Fin de año.

Estamos aquí fin de año,

y se cierra este ciclo,

doce meses que pasaron,

en lo que parece un suspiro.


El viento en la madrugada,

viene haciéndose intenso,

parece que las casa hablan,

y guardan algunos secretos.


Quedan entre pared y pared,

voces de niños y sonrisas traviesas,

imágenes que solo se dejan ver,

en un plano especial de conciencia.


Vamos mudando la piel,

dejando esencia emocional,

por aquella o por aquel,

que ahí les hizo suspirar.


Y al amanecer las calles,

asemejan un campo de batalla,

cientos de envolturas ilegales,

vidrios de botellas que estallan.


La pólvora y el alcohol,

siendo los protagonistas,

con música y distorsión,

improvisado teatro de revista.


Conduciendo por horas,

para llegar a este lugar,

donde sentidos afloran,

y el corazón llama hogar.


Cada cual con su peculiar latir,

deseando sentir algo diferente,

sabemos toda materia tiene un fin,

pero las memorias vivirán para siempre.

 

Aplaudo tu poema Mike, es un detallado recorrido que todos hacemos por estas fechas y que tu muy bien has desglosado en tus versos, muy certero cierre "cada cual con su peculiar latir" y "las memorias vivirán para siempre"
Un abrazo ¡Feliz 2017!

 

No tenemos tan buena memoria como pensamos.
De hecho, si somos humildes, nos daremos cuenta de que seguimos siendo bebés.
Lo que pasa es que cuanto más humilde se es, más conciencia se tiene.
Y la voz de la conciencia es como el honor.
Porque el honor es la conciencia externa, y la conciencia, el honor interno.
Según el filósofo alemán Arthur Schopenhauer.
O sea que, de tan humilde, te haces honorable. Y sabes que eres un bebé de 45 años, por ejemplo.