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Federico García Lorca - España

Tema en 'Poetas famosos, recomendaciones de poemarios' comenzado por VAGABUNDO, 11 de Marzo de 2005. Respuestas: 32 | Visitas: 8047

  1. VAGABUNDO

    VAGABUNDO Administrador y Propietario del Portal Miembro del Equipo ADMINISTRADORA

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    Hombre
    Federico García Lorca
    (1898-1936)

    1898 El 5 de junio nace Federico García Lorca en Fuente Vaqueros,
    provincia de Granada, hijo de Federico García Rodríguez y Vicenta
    Lorca Romero. Será el mayor de cuatro hermanos: Francisco, Concha
    e Isabel.
    1908 Pasa unos meses en Almería, donde comienza sus estudios de
    bachillerato. Primeros estudios de música. 1909 se traslada con
    su familia a vivir a Granada.
    1915-1917 Estudios de Filosofía y Letras y de Derecho en la
    Universidad de Granada. Amistad con el núcleo intelectual granadino
    (Melchor Fernández Almagro, Miguel Pizarro, Manuel Ángeles Ortiz,
    Ismael G. de la Serna, Angel Barrios,...). Viajes de estudios,
    dirigidos por el Catedrático Martín Domínguez Barrueta, por
    Andalucía, Castillla y Galicia. Inicia su amistad con el compositor
    Manuel de Falla, quien fija su residencia en Granada.
    1918 Publica en Granada su primer libro Impresiones y Paisajes y
    escribe algunos poemas que aparecerán más tarde en su primer libro
    de versos, Libro de Poemas.


    1919-1924
    1919 Se instala en la Residencia de Estudiante de Madrid, donde vivirá
    hasta 1928. En estos años conocerá a Luis Buñuel, Salvador Dalí,
    José Moreno Villa, Emilio Prados, Pedro Salinas, Pepín Bello....
    1920 El estreno en el Teatro Esclava de Madrid de su obra El maleficio
    de la Mariposa supone un total fracaso. Se matricula en la Facultad
    de Filosofía y Letras. Inicia la redacción de las Suites.
    1921 Publica Libro de Poemas. En noviembre escribe la casi totalidad
    del Poema del Cante Jondo. Juan R. Jiménez incluye en su revista
    Indice poemas de Lorca.
    1922 Lee, en el Centro Artístico de Granada, su conferencia El Cante
    Jondo. Primitivo canto andaluz. 13-14 de junio: se celebra en la
    plaza de los Aljibes de la Alambra de Granada la "Fiesta-concurso
    del cante jondo". Empieza la redacción de la tragicomedia de Don
    Cristóbal y la señá Rosita.
    1923 Enero: con ocasión de la fiesta de los reyes Magos, se celebra
    en su casa una función de Títeres organizada por él y por Falla.
    Primeros dibujos. Asiste, en Madrid, al banquete en honor de Ramón
    Gómez de la Serna. En junio se licencia en Derecho por la Universidad
    de Granada. En el otoño Salvador Dalí llega a la Residencia de
    Estudiantes. Amistad con el pintor Gregorio Prieto y con Rafael
    Alberti. Juan Ramón Jiménez le visita en Granada.


    1925-1928
    1925 Termina Mariana Pineda. Primavera: Primera estancia en Cadaqués,
    en casa de la familia Dalí.
    1926 Realiza numerosas excursiones, principalmente por las Alpujarras,
    con Manuel de Falla. La familia adquiere la Huerta de San Vicente,
    en la vega granadina, donde para frecuentes temporadas. La Revista
    de Occidente publica su Oda a Salvador Dalí. Lee en el Ateneo de
    Valladolid poemas de sus libros en preparación (Suites, Canciones,
    Cante Jondo y Romancero Gitano).
    1927 Publica el libro Canciones. Segunda estancia en Cataluña. La
    compañía de Margarita Xirgu estrena Mariana Pineda en el Teatro
    Goya de Barcelona. El grupo de L´Amic de les Arts (S. Gasch, J.V.
    Foix, L. Montanya, S. Dalí,...) organiza, en las Galerías Dalmau
    de Barcelona, una exposición de sus dibujos. La compañía de
    Margarita Xirgu estrena Mariana Pineda en el Teatro Fontalba de
    Madrid. Conoce a Vicente Aleixandre. Diciembre: el Ateneo de
    Sevilla, en ocasión del Homenaje a Góngora, organiza una lectura
    de Federico García Lorca, Dámaso Alonso, Jorge Guillén, Gerardo
    Diego, Juan Chabás, José Bargamín y Rafael Alberti. Conoce a Luis
    Cernuda y Joaquín Romero Murube.
    1928 Un grupo de intelectuales granadinos, dirigidos por Federico
    García Lorca, funda la revista Gallo, de la que se publicarán dos
    números. Publica en la Revista de Occidente su primer Romancero
    Gitano. Publica, de modo parcial, la Oda al Santísimo Sacramento
    del Altar. Lee en la Residencia de estudiantes la conferencia
    Canciones de Cuna Españolas.


    1929-1932
    1929 Segunda edición de Canciones. Estreno de Mariana Pineda en
    Granada. Junio: Sale para los Estados unidos, vía París-Londres,
    en Compañía de Fernando de los Ríos, arribando a Nueva York. Se
    matricula en la Universidad de Columbia. Frecuenta teatros, cines,
    museos y se apasiona por el jazz. Veranea en Vermont, huésped de
    Philip Cummings, y luego en Catskill mountains, con Angel del Río.
    De vuelta a Nueva York se instala en el John Jay Hall de la
    Universidad de Columbia, donde permanecerá hasta enero de 1930.
    Comienza a trabajar en lo que será Poeta en Nueva York, escribe el
    guión de Viaje a la Luna y empieza El Público.
    1930 Pronuncia unas conferencias en la Universidad de Columbia y
    en el Vassr College. El torero Ignacio Sánchez Mejías y la cantante
    La Argentinita le visitan en Nueva York Invitado por la Institución
    Hispano-Cubana de Cultura marcha a La Habana, donde pronuncia varias
    conferencias y termina El Público. De vuelta a España, estrena en
    Madrid la versión breve de La Zapatera prodigiosa.
    1931 Publica algunos poemas de Poeta en Nueva York. Publica el Poema
    del Cante Jondo. Termina Así que pases cinco años. Dirige y funda
    con Eduardo Ugarte el teatro universitario ambulante La Barraca.
    Conferencia y lectura de poemas de Poeta en Nueva York en la
    Residencia de Señoritas, de Madrid.
    1932 Conferencias en Valladolid, Sevilla, Salamanca, La Coruña,
    San Sebastián y Barcelona. Escribe Bodas de Sangre. Exposición de
    dibujos en el Ateneo Popular de Huelva. Primera salida de La Barraca
    que representa obras del teatro clásico español en varios pueblos de
    la península.


    1933-1936
    1933 Estreno de Bodas de Sangre en el teatro Beatriz de Madrid, y de
    Amor de Don Perlimplín en el español. Se publica en Méjico la Oda de
    Walt Whitman.
    1933-1934 Triunfal estancia en Argentina y Uruguay. En Buenos Aires
    da conferencias y asiste a las clamorosas representaciones de Mariana
    Pineda, Bodas de Sangre y la Zapatera prodigiosa. Conoce a Pablo
    Neruda. Bodas de Sangre alcanza un gran éxito, sobrepasando las cien
    representaciones. Estancia en Montevideo donde pronuncia varias
    conferencias. Regresa a España en el mes de Mayo. Muere en la plaza
    de toros de Manzanares, Cuidad Real, su amigo el toreo Ignacio
    Sánchez Mejías. Continúan las representaciones de La Barraca. Pasa
    a limpio el original de Diván del Tamarit. Estreno triunfal de Yerma
    en Madrid por la compañía de Margarita Xirgu.
    1935 Publica el Llanto por Ignacio Sánchez Mejías. Trabaja en Doña
    Rosita la Soltera o el Lenguaje de las Flores. Estancia en Barcelona,
    donde da conferencias y asiste a las representaciones de Yerma y
    Bodas de sangre. Estrena Doña Rosita la Soltera y trabaja en los
    Sonetos. La compañía de Lola Membrives estrena La Zapatera prodigiosa
    en el teatro Coliseum de Madrid.
    1936 Publica Primeras Canciones. Concluye La Casa de Bernarda Alba,
    que no se representa hasta 1945 en Buenos Aires. participa en un
    homenaje a Luis Cernuda. 13 de julio: sale de Madrid hacia Granada.
    18 de julio. Alzamiento militar contra el Gobierno de la República.
    16 de agosto: es detenido. 19 de agosto: Federico García Lorca es
    asesinado en Víznar (Granada). Deja inédita e inconclusa una numerosa
    obra.
    -------------------------------------------------------------------------------------
    Algunos de sus poemas:

    ALBA

    Mi corazón oprimido
    siente junto a la alborada
    el dolor de sus amores
    y el sueño de las distancias.
    La luz de la aurora lleva
    semillero de nostalgias
    y la tristeza sin ojos
    de la médula del alma.
    La gran tumba de la noche
    su negro velo levanta
    para ocultar con el día
    la inmensa cumbre estrellada.

    ¡Qué haré yo sobre estos campos
    cogiendo nidos y ramas,
    rodeado de la aurora
    y llena de noche el alma!
    ¡Qué haré si tienes tus ojos
    muertos a las luces claras
    y no ha de sentir mi carne
    el calor de tus miradas!

    ¿Por qué te perdí por siempre
    en aquella tarde clara?
    Hoy mi pecho está reseco
    como una estrella apagada.

    ALMA AUSENTE

    No te conoce el toro ni la higuera,
    ni caballos ni hormigas de tu casa.
    No te conoce el niño ni la tarde
    porque te has muerto para siempre.

    No te conoce el lomo de la piedra,
    ni el rasgo negro donde te destrozas.
    No te conoce tu recuerdo mudo
    porque te has muerto para siempre.

    El otoño vendrá con caracolas,
    uva de niebla y montes agrupados,
    pero nadie querrá mirar tus ojos
    porque to has muerto para siempre.

    Porque, to has muerto para siempre
    como todos los muertos de la Tierra,
    como todos los muertos que se olvidan
    en un montón de perros apagados.

    No te conoce nadie. No. Pero yo te canto.
    Yo canto para luego tu perfil y tu gracia.
    La madurez insigne de tu conocimiento.
    Tu apetencia de muerte y el gusto de su boca.
    La tristeza que tuvo tu valiente alegría.

    Tardará mucho tiempo en nacer, si es que nace,
    un andaluz tan claro, tan rico de aventura.
    Yo canto su elegancia con palabras que gimen
    y recuerdo una brisa triste por los ollvos.
     
    #1
  2. 10deMayo

    10deMayo Poeta recién llegado

    Se incorporó:
    20 de Octubre de 2005
    Mensajes:
    65
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    0
    [center:ae0248e83d]AIRE NOCTURNO
    --Federico Garcia Lorca--


    Tengo mucho miedo
    de las hojas muertas,
    miedo de los prados
    llenos de rocío.

    Yo voy a dormirme
    si no me despiertas,
    dejaré a tu lado mi corazón frío.
    ¿Qué es eso que suena muy lejos? Amor...
    El viento en las vidrieras,
    ¡Amor mío!
    Te puse collares
    con gemas de aurora.
    ¿Por qué me abandonas en este camino?

    Si te vas muy lejos,
    mi pájaro llora
    y la verde viña
    no dará su vino.
    ¿Qué es eso que suena muy lejos? Amor...
    El viento en las vidrieras,
    ¡Amor mío!

    Tú no sabrás nunca,
    esfinge de nieve,
    lo mucho que yo
    te hubiera querido
    esas madrugadas
    cuando tanto llueve
    y en la rama seca
    se deshace el nido.
    ¿Qué es eso que suena muy lejos? Amor...
    El viento en las vidrieras,
    ¡ Amor Mío ![/center:ae0248e83d]
     
    #2
  3. Máximo Santos Dupond

    Máximo Santos Dupond Poeta veterano en el portal.

    Se incorporó:
    10 de Junio de 2007
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    19
    HERIDO DE AMOR

    Amor, amor, que está herido.

    Herido de amor huido;

    herido, muerto de amor.

    Decid a todos que ha sido

    el ruiseñor.



    Bisturí de cuatro filos,

    garganta rota y olvido.

    Cógeme la mano, amor,

    que vengo muy mal herido,

    herido de amor huido,

    herido, muerto de amor.
     
    #3
  4. sanchopanza

    sanchopanza Invitado

    SI MIS MANOS PUDIERAN DESHOJAR

    Yo pronuncio tu nombre
    en las noches oscuras,
    cuando vienen los astros
    a beber en la luna
    y duermen los ramajes
    de las frondas ocultas.
    Y yo me siento hueco
    de pasión y de música.
    Loco reloj que canta
    muertas horas antiguas.

    Yo pronuncio tu nombre,
    en esta noche oscura,
    y tu nombre me suena
    más lejano que nunca.
    Más lejano que todas las estrellas
    y más doliente que la mansa lluvia.

    ¿Te querré como entonces
    alguna vez? ¿Qué culpa
    tiene mi corazón?
    Si la niebla se esfuma,
    ¿qué otra pasión me espera?
    ¿Será tranquila y pura?
    ¡¡Si mis dedos pudieran
    deshojar a la luna!!







    Federico García Lorca
     
    #4
  5. sanchopanza

    sanchopanza Invitado

    ---------------------------II-------------------------------------


    Yo.
    Con el hueco blanquísimo de un caballo,
    crines de ceniza. Plaza pura y doblada.

    Yo.
    Mi hueco traspasado con las axilas rotas.
    Piel seca de uva neutra y amianto de madrugada.

    Toda la luz del mundo cabe dentro de un ojo.
    Canta el gallo y su canto dura más que sus alas.

    Yo.
    Con el hueco blanquísimo de un caballo. Rodeado
    de espectadores que tienen hormigas en las palabras.

    En el circo del frío sin perfil mutilado.
    Por los capiteles rotos de las mejillas desangradas.

    Yo.
    Mi hueco sin ti, ciudad, sin tus muertos que comen.
    Ecuestre por mi vida definitivamente anclada.

    Yo.
    No hay siglo nuevo ni luz reciente.
    Sólo un caballo azul y una madrugada.









    Federico García Lorca
     
    #5
  6. sanchopanza

    sanchopanza Invitado

    CUERPO PRESENTE

    La piedra es una frente donde los sueños gimen
    sin tener agua curva ni cipreses helados.
    La piedra es una espalda para llevar al tiempo
    con árboles de lágrimas y cintas y planetas.

    Yo he visto lluvias grises correr hacia las olas,
    levantando sus tiernos brazos acribillados,
    para no ser cazadas por la piedra tendida
    que desata sus miembros sin empapar la sangre.

    Porque la piedra coge simientes y nublados,
    esqueletos de alondras y lobos de penumbra;
    pero no da sonidos, ni cristales, ni fuego,
    sino plazas y plazas y otras plazas sin muros.

    Ya está sobre la piedra Ignacio el bien nacido.
    Ya se acabó; ¿qué pasa? Contemplad su figura:
    la muerte le ha cubierto de pálidos azufres
    y le ha puesto cabeza de oscuro minotauro.

    Ya se acabó. La lluvia penetra por su boca.
    El aire como loco deja su pecho hundido,
    y el Amor, empapado con lágrimas de nieve,
    se calienta en la cumbre de las ganaderías.

    ¿Qué dicen? Un silencio con hedores reposa.
    Estamos con un cuerpo presente que se esfuma,
    con una forma clara que tuvo ruiseñores
    y la vemos llénarse de agujeros sin fondo.

    ¿Quién arruga el sudario? ¡No es verdad lo que dice!
    Aquí no canta nadie, ni llora en el rincón,
    ni pica las espuelas, ni espanta la serpiente:
    aquí no quiero más que los ojos redondos
    para ver ese cuerpo sin posible descanso.

    Yo quiero ver aquí los hombres de voz dura.
    Los que doman caballos y dominan los ríos:
    los hombres que les suena el esqueleto y cantan
    con una boca llena de sol y pedernales.

    Aquí quiero yo verlos. Delante de la piedra.
    Delante de este cuerpo con las riendas quebradas.
    Yo quiero que me enseñen dónde está la salida
    para este capitán atado por la muerte.

    Yo quiero que me enseñen un llanto como un río
    que tenga dulces nieblas y profundas orillas,
    para llevar el cuerpo de Ignacio y que se pierda
    sin escuchar el doble resuello de los toros.

    Que se pierda en la plaza redonda de la luna
    que finge cuando niña doliente res inmóvil;
    que se pierda en la noche sin canto de los peces
    y en la maleza blanca del humo congelado.

    No quiero que le tapen la cara con pañuelos
    para que se acostumbre con la muerte que lleva.
    Vete, Ignacio: No sientas el caliente bramido.
    Duerme, vuela, reposa: ¡También se muere el mar!
     
    #6
  7. sanchopanza

    sanchopanza Invitado

    BALADILLA DE LOS TRES RIOS
    A Salvador Quintero

    El río Guadalquivir
    va entre naranjos y olivos
    Los dos ríos de Granada
    bajan de la nieve al trigo.

    ¡Ay, amor,
    que se fue y no vino!

    El río Guadalquivir
    tiene las barbas granates.
    Los dos ríos de Granada
    uno llanto y otro sangre.

    ¡Ay, amor,
    que se fue por el aire!

    Para los barcos de vela,
    Sevilla tiene un camino;
    por el agua de Granada
    sólo reman los suspiros.

    ¡Ay, amor,
    que se fue y no vino!

    Guadalquivir, alta torre
    y viento en los naranjales.
    Dauro y Genil, torrecillas
    muertas sobre los estanques.

    ¡Ay, amor,
    que se fue por el aire!

    ¡Quién dirá que el agua lleva
    un fuego fatuo de gritos!

    ¡Ay, amor,
    que se fue y no vino!

    Lleva azahar, lleva olivas,
    Andalucía, a tus mares.

    ¡Ay, amor,
    que se fue por el aire!




    Federico García Lorca
     
    #7
  8. sanchopanza

    sanchopanza Invitado

    NOCTURNO DEL HUECO

    Para ver que todo se ha ido,
    para ver los huecos y los vestidos,
    ¡dame tu guante de luna,
    tu otro guante perdido en la hierba,
    amor mío!

    Puede el aire arrancar los caracoles
    muertos sobre el pulmón del elefante
    y soplar los gusanos ateridos
    de las yemas de luz o las manzanas.

    Los rostros bogan impasibles
    bajo el diminuto griterío de las yerbas
    y en el rincón está el pechito de la rana
    turbio de corazón y mandolina.

    En la gran plaza desierta
    mugía la bovina cabeza recién cortada
    y eran duro cristal definitivo
    las formas que buscaban el giro de la sierpe.

    Para ver que todo se ha ido
    dame tu mudo hueco, ¡amor mío!
    Nostalgia de academia y cielo triste.
    ¡Para ver que todo se ha ido!

    Dentro de ti, amor mío, por tu carne,
    ¡qué silencio de trenes bocarriba!
    ¡cuánto brazo de momia florecido!
    ¡qué cielo sin salida, amor, qué cielo!

    Es la piedra en el agua y es la voz en la brisa
    bordes de amor que escapan de su tronco sangrante.
    Basta tocar el pulso de nuestro amor presente
    para que broten flores sobre los otros niños.

    Para ver que todo se ha ido.
    Para ver los huecos de nubes y ríos.
    Dame tus manos de laurel, amor.
    ¡Para ver que todo se ha ido!

    Ruedan los huecos puros, por mí, por ti, en el alba
    conservando las huellas de las ramas de sangre
    y algún perfil de yeso tranquilo que dibuja
    instantáneo dolor de luna apuntillada.

    Mira formas concretas que buscan su vacío.
    Perros equivocados y manzanas mordidas.
    Mira el ansia, la angustia de un triste mundo fósil
    que no encuentra el acento de su primer sollozo.

    Cuando busco en la cama los rumores del hilo
    has venido, amor mío, a cubrir mi tejado.
    El hueco de una hormiga puede llenar el aire,
    pero tú vas gimiendo sin norte por mis ojos.

    No, por mis ojos no, que ahora me enseñas
    cuatro ríos ceñidos en tu brazo,
    en la dura barraca donde la luna prisionera
    devora a un marinero delante de los niños.

    Para ver que todo se ha ido
    ¡amor inexpugnable, amor huido!
    No, no me des tu hueco,
    ¡que ya va por el aire el mío!
    ¡Ay de ti, ay de mí, de la brisa!
    Para ver que todo se ha ido.

    [​IMG]




    Federico García Lorca


     
    #8
  9. panch

    panch Invitado

    A Margarita Xirgu [1]


    Antonio Torres Heredia,
    hijo y nieto de Camborios,
    con una vara de mimbre
    va a Sevilla a ver los toros.​


    Moreno de verde luna,
    anda despacio y garboso.
    Sus empavonados bucles
    le brillan entre los ojos.
    A la mitad del camino
    cortó limones redondos,
    y los fue tirando al agua
    hasta que la puso de oro.
    Y a la mitad del camino,
    bajo las ramas de un olmo,
    guardia civil caminera
    lo llevó codo con codo.​


    El día se va despacio,
    la tarde colgada a un hombro,
    dando una larga torera
    sobre el mar y los arroyos.
    Las aceitunas aguardan
    la noche de Capricornio,
    y una corta brisa, ecuestre,
    salta los montes de plomo.
    Antonio Torres Heredia,
    hijo y nieto de Camborios,
    viene sin vara de mimbre
    entre los cinco tricornios.​


    -Antonio, ¿quién eres tú?
    Si te llamaras Camborio,
    hubieras hecho una fuente
    de sangre con cinco chorros.
    Ni tú eres hijo de nadie,
    ni legítimo Camborio.
    ¡Se acabaron los gitanos
    que iban por el monte solos!
    Están los viejos cuchillos
    tiritando bajo el polvo.​


    A las nueve de la noche
    lo llevan al calabozo,
    mientras los guardias civiles
    beben limonada todos.
    Ya las nueve de la noche
    le cierran el calabozo,
    mientras el cielo reluce
    como la grupa de un potro.​





    Federico García Lorca
     
    #9
  10. panch

    panch Invitado

    Romancero Gitano
    Romance de la Luna, Luna

    de Federico García Lorca







    La luna vino a la fragua
    Con su polisón de nardos.
    El niño la mira, mira.
    El niño la está mirando.
    En el aire conmovido
    mueve la luna sus brazos
    y enseña, lúbrica y pura,
    sus senos de duro estaño.
    -Huye luna, luna, luna.
    Si vinieran los gitanos,
    harían con tu corazón
    collares y anillos blancos.
    - Niño, déjame que baile.
    Cuando vengan los gitanos,
    te encontrarán sobre el yunque
    con los ojillos cerrados.
    -Huye luna, luna, luna,
    que ya siento sus caballos.
    -Niño, déjame, no pises
    mi blancor almidonado.

    El jinete se acercaba
    tocando el tambor del llano.
    Dentro de la fragua el niño
    tiene los ojos cerrados.

    Por el olivar venían,
    bronce y sueño, los gitanos.
    Las cabezas levantadas
    y los ojos entornados.

    ¡Cómo canta la zumaya,
    ay, como canta en el árbol!
    Por el cielo va la luna
    con un niño de la mano.

    Dentro de la fragua lloran,
    dando gritos, los gitanos.
    El aire la vela, vela.
    El aire la está velando.

     
    #10
  11. panch

    panch Invitado







    A Rafael Méndez


    En la mitad del barranco
    las navajas de Albacete,
    bellas de sangre contraria,
    relucen como los peces.
    Una dura luz de naipe
    recorta en el agrio verde
    caballos enfurecidos
    y perfiles de jinetes.
    En la copa de un olivo
    lloran dos viejas mujeres.
    El toro de la reyerta
    se sube por las paredes.
    Ángeles negros traían
    pañuelos y agua de nieve.
    Ángeles con grandes alas
    de navajas de Albacete.
    Juan Antonio el de Montilla
    rueda muerto la pendiente,
    su cuerpo lleno de lirios
    y una granada en las sienes.
    Ahora monta cruz de fuego,
    carreta de la muerte.


    El juez, con guardia civil,
    por los olivares viene.
    Sangre resbalada gime
    muda canción de serpiente.
    -Señores guardias civiles;
    aquí pasó lo de siempre.
    Han muerto cuatro romanos
    y cinco cartagineses.


    La tarde loca de higueras
    y de rumores calientes
    cae
    desmayada en los muslos
    heridos de los jinetes.
    Y ángeles negros volaban
    por el aire del poniente.
    Ángeles de largas trenzas
    y corazones de aceite.

     
    #11
  12. panch

    panch Invitado

    Romancero Gitano
    Preciosa y el aire

    de Federico García Lorca







    Su luna de pergamino
    Preciosa tocando viene
    por un anfibio sendero
    de cristales y laureles.
    El silencio sin estrellas,
    huyendo del sonsonete,
    cae donde el mar bate y canta
    su noche llena de peces.
    En los picos de la sierra
    los carabineros duermen
    guardando las blancas torres
    donde viven los ingleses.
    Y los gitanos del agua
    levantan por distraerse
    glorietas de caracoles y ramas de pino verde.


    Su luna de pergamino
    Preciosa tocando viene.
    Al verla se ha levantado
    el viento que nunca duerme.
    San Cristobalón desnudo,
    lleno de lenguas celestes,
    mira a la niña tocando
    una dulce gaita ausente.
    -Niña, deja que levante
    tu vestido para verte.
    Abre en mis dedos antiguos
    la rosa azul de tu vientre.


    Preciosa tira el pandero
    y corre sin detenerte.
    El viento-hombrón la persigue
    con una espada caliente.
    Frunce su rumor el mar.
    Los olivos palidecen.
    Cantas las flautas de umbría
    y el liso gong de la nieve.


    ¡Preciosa, corre, preciosa, Preciosa,
    que te coge el viento verde!
    ¡Preciosa, corre, Preciosa!
    ¡Míralo por donde viene!
    Sátiro de estrellas bajas
    con sus lenguas relucientes.
    Preciosa, llena de miedo,
    entre en la casa que tiene,
    más arriba de los pinos,
    el cónsul de los ingleses.
    Asustados por los gritos
    tres carabineros vienen,
    sus negras capas ceñidas
    y los gorros en las sienes.
    El inglés da a la gitana
    un vaso de tibia leche,
    y una copa de ginebra
    que Preciosa no se bebe.


    Y mientras cuenta, llorando,
    su aventura de aquella gente,
    en las tejas de pizarra
    el viento, furioso, muerde.






     
    #12
  13. panch

    panch Invitado

    Romancero Gitano
    Muerte de Antoñito el Camborio

    de Federico García Lorca







    A José Antonio Rubio Sacristán

    Voces de muerte sonaron
    cerca del Guadalquivir.
    Voces antiguas que cercan
    voz de clavel varonil.
    Les clavó sobre las botas
    mordiscos de jabalí.
    En la lucha daba saltos
    jabonados de delfín.
    Bañó con sangre enemiga
    su corbata carmesí,
    pero eran cuatro puñales
    y tuvo que sucumbir.
    Cuando las estrellas clavan
    rejones al agua gris,
    cuando los erales sueñan
    verónicas de alhelí,
    voces de muerte sonaron
    cerca del Guadalquivir.


    -Antonio Torres Heredia,
    Camborio de dura crin,
    moreno de verde luna,
    voz de clavel varonil:


    ¿Quién te ha quitado la vida
    cerca del Guadalquivir?
    -Mis cuatro primos Heredias,
    hijos de Benamejí.
    Lo que en otros no envidiaban,
    ya lo envidiaban en mí.
    Zapatos color corinto,
    medallones de marfil,
    y este cutis amasado
    con aceituna y jazmín.
    -¡Ay, Antoñito el Camborio,
    digno de una Emperatriz!
    Acuérdate de la Virgen
    porque te vas a morir.
    -¡Ay, Federico García,
    llama a la Guardia Civil!
    Ya mi talle se ha quebrado
    como caña de maíz.


    Tres golpes de sangre tuvo
    y se murió de perfil.
    Viva moneda que nunca
    se volverá a repetir.


    Un ángel marchoso pone
    su cabeza en un cojín.
    Otros de rubor cansados
    encendieron un candil.


    Y cuando los cuatros primos
    llegan a Benamejí,
    voces de muerte cesaron
    cerca del Guadalquivir.

     
    #13
  14. panch

    panch Invitado

    Romancero Gitano
    Romance Sonámbulo

    de Federico García Lorca







    Verde que te quiero verde,
    verde viento, verdes ramas.
    El barco sobre la mar
    y el caballo en la montaña.
    Con la sombra en la cintura
    ella sueña en su baranda,
    verde carne, pelo verde,
    con ojos de fría plata.
    Verde que te quiero verde.
    Bajo la luna gitana,
    las cosas la están mirando
    y ella no puede mirarlas.


    Verde que te quiero verde.
    Grandes estrellas de escarcha
    vienen con el pez de sombra
    que abre el camino del alba.
    La higuera frota su viento
    con la lija de sus ramas,
    y el monte, el gato garduño,
    eriza sus pitas agrias.
    Pero ¿quién vendrá? ¿Y por dónde...?
    Ella sigue en su baranda,
    verde carne, pelo verde,
    soñando en la mar amarga.


    -Compadre, quiero cambiar
    mi caballo por su casa,
    mi montura por su espejo,
    mi cuchillo por su manta.
    Compadre, vengo sangrando,
    desde los puertos de Cabra.
    -Si yo pudiera, mocito,
    este trato se cerraba.
    Pero yo ya no soy yo.
    ni mi casa es ya mi casa.
    -Compadre, quiero morir
    decentemente en mi cama.
    De acero, si puede ser,
    con las sábanas de holanda.
    ¿No ves la herida que tengo
    desde el pecho a la garganta?
    -Trescientas rosas morenas
    lleva tu pechera blanca.
    Tu sangre rezuma y huele
    alrededor de tu faja.
    Pero yo ya no soy yo,
    ni mi casa es ya mi casa.
    -Dejadme subir al menos
    hasta las altas barandas;
    ¡dejadme subir!, dejadme,
    hasta las verdes barandas.
    Barandales de la luna
    por donde retumba el agua.


    Ya suben los dos compadres
    hacia las altas barandas.
    Dejando un rastro de sangre.
    Dejando un rastro de lágrimas.
    Temblando en los tejados
    farolillos de hojalata.
    Mil panderos de cristal
    herían la madrugada.


    Verde que te quiero verde,
    verde viento, verde ramas.
    Los dos compadres subieron.
    El largo viento dejaba
    en la boca un raro gusto
    de hiel, de menta y de albahaca.
    ¡Compadre! ¿Dónde está, dime,
    dónde está tu niña amarga?
    ¡Cuántas veces te esperó!
    ¿Cuántas veces te esperara?,
    cara fresca, negro pelo,
    en esta verde baranda!


    Sobre el rostro del aljibe
    se mecía la gitana.
    Verde carne, pelo verde,
    con los ojos de fría plata.
    Un carámbano de luna
    la sostiene sobre el agua.
    La noche se puso íntima
    como una pequeña plaza.
    Guardias civiles, borrachos
    en la puerta golpeaban.
    Verde que te quiero verde.
    Verde viento, verdes ramas.
    El barco sobre la mar.
    Y el caballo en la montaña.

     
    #14
  15. ropittella

    ropittella Poeta veterana en el Portal

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    Mujer
    Es verdad
    ¡Ay! Qué trabajo me cuesta
    quererte como te quiero.
    Por tu amor me duele el aire
    el corazón y el sombrero.
    Quién me compraría a mi
    este cintillo que tengo
    y esta tristeza de hilo blanco
    para hacer pañuelos
    ¡Ay! Qué trabajo me cuesta
    quererte, como te quiero.
     
    #15
  16. panch

    panch Invitado







    Y que yo me la llevé al río
    creyendo que era mozuela,
    pero tenía marido.



    Fue la noche de Santiago
    y casi por compromiso.
    Se apagaron los faroles
    y se encendieron los grillos.



    En las últimas esquinas
    toqué sus pechos dormidos,
    y se me abrieron de pronto
    como ramos de jacintos.



    El almidón de su enagua
    me sonaba en el oído
    como una pieza de seda
    rasgada por diez cuchillos.



    Sin luz de plata en sus copas
    los árboles han crecido,
    y un horizonte de perros
    ladra muy lejos del río.



    Pasadas las zarzamoras,
    los juncos y los espinos,
    bajo su mata de pelo
    hice un hoyo sobre el limo.



    Yo me quite la corbata.
    Ella se quitó el vestido.
    Yo el cinturón con revólver.
    Ella sus cuatro corpiños.



    Ni nardos ni caracolas
    tienen el cutis tan fino,
    ni los cristales con luna
    relumbran con ese brillo.



    Sus muslos se me escapan
    como peces sorprendidos,
    la mitad llenos de lumbre,
    la mitad llenos de frío.



    Aquella noche corrí
    el mejor de los caminos,
    montado en potra de nácar
    sin bridas y sin estribos.



    No quiero decir, por hombre,
    las cosas que ella me dijo.
    La luz del entendimiento
    me hace ser muy comedido.



    Sucia de besos y arena,
    yo me la llevé al río.
    Con el aire se batían
    las espaldas de los lirios.



    Me porté como quien soy.
    Como un gitano legítimo.
    Le regalé un costurero
    grande, de raso pajizo,
    y no quise enamorarme
    porque teniendo marido
    me dijo que era mozuela
    cuando la llevaba al río.

     
    #16
  17. panch

    panch Invitado







    Silencio de cal y mirto.
    Malvas en las hierbas finas.
    La monja borda alhelíes
    sobre una tela pajiza.
    Vuelan en la araña gris
    siete pájaros del prisma.
    La iglesia gruñe a lo lejos
    como un oso panza arriba.
    ¡Qué bien borda! ¡Con qué gracia!
    Sobre la tela pajiza
    ella quisiera bordar
    flores de su fantasía.
    ¡Qué girasol! ¡Qué magnolia
    de lentejuelas y cintas!
    ¡Qué azafranes y qué lunas,
    en el mantel de la misa!
    Cinco toronjas se endulzan
    en la cercana cocina.
    Las cinco llagas de Cristo
    cortadas en Almería.
    Por los ojos de la monja
    galopan dos caballistas.
    Un rumor último y sordo
    le despega la camisa,
    y, al mirar nubes y montes
    en las yertas lejanías,
    se quiebra su corazón
    de azúcar y yerbaluisa.
    ¡Oh, qué llanura empinada
    con veinte soles arriba!
    !Qué ríos puestos de pie
    vislumbra su fantasía!
    Pero sigue con sus flores,
    mientras que de pie, en la brisa,
    la luz juega el ajedrez
    alto de la celosía.

     
    #17
  18. panch

    panch Invitado

    Romancero Gitano
    Romance de la pena negra

    de Federico García Lorca








    Las piquetas de los gallos
    cavan buscando la aurora,
    cuando por el monte oscuro
    baja Soledad Montoya.
    Cobre amarillo, su carne
    huele a caballo y a sombra.
    Yunques ahumados sus pechos,
    gimen canciones redondas.
    -Soledad, ¿Por quien preguntas
    sin compañía y a estas horas?
    -Pregunte por quien pregunte,
    dime: ¿a ti qué se te importa?
    Vengo a buscar lo que busco,
    mi alegría y mi persona.
    -Soledad de mis pesares,
    caballo que se desboca
    al fin encuentra la mar
    y se lo tragan las olas.
    -No me recuerdes el mar
    que la pena negra brota
    en las tierras de la aceituna
    bajo el rumor de las hojas.
    -¡Soledad, qué pena tienes!
    ¡Qué pena tan lastimosa!
    Lloras zumo de limón
    agrio de espera y de boca.
    -¡Qué pena tan grande! Corro
    mi casa como una loca,
    mis dos trenzas por el suelo,
    de la cocina a la alcoba.
    ¡Qué pena! Me estoy poniendo
    de azabache carne y roja.
    ¡Ay, mis camisas de hilo!
    ¡Ay, mis muslos de amapola!
    -Soledad, lava tu cuerpo
    con agua de alondras,
    y deja tu corazón
    en paz, Soledad Montoya.​



    Por abajo canta el río:
    volante de cielo y hojas.
    Con flores de calabaza
    la nueva luz se corona.
    ¡Oh! pena de los gitanos!
    Pena limpia y siempre sola.
    ¡Oh! pena de cauce oculto
    y madrugada remota!​
     
    #18
  19. panch

    panch Invitado







    -¿Qué es aquello que reluce
    por los altos corredores?
    -Cierra la puerta, hijo mío;
    acaban de dar las once.


    -En mis ojos, sin querer,
    relumbran cuatro faroles.
    -Será que la gente aquella
    estará fregando el cobre.


    Ajo de agónica plata
    la luna menguante pone
    cabelleras amarillas
    a las amarillas torres.


    La noche llama temblando
    al cristal de los balcones,
    perseguida por los mil
    perros que no la conocen,
    y un olor de vino y ámbar
    viene de los corredores.


    Brisas de caña mojada
    y rumor de viejas voces
    resonaban por el arco
    roto de la medianoche
    Bueyes y rosas dormían.
    Sólo por los corredores
    las cuatro luces clamaban
    con el furor de San Jorge.
    Tristes mujeres del valle
    bajaban su sangre de hombre,
    tranquila de flor cortada
    y amarga de muslo joven.
    Viejas mujeres del río
    lloraban al pie del monte
    un minuto intransitable
    de cabelleras y nombres.
    Fachadas de cal ponían
    cuadrada y blanca la noche.
    Serafines y gitanos
    tocaban acordeones.
    -Madre, cuando yo me muera,
    que se enteren los señores.
    Pon telegramas azules
    que vayan del Sur al Norte.
    Siete gritos, siete sangres,
    siete adormideras dobles
    quedaron opacas lunas
    en los oscuros salones.
    Lleno de manos cortadas
    y coronitas de flores,
    el mar de los juramentos
    resonaba no sé dónde.
    Y el cielo daba portazos
    al brusco rumor del bosque,
    mientras clamaban las luces
    en los altos corredores.

     
    #19
  20. panch

    panch Invitado

    Romancero Gitano
    Martirio de Santa Olalla

    de Federico García Lorca







    A Rafael Martínez Nadal


    I
    PANORAMA DE MÉRIDA

    Por la calle brinca y corre
    caballo de larga cola,
    mientras juegan o dormitan
    viejos soldados de Roma.
    Medio monte de Minervas
    abre sus brazos sin hojas.
    Agua en vilo redoraba
    las aristas de las rocas.
    Noche de torsos yacentes
    y estrellas de nariz rota
    aguarda grietas del alba
    para derrumbarse toda.
    De cuando en cuando sonaban
    blasfemias de cresta roja.
    Al gemir, la santa niña
    quiebra el cristal de las copas.
    La rueda afila cuchillos
    y garfios de aguda comba.
    Brama el toro de los yunques,
    y Mérida se corona
    de nardos casi despiertos
    y tallos de zarzamora.


    II
    EL MARTIRIO

    Flora desnuda se sube
    por escalerillas de agua.
    El Cónsul pide bandeja
    para los senos de Olalla.
    Un chorro de venas verdes
    le brota de la garganta.
    Su sexo tiembla enredado
    como un pájaro en las zarzas.
    Por el suelo, ya sin norma,
    brincan sus manos cortadas
    que aún pueden cruzarse
    en tenue oración decapitada.
    Por los rojos agujeros
    donde sus pechos estaban
    se ven cielos diminutos
    y arroyos de leche blanca.
    Mil arbolillos de sangre
    le cubren toda la espalda
    y oponen húmedos troncos
    al bisturí de las llamas.
    Centuriones amarillos
    de carne gris, desvelada,
    llegan al cielo sonando
    sus armaduras de plata.
    Y mientras vibra confusa
    pasión de crines y espadas,
    el Cónsul porta en bandeja
    senos ahumados de Olalla.


    III
    INFIERNO Y GLORIA


    Nieve ondulada reposa.
    Olalla pende del árbol.
    Su desnudo de carbón
    tizna los aires helados.
    Noche tirante reluce.
    Olalla muerta en el árbol.
    Tinteros de las ciudades
    vuelcan la tinta despacio.
    Negros maniquíes de sastre
    cubren la nieve del campo
    en largas filas que gimen
    su silencio mutilado.
    Nieve partida comienza
    Olalla blanca en el árbol.
    Escuadras de níquel juntan
    los picos en su costado.


    Una custodia reluce
    sobre los cielos quemados,
    entre gargantas de arroyo
    y ruiseñores en ramos.
    ¡Saltan vidrios de colores!
    Olalla blanca en lo blanco.
    Ángeles y serafines
    Dicen: Santo, Santo, Santo.

     
    #20
  21. panch

    panch Invitado

    Romancero Gitano
    Burla de don Pedro a caballo

    de Federico García Lorca







    Romance con lagunas
    A Jean Cassau


    [​IMG]

    Por una vereda
    venía don Pedro.
    ¡Ay cómo lloraba
    el caballero!
    Montado en un ágil
    caballo sin freno,
    venía en la busca
    del pan y del beso.
    Todas las ventanas
    preguntan al viento
    por el llanto oscuro
    del caballero.


    PRIMERA LAGUNA


    Bajo el agua
    siguen las palabras.
    Sobre el agua
    una luna redonda
    se baña,
    dando envidia a la otra
    ¡tan alta!
    En la orilla,
    un niño
    ve las lunas y dice:
    -¡Noche, toca los platillos!


    SIGUE

    A una ciudad lejana
    ha llegado don Pedro.
    Una ciudad de oro
    entre un bosque de cedros.
    ¿Es Belén? Por el aire
    yerbaluisa y romero.
    Brillan las azoteas
    y las nubes.
    Don Pedro
    pasa por arcos rotos.
    Dos mujeres y un viejo
    con velones de plata
    le salen al encuentro.
    Los chopos dicen: No.
    Y el ruiseñor: Veremos.


    SEGUNDA LAGUNA

    Bajo el agua
    siguen las palabras.
    Sobre el peinado del agua
    un círculo de pájaros y
    llamas.
    Y por los cañaverales,
    testigos que conocen lo
    que falta. Sueño concreto y
    sin norte
    de madera de guitarra.


    SIGUE

    Por el camino llano
    dos mujeres y un viejo
    con velones de plata
    van al cementerio.
    Entre los azafranes
    han encontrado muerto
    el sombrío caballo
    de don Pedro.
    Voz secreta
    de tarde
    balada por el cielo.
    Unicornio de ausencia
    rompe en cristal
    su cuerno.
    La gran ciudad lejana
    está ardiendo,
    y un hombre va llorando
    tierras adentro.
    Al Norte hay una estrella.
    Al Sur un marinero.


    ÚLTIMA LAGUNA
    Bajo el agua
    están las palabras.
    Limo de voces perdidas.
    Sobre la flor enfriada
    está don Pedro olvidado
    ¡ay! jugando con las ramas.

     
    #21
  22. panch

    panch Invitado

    Romancero Gitano
    San Rafael (Córdoba)

    de Federico García Lorca







    A Juan Izquierdo Croselles


    Coches cerrados llegaban
    a las orillas de juncos
    donde las ondas alisan
    romano torso desnudo.
    Coches que el Guadalquivir
    tiende en su cristal maduro,
    entre láminas de flores
    y resonancias de nublos.
    Los niños tejen y cantan
    el desengaño del mundo,
    cerca de los viejos coches
    perdidos en el nocturno.
    Pero Córdoba no tiembla
    bajo el misterio confuso,
    pues si la sombra levanta
    la arquitectura del humo,
    un pie de mármol afirma
    su casto fulgor enjuto.
    Pétalos de lata débil
    recaman los grises puros
    de la brisa, desplegada
    sobre los arcos de triunfo.
    Y mientras el puente sopla
    diez rumores de Neptuno,
    vendedores de tabaco
    huyen por el roto muro.


    Un solo pez en el agua
    que a las dos Córdobas junta:
    blanca Córdoba de juncos.
    Córdoba de arquitectura.
    Niños de cara impasible
    en la orilla se desnudan,
    aprendices de Tobías
    y Merlines de cintura,
    para fastidiar al pez
    en irónica pregunta
    si quiere flores de vino
    o saltos de media luna.
    Pero el pez,
    que dora el agua
    y los mármoles enluta,
    les da lección y equilibrio
    de solitaria columna.
    El Arcángel aljamiado
    de lentejuelas oscuras,
    en el mitin de las ondas
    buscaba rumor y cuna.


    Un solo pez en el agua.
    Dos Córdobas de hermosura.
    Córdoba quebrada en chorros.
    Celeste Córdoba enjuta.

     
    #22
  23. panch

    panch Invitado

    Romancero Gitano
    Romance de la Guardia Civil Española

    de Federico García Lorca







    A Juan Guerrero
    Cónsul general de la Poesía



    Los caballos negros son.
    Las herraduras son negras.
    Sobre las capas relucen
    manchas de tinta y de cera.
    Tienen, por eso no lloran,
    de plomo las calaveras.
    Con el alma de charol
    vienen por la carretera.
    Jorobados y nocturnos,
    por donde animan ordenan
    silencios de goma oscura
    y miedos de fina arena.
    Pasan, si quieren pasar,
    y ocultan en la cabeza
    una vaga astronomía
    de pistolas inconcretas.


    ¡Oh ciudad de los gitanos!
    En las esquinas, banderas.
    La luna y la calabaza
    con las guindas en conserva.
    ¡Oh ciudad de los gitanos!
    ¿Quién te vio y no te recuerda?
    Ciudad de dolor y almizcle,
    con las torres de canela.


    Cuando llegaba la noche,
    noche que noche nochera,
    los gitanos en sus fraguas
    forjaban soles y flechas.
    Un caballo malherido
    llamaba a todas las puertas.
    Gallos de vidrio cantaban
    por Jerez de la Frontera.
    El viento vuelve desnudo
    la esquina de la sorpresa,
    en la noche platinoche,
    noche que noche nochera.


    La Virgen y San José
    perdieron sus castañuelas,
    y buscan a los gitanos
    para ver si las encuentran.
    La Virgen viene vestida
    con un traje de alcaldesa,
    de papel de chocolate
    con los collares de almendras.
    San José mueve los brazos
    bajo una capa de seda.
    Detrás va Pedro Domecq
    con tres sultanes de Persia.
    La media luna soñaba
    un éxtasis de cigüeña.
    Estandartes y faroles
    invaden las azoteas.
    Por los espejos sollozan
    bailarinas sin caderas.
    Agua y sombra, sombra y agua
    por Jerez de la Frontera.


    ¡Oh, ciudad de los gitanos!
    En las esquinas, banderas.
    Apaga tus verdes luces
    que viene la benemérita.
    ¡Oh ciudad de los gitanos!
    ¿Quién te vio y no te recuerda?
    Dejadla lejos del mar,
    sin peines para sus crenchas.


    Avanzan de dos en fondo
    a la ciudad de la fiesta.
    Un rumor de siemprevivas
    invade las cartucheras.
    Avanzan de dos en fondo.
    Doble nocturno de tela.
    El cielo se les antoja
    una vitrina de espuelas.


    La ciudad, libre de miedo,
    multiplicaba sus puertas.
    Cuarenta guardias civiles
    entran a saco por ellas.
    Los relojes se pararon,
    y el coñac de las botellas
    se disfrazó de noviembre
    para no infundir sospechas.


    Un vuelo de gritos largos
    se levantó en las veletas.
    Los sables cortan las brisas
    que los cascos atropellan.
    Por las calles de penumbra
    huyen las gitanas viejas
    con los caballos dormidos
    y las orzas de monedas.
    Por las calles empinadas
    suben las capas siniestras,
    dejando detrás fugaces
    remolinos de tijeras.


    En el portal de Belén
    los gitanos se congregan.
    San José, lleno de heridas,
    amortaja a una doncella.
    Tercos fusiles agudos
    por toda la noche suenan.
    La Virgen cura a los niños
    con salivilla de estrella.
    Pero la Guardia Civil
    avanza sembrando hogueras,
    donde joven y desnuda
    la imaginación se quema.
    Rosa la de los Camborios
    gime sentada en su puerta
    con sus dos pechos cortados
    puestos en una bandeja.
    Y otras muchachas corrían
    perseguidas por sus trenzas.
    en un aire donde estallan
    rosas de pólvora negra.
    Cuando todos los tejados
    eran surcos en la tierra,
    el alba meció sus hombros
    en largo perfil de piedra.


    ¡Oh, ciudad de los gitanos!
    La Guardia Civil se aleja
    por un túnel de silencio
    mientras las llamas te cercan.


    ¡Oh, ciudad de los gitanos!
    ¿Quién te vio y no te recuerda?
    Que te busquen en mi frente.
    Juego de luna y arena.

     
    #23
  24. panch

    panch Invitado







    Para Alfonso García-Valdecasas [1]



    La luna gira en el cielo
    sobre las sierras sin agua
    mientras el verano siembra
    rumores de tigre y llama.
    Por encima de los techos
    nervios de metal sonaban.
    Aire rizado venía
    con los balidos de lana.
    La sierra se ofrece llena
    de heridas cicatrizadas,
    o estremecida de agudos
    cauterios de luces blancas.


    Thamar estaba soñando
    pájaros en su garganta
    al son de panderos fríos
    y cítaras enlunadas.
    Su desnudo en el alero,
    agudo norte de palma,
    pide copos a su vientre
    y granizo a sus espaldas.
    Thamar estaba cantando
    desnuda por la terraza.
    Alrededor de sus pies,
    cinco palomas heladas.
    Amnón, delgado y concreto,
    en la torre la miraba,
    llenas las ingles de espuma
    y oscilaciones la barba.
    Su desnudo iluminado
    se tendía en la terraza,
    con un rumor entre dientes
    de flecha recién clavada.
    Amnón estaba mirando
    la luna redonda y baja,
    y vio en la luna los pechos
    durísimos de su hermana.


    Amnón a las tres y media
    se tendió sobre la cama.
    Toda la alcoba sufría
    con sus ojos llenos de alas.
    La luz, maciza, sepulta
    pueblos en la arena parda,
    o descubre transitorio
    coral de rosas y dalias.
    Linfa de pozo oprimida
    brota silencio en las jarras.
    En el musgo de los troncos
    la cobra tendida canta.
    Amnón gime por la tela
    fresquísima de la cama.
    Yedra del escalofrío
    cubre su carne quemada.
    Thamar entró silenciosa
    en la alcoba silenciada,
    color de vena y Danubio,
    turbia de huellas lejanas.
    Thamar, bórrame los ojos
    con tu fija madrugada.
    Mis hilos de sangre tejen
    volantes sobre tu falda.
    Déjame tranquila, hermano.
    Son tus besos en mi espalda
    avispas y vientecillos
    en doble enjambre de flautas.
    Thamar, en tus pechos altos
    hay dos peces que me llaman,
    y en las yemas de tus dedos
    rumor de rosa encerrada.


    Los cien caballos del rey
    en el patio relinchaban.
    Sol en cubos resistía
    la delgadez de la parra.
    Ya la coge del cabello,
    ya la camisa le rasga.
    Corales tibios dibujan
    arroyos en rubio mapa.


    Oh!, qué gritos se sentían
    por encima de las casas!
    Qué espesura de puñales
    y túnicas desgarradas.
    Por las escaleras tristes
    esclavos suben y bajan.
    Émbolos y muslos juegan
    bajo las nubes paradas.
    Alrededor de Thamar
    gritan vírgenes gitanas
    y otras recogen las gotas
    de su flor martirizada.
    Paños blancos enrojecen
    en las alcobas cerradas.
    Rumores de tibia aurora
    pámpanos y peces cambian.


    Violador enfurecido,
    Amnón huye con su jaca.
    Negros le dirigen flechas
    en los muros y atalayas.
    Y cuando los cuatro cascos
    eran cuatro resonancias,
    David con unas tijeras cortó
    las cuerdas del arpa.



     
    #24
  25. panch

    panch Invitado

    Romancero Gitano
    Romance del emplazado

    de Federico García Lorca







    Para Emilio Aladrén


    ¡Mi soledad sin descanso!
    Ojos chicos de mi cuerpo
    y grandes de mi caballo,
    no se cierran por la noche
    ni miran al otro lado,
    donde se aleja tranquilo
    un sueño de trece barcos.
    Sino que, limpios y duros
    escuderos desvelados,
    mis ojos miran un norte
    de metales y peñascos,
    donde mi cuerpo sin venas
    consulta naipes helados.


    Los densos bueyes del agua
    embisten a los muchachos
    que se bañan en las lunas
    de sus cuernos ondulados.
    Y los martillos cantaban
    sobre los yunques sonámbulos
    el insomnio del jinete
    y el insomnio del caballo.


    El veinticinco de junio
    le dijeron a el Amargo:
    -Ya puedes cortar, si gustas,
    las adelfas de tu patio.
    Pinta una cruz en la puerta
    y pon tu nombre debajo,
    porque cicutas y ortigas
    nacerán en tu costado
    y agujas de cal mojada
    te morderán los zapatos.
    Será de noche, en lo oscuro,
    por los montes imantados,
    donde los bueyes del agua
    beben los juncos soñando.
    Pide luces y campanas.
    Aprende a cruzar las manos
    y gusta los aires fríos
    de metales y peñascos.
    Porque dentro de dos meses
    yacerás amortajado.


    Espadón de nebulosa
    mueve en el aire Santiago.
    Grave silencio, de espalda,
    manaba el cielo combado.


    El veinticinco de junio
    abrió sus ojos Amargo,
    y el veinticinco de agosto
    se tendió para cerrarlos.
    Hombres bajaban la calle
    para ver al emplazado,
    que fijaba sobre el muro
    su soledad con descanso.
    Y la sábana impecable,
    de duro acento romano,
    daba equilibrio a la muerte
    con las rectas de sus paños.

     
    #25
  26. ludmila

    ludmila Poeta veterano en el portal

    Se incorporó:
    20 de Junio de 2009
    Mensajes:
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    Me gusta recibidos:
    3.130
    Género:
    Mujer
    Muchas gracias por esta biografía, es un lujo.
     
    #26
  27. sanchopanza

    sanchopanza Invitado

    NOCTURNOS DE LA VENTANA
    A LA MEMORIA DE JOSÉ DE CIRIA Y ESCALANTE. POETA​


    1
    Alta va la luna.
    Bajo corre el viento. ​

    (Mis largas miradas,
    exploran el cielo.) ​

    Luna sobre el agua.
    Luna bajo el viento. ​

    (Mis cortas miradas,
    exploran el suelo.) ​

    Las voces de dos niñas
    venían. Sin esfuerzo,
    de la luna del agua,
    me fui a la del cielo. ​

    2
    Un brazo de la noche
    entra por mi ventana.
    Un gran brazo moreno
    con pulseras de agua. ​

    Sobre un cristal azul
    jugaba al río mi alma.
    Los instantes heridos
    por el reloj... pasaban.
    3
    Asomo la cabeza
    por mi ventana, y veo
    cómo quiere cortarla
    la cuchilla del viento. ​

    En esta guillotina
    invisible, yo he puesto
    la cabeza sin ojos
    de todos mis deseos. ​

    Y un olor de limón
    llenó el instante inmenso,
    mientras se convertía
    en flor de gasa el viento.
    4
    Al estanque se le ha muerto
    hoy una niña de agua.
    Está fuera del estanque,
    sobre el suelo amortajada. ​

    De la cabeza a sus muslos
    un pez la cruza, llamándola.
    El viento le dice "niña",
    mas no puede despertarla. ​

    El estanque tiene suelta
    su cabellera de algas
    y al aire sus grises tetas
    estremecidas de ranas. ​

    Dios te salve. Rezaremos
    a Nuestra Señora de Agua
    por la niña del estanque
    muerta bajo las manzanas. ​

    Yo luego pondré a su lado
    dos pequeñas calabazas
    para que se tenga a flote,
    ¡ay!, sobre la mar salada.​




    Federico García Lorca​
     
    #27
  28. sanchopanza

    sanchopanza Invitado

    PAISAJE CON DOS TUMBAS Y UN PERRO ASIRIO

    Amigo,
    levántate para que oigas aullar
    al perro asirio.
    Las tres ninfas del cáncer han estado bailando,
    hijo mío.
    Trajeron unas montañas de lacre rojo
    y unas sábanas duras donde estaba el cáncer dormido.
    El caballo tenía un ojo en el cuello
    y la luna estaba en un cielo tan frío
    que tuvo que desgarrarse su monte de Venus
    y ahogar en sangre y ceniza los cementerios antiguos.


    Amigo,
    despierta, que los montes todavía no respiran
    y las hierbas de mí corazón están en otro sitio.
    No importa que estés lleno de agua de mar.
    Yo amé mucho tiempo a un niño
    que tenía una plumilla en la lengua
    y vivimos cien años dentro de un cuchillo.
    Despierta. Calla. Escucha. Incorpórate un poco.
    El aullido
    es una larga lengua morada que deja
    hormigas de espanto y licor de lirios.
    Ya vienen hacia la roca. ¡No alargues tus raíces!
    Se acerca. Gime. No solloces en sueños, amigo. ¡Amigo!
    Levántate para que oigas aullar
    al perro asirio.
    [​IMG] Federico García Lorca, 1929-1930
     
    #28
    A Évano le gusta esto.
  29. sanchopanza

    sanchopanza Invitado

    [SIZE=+2]El jardín de las morenas[/SIZE][SIZE=+2](Fragmentos)[/SIZE]

    [SIZE=+2]Pórtico[/SIZE]


    El agua
    toca su tambor
    de plata.

    Los árboles
    tejen el viento
    y las rosas lo tiñen
    de perfume.

    Una araña
    inmensa
    hace a la luna
    estrella.


    ...oooOOOooo...


    [SIZE=+2]Acacia[/SIZE]


    ¿Quién segó el tallo
    de la luna?
    (Nos dejó raíces
    de agua.)
    ¡Qué fácil nos sería cortar las flores
    de la eterna acacia!


    ...oooOOOooo...


    [SIZE=+2]Encuentro[/SIZE]


    María del Reposo,
    te vuelvo a encontrar
    junto a la fuentefría
    del limonar.
    ¡Viva la rosa en su rosal!

    María del Reposo,
    te vuelvo a encontrar,
    los cabellos de niebla
    y ojos de cristal.
    ¡Viva la rosa en su rosal!

    María del Reposo,
    te vuelvo a encontrar.
    Aquel guante de luna que olvide,
    ¿dónde está?
    ¡Viva la rosa en su rosal!


    ...oooOOOooo...


    [SIZE=+2]Limonar[/SIZE]


    Limonar.
    Momento
    de mi sueño.

    Limonar.
    Nido
    de senos
    amarillos.

    Limonar.
    Senos donde maman
    las brisas del mar

    Limonar.
    Naranjal desfallecido,
    naranjal moribundo,
    naranjal sin sangre.

    Limonar.
    Tú viste mi amor roto
    por el hacha de un gesto.

    Limonar,
    mi amor niño, mi amor
    sin báculo y sin rosa.

    Limonar.


    ...oooOOOooo...



    Federico García Lorca
     
    #29
    Última modificación por un moderador: 22 de Enero de 2011
  30. sanchopanza

    sanchopanza Invitado

    [SIZE=+2]Suite del agua.[/SIZE]

    [SIZE=+2]País[/SIZE]


    En el agua negra,
    árboles yacentes,
    margaritas
    y amapolas.

    Por el camino muerto
    van tres bueyes.

    Por el aire,
    el ruiseñor,
    corazón del árbol


    ...oooOOOooo...


    [SIZE=+2]Temblor[/SIZE]


    En mi memoria tendría
    con un recuerdo de plata,
    piedra de rocío.

    En el campo sin monte
    una laguna clara,
    manantial apagado.


    ...oooOOOooo...


    [SIZE=+2]Curva[/SIZE]

    Con un lirio en la mano
    te dejo.
    ¡Amor de mi noche!
    Y viudita de mi astro
    te encuentro.

    ¡Domador de sombrías
    mariposas!
    Sigo por mi camino.
    Al cabo de mil años
    me verás.
    ¡Amor de mi noche!

    Por la vereda azul,
    domador de sombrías
    estrellas
    seguiré mi camino.

    Hasta que el Universo
    quepa en mi corazón.


    ...oooOOOooo...


    [SIZE=+2]Colmena[/SIZE]

    ¡Vivimos en celdas
    de cristal,
    en colmena de aire!
    Nos besamos a través
    de cristal.
    ¡Maravillosa cárcel,
    cuya puerta
    es la luna!


    ...oooOOOooo...


    [SIZE=+2]Norte[/SIZE]

    Las estrellas frías
    sobre los caminos.

    Hay quien va y quien viene
    por selvas de humo.
    Las cabañas suspiran
    bajo la aurora perpetua.

    En el golpe
    del hacha
    valles y bosques tienen
    un temblor de cisterna.
    ¡En el golpe
    del hacha!


    ...oooOOOooo...


    [SIZE=+2]Sur[/SIZE]

    Sur,
    espejismo,
    reflejo.

    Da lo mismo decir
    estrella que naranja,
    cauce que cielo.

    ¡Oh la flecha,
    la flecha!
    El Sur
    es eso:
    una flecha de oro,
    sin blanco, sobre el viento.


    ...oooOOOooo...


    [SIZE=+2]Este[/SIZE]

    Escala de aroma
    que baja
    al Sur
    (por grandes conjuntos)
    .

    ...oooOOOooo...


    [SIZE=+2]Oeste[/SIZE]

    Escala de luna
    que asciende
    al Norte
    (cromática).


    ...oooOOOooo...



    Federico García Lorca
     
    #30

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