordinario!
"Siempre has vivido en B? " preguntó.
"NO", dijo el hombre, "antes del censo vivíamos en N. en el norte".
"Entonces, por qué no volviste a N? "
"Quien nos advirtió nos dijo que cruzáramos la frontera..."
"Dijo eso también en nombre de tu Dios? "
La respuesta llegó ahora de inmediato : "Sí".
Ahora Adrián se rió a carcajadas.
"Tendrías que pagar el peaje", dijo.
"Eso no es un problema..."
"Tendrás que vivir allí también."
"Tenemos algo y soy carpintero de oficio".
"No quieres volver nunca a tu país?"
"Regresaremos tan pronto como estemos seguros de que es seguro"".
"Cómo has llegado hasta aquí"?
"Con nuestros propios medios de transporte".
En ese momento un burro rebuznó bajo la ventana.

"Bien. Calcularé el peaje por tí". Adrián hizo algunas cifras en su hoja de papiro. Miró hacia arriba mientras contaba y vió los ojos del niño fijos en él. Era un niñito judío. Común y corriente, pero esos ojos lo miraban, buscando, sondeando.
"Tonterías", se dijo a sí mismo, queriendo someterlo al cincuenta por ciento de comisión que siempre se asignaba. Miró hacia arriba por un momento y vió los ojos del niño fijos constantemente en él. Qué pasaba con esos ojos? era como si le quemaran la conciencia.
Como si Dios, el Dios de los judíos, lo mirara! Miró las manos y los pies del niño. estaban intactos y aún no heridos por la vida. Y nuevamente vió esos ojos....
"parezco loco", pensó. "realmente he pasado lo suficiente en el servicio Romano como para no estar tan débil ahora". Miró hacia arriba de nuevo. No eran ojos de niños, eran ojos omniscientes, despectivos.....Suspiró y sumó el impuesto sin calcular su comisión y le pasó la factura al padre. Ahora el niño se volvió hacia la madre y sonrió, como un bebé normal. El padre sacó una cartera vieja y contó el dinero.

Cuando se marcharon, Adrián miró por la ventana. La mujer se sentó sobre el burro con el niño, el hombre condujo al animal. "Ni siquiera he considerado enviarlos de regreso", pensó el guardia fronterizo. "están sucediendo cosas fuera de mí y no tengo control sobre ellas..." Se encogió de hombros. "Algo muy especial está sucediendo aquí, pero no sé qué, realmente no sé qué...."